Zona tensionada en el debate abertzale

Sin embargo, desde EH Bildu se niega la mayor y se sostiene que la maniobra del PNV de airear una supuesta agresión al autogobierno constituye una mera excusa para tapar sus propias contradicciones y para esconder sus carencias y su alineamiento con las posiciones más conservadoras en relación con la decisión de 'topar' los alquileres en las zonas tensionadas en los grandes municipios en los que el coste del alquiler o de la hipoteca supera el 30% de los ingresos. El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, inicia mañana un viaje a Irlanda del Norte para entrevistarse con la nueva primera ministra, Michelle O'Neill, del Sinn Féinn. En la agenda, el problema de la vivienda. Los independentistas quieren convertirlo en la 'estrella' de la campaña y eso descoloca el guion clásico.

La polémica ha trastocado la precampaña vasca y ha situado en el mismo frente a EH Bildu y al PSE. ¿Es el experimento de la alianza que viene? No de lo que está previsto en el corto ni en el medio plazo. Los socialistas descartan cualquier entendimiento «de gobierno» con la izquierda independentista y EH Bildu tiene perfectamente asumido que si los números les dan, la coalición PNV-PSE volverá a repetirse. Sin embargo, la coincidencia en esta materia y en otros temas sociales ofrece una relación de fuerzas que los jeltzales también van a tener que gestionar para no verse en minoría en votaciones sensibles. El imaginario derecha-izquierda ha entrado en la habitación.

El PNV se opone a que esa imagen ideológica convencional en Europa, con todos sus matices, hasta ahora se afiance en Euskadi e insiste en que se trata de defender el autogobierno. La línea divisoria es esa, recalcan. Para los jeltzales, EH Bildu se ha quitado la careta y ha asumido sin más la misma posición 'centralista' que el Ejecutivo PSOE-Sumar en una renuncia a la ideología abertzale y en una muestra de que el perfil izquierdista ha ganado al final la disputa porque el objetivo final de EH Bildu pasa por conquistar a los electores a la izquierda del PSE que se encuentran desconcertados por el divorcio entre Sumar y Podemos. Desde EH Bildu se cree que el PNV se ha equivocado de plano porque el tema de la vivienda afecta a todos, de forma transversal, también a sus electores «o a los hijos de los mismos». El debate acaba de comenzar y ha alterado el paradigma político vasco. Durante años, la dicotomía giraba en torno al eje identitario nacionalistas-no nacionalistas. Pero la sociedad está cambiando y la variable social –Osakidetza y vivienda, entre los mayores preocupaciones de los vascos, según las encuestas– está transformando el paisaje al que estábamos acostumbrados. Con sus tópicos y sus etiquetas. Euskadi ya no es tan diferente.

La precampaña se ha visto también alterada esta semana por el cierre del acuerdo para el traspaso de las tres transferencias pendientes que el PNV había situado en el marco de su acuerdo de investidura con Pedro Sánchez: ferrocarriles de cercanías, homologación de títulos universitarios de extranjeros y políticas de acogida para inmigrantes. El compromiso ha insuflado un importante balón oxígeno a la vía del entendimiento entre nacionalistas y socialistas.

La mayoría de los partidos consultados opinan que en Euskadi prevalecerá la agenda vasca sobre el ruido de la política española, que ha subido decibelios con el caso Koldo. El criterio dominante es que si alguien puede rentabilizar el asunto de la corrupción en España es el nacionalismo en su conjunto, más allá de que el PSE intentará blindarse ante los efectos que pueda implicar el desgaste a Pedro Sánchez por parte del PP y de que en el País Vasco la retórica hiperbólica de los conservadores no goza de una buena imagen histórica. Las últimas elecciones, en plena pandemia del Covid, dejaron una participación del 51%. La pelea se librará en las aguas de la abstención.