Gorrotxategi y Garrido aplauden a los simpatizantes de Elkarrekin Podemos reunidos ayer en el Itsasmuseum de Bilbao Ainhoa Gorriz

Podemos se desploma y pierde casi la mitad de sus parlamentarios

La alianza de izquierdas es la formación que más representantes resta y se queda con seis, únicamente por delante de PP+Cs y de Vox

Lunes, 13 de julio 2020, 08:08

Ni en sus peores pesadillas Podemos Ezker-Anitza había imaginado un derrumbe semejante. La noche comenzó aciaga y la evolución del recuento solo confirmó los ... malos augurios, el desplome electoral de la alianza de izquierdas. La formación de Miren Gorrotxategi obtuvo seis escaños, cinco menos que en las elecciones de 2016, y pasa a ser la cuarta fuerza política en el Parlamento Vasco después de que PSE-EE le adelante. Únicamente supera al PP+Cs, que en algunos momentos del recuento llegó a igualarle en número de representantes, y a Vox.

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Los intentos de Gorrotxategi por trasladar que su formación estaba lista para gobernar y seguir los pasos de Unidas Podemos en el Ejecutivo central no han conseguido calar en el electorado vasco, que sigue sin ver claro la apuesta por el tripartito propuesto por los morados con EH Bildu y PSE-EE, y que tanto soberanistas como socialistas rechazan. Pese a las reticencias de unos y otros por explorar un acuerdo en ese sentido, conformar un Gobierno de izquierdas es el único consuelo al que se agarran en la formación morada. «El tripartito es posible, ojalá», aseguró la coordinadora autonómica, Pilar Garrido, en el Itsasmuseum de Bilbao desde donde los dirigentes de la entente siguieron el escrutinio de los votos.

Durante la campaña, Gorrotxategi ha tratado de capitalizar la presencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo de coalición y ha presentado como un aval algunas de las medidas impulsadas para hacer frente a la crisis de la Covid-19, pero los datos son inapelables. La fuerza progresista recabó el 8,03% de los votos frente al 14,86% de hace cuatro años, (71.759 papeletas contra las 157.334 de entonces), perdiendo dos representes por Bizkaia, otros dos por Álava y uno por Gipuzkoa. Los seis que ha logrado se reparten a partes iguales por los tres territorios.

Hasta ahora, el País Vasco se había confirmado como uno de los feudos más estables y fuertes de Pablo Iglesias, pero el resultado de ayer confirma la tendencia a la baja -excepto el ligero repunte de 2019- de la coalición en esta comunidad, donde tocó el cielo en las generales de 2015 y 2016 al convertirse en la fuerza más votada con más de 300.000 sufragios y porcentajes cercanos al 30%. Respecto a los comicios autonómicos anteriores, es en Álava donde el traspié ha sido mayor al perder 8,13 puntos, por los 7,26 de Bizkaia y los 7,15 de Gipuzkoa.

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Sea como fuere, Gorrotxategi tendrá que marcar la hoja de ruta a seguir por la entente en la Cámara vasca los próximos cuatro años, y decidir si mantiene la oposición firme que realizó en el Parlamento de Vitoria al Gobierno de Iñigo Urkullu durante los tres primeros años de la legislatura pasada o está dispuesta a pactar como cuando el pasado otoño facilitó la aprobación de los Presupuestos para 2020.

Una medida contestada internamente por el sector que encabezan la dirigente vizcaína y Garrido, al considerar que había que haber «apretado más al PNV». Las dos dirigentes afines a Iglesias, que han asumido las riendas del partido después de que la victoria de Gorrotxategi en las primarias de febrero provocase la dimisión en bloque de la dirección anterior que encabezaba Lander Martínez, tendrán que capitanear el futuro morado después de que su primera apuesta electoral se haya dado un batacazo sin paliativos.

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«La abstención nos ha perjudicado claramente», justifican en la alianza

Los dirigentes de Elkarrekin Podemos-Ezker Anitza fueron los últimos en comparecer para valorar los resultados de las elecciones autonómicas. La procesión iba por dentro y las mascarillas no podían disimular la decepción en sus rostros.

La coordinadora autonómica, Pilar Garrido, Pilar Garrido, afirmó que los resultados «no son buenos» para la alianza de izquierdas. A su juicio, la alta abstención -rozó el 50%, la mayor de la democracia- «claramente» les ha «perjudicado». También hizo una reflexión autocrítica. «No somos políticas convencionales y no vamos a echar balones fuera» señaló.

La líder de Podemos en Euskadi recalcó «haber estado a la altura del comportamiento político» que de ellos esperaban los vascos y que «no se han equivocado de bando» al defender sus propuestas. «Bien desde la oposición -aseveró Garrido- o desde el tripartito que es posible, ojalá, defenderemos nuestras políticas, las del interés de las mayorías sociales que exigen poner en el centro la vida de las personas»

La diputada consideró que «no haber conseguido todavía crear una organización fuerte, estable, unida y arraigada en pueblos y ciudades» les ha podido «pasar factura» ante los votantes y se comprometió a crear una «cohesionada».

La intervención de la candidata a lehendakari, Miren Gorrotxategi, fue mucho más breve y escueta. Apenas dedicó cuatro minutos en euskera y castellano para señalar que «tenemos por delante cuatro años para trabajar duro, intenso y con mucha ilusión. Hay energía de sobra para afrontar los retos y dar lo mejor de nosotros mismos».

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