«La sustitución de los combustibles fósiles por otras fuentes energéticas alternativas es imparable»
«El entramado tecnoindustrial existente en el Corredor Vasco del Hidrógeno situará a Euskadi como un referente en Europa»
Los combustibles fósiles estarán presentes en nuestras vidas todavía durante un tiempo, pero su sustitución por energías alternativas, como el hidrógeno verde o las baterías ... eléctricas, será imparable gracias al impulso que se recibe desde la UE. Este es el pronóstico de Fernando Espiga, responsable de transición energética de Tecnalia, quien participó el pasado martes en el ciclo sobre el hidrógeno organizado por Adegi. Espiga afirma que el entramado tecnoindustrial vasco, con Petronor como empresa tractora, situará a Euskadi como un referente europeo en la descarbonización.
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– Hidrógeno, movilidad eléctrica, renovables, combustibles sintéticos... Vivimos una etapa de frenesí en torno a la energía, ¿por qué?
– El hidrógeno ya levantó interés en los años setenta del pasado siglo, provocado por las crisis del petróleo. Luego, en la década del 2000 se habló mucho de la economía que podría surgir alrededor de esta fuente energética y de hecho en Tecnalia se desarrolló una intensa actividad. En la siguiente década se perdió el interés, para renacer hace dos años. Estamos viviendo una ola con una cantidad tremenda de proyectos. El factor clave ha sido el compromiso de la UE de lograr la descarbonización para 2050, un objetivo que no se puede cumplir solo con las renovables.
– ¿Se dispone de suficiente energía solar y eólica como para sustentar la expansión de la producción de hidrógeno verde?
– Todavía no, pero el coste de la energía eléctrica renovable se ha reducido notablemente. En el caso de la fotovoltaica, hasta un 90% en los últimos diez años. En consecuencia, a medio plazo produciremos hidrógeno verde a precios competitivos. Sustituir el hidrógeno gris utilizado en la industria implica incorporar al sistema una capacidad de generación solar y eólica equivalente a la ya existente ahora en Europa.
– Tecnalia ha desarrollado H2CAR, un prototipo de vehículo de hidrógeno. ¿En qué plazo se saltará de los ensayos a la producción masiva?
– Ya hay vehículos pequeños en el mercado, como los de Toyota, pero son muy caros y en consecuencia el despliegue es muy limitado. Para este tipo de coches la tecnología más desarrollada es la del motor eléctrico con batería. El hidrógeno será una alternativa óptima para autobuses, camiones, barcos y aviones.
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– Sin embargo, la inmensa mayoría de los vehículos siguen siendo de gasolina y gasoil. ¿Se está vendiendo la piel antes que cazar el oso?
– Es como la pescadilla que se muerde la cola. Veremos un despliegue masivo del eléctrico cuando baje su precio pero, para ello, es necesario que se incremente la demanda. Resulta obligado romper este bucle. Creo que ya lo estamos viendo y el escenario más previsible es que en un plazo de tres años haya eléctricos con el mismo o inferior coste que los de combustión. En ese momento el despliegue se acelerará enormemente, algo que ya ha ocurrido en países como Noruega, donde más de la mitad de los coches que se venden son eléctricos.
– Pero el despliegue requiere de una red de electrolineras ahora testimonial...
– Efectivamente, pero ya estamos viendo anuncios constantes de proyectos para la puesta en marcha de redes de recarga. Por tanto, cabe esperar que en poco tiempo esta carencia deje de ser un problema.
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– ¿Podemos decir que estamos en la fase final de un mundo movido por los combustibles fósiles y que alumbra uno nuevo?
– Al motor de combustión interna le quedan por lo menos veinte años de vida. No obstante, es cierto que estamos claramente encarrilados en la sustitución de los combustibles fósiles por alternativas renovables, como los vehículos eléctricos con baterías o los de hidrógeno. En la industria también se irá produciendo poco a poco esta sustitución. El proceso es imparable.
– ¿Tecnalia ha incrementado la colaboración con empresas interesadas en sustituir sus fuentes energéticas convencionales por otras más limpias?
– Sí, numerosas empresas quieren saber cómo pueden introducir el hidrógeno u otras fuentes alternativas en sus instalaciones.
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– ¿Realizar esta transformación requiere grandes inversiones?
– Depende del sector y de los procesos a descarbonizar. Cuando éstos últimos son de baja temperatura, las soluciones son menos problemáticas, basta con utilizar electricidad generada a través de renovables. En el caso de procesos con temperaturas más altas, allí donde se utilice gas el primer paso sería mezclarlo con hidrógeno. Esta sería una manera de ir avanzando poco a poco. Las inversiones pueden ser importantes, pero el elemento esencial es la rentabilidad, teniendo en cuenta las tasas a pagar por las emisiones de carbono.
«La alternativa para los combustibles fósiles en los coches serán las baterías eléctricas, no el hidrógeno»
– En Euskadi ha surgido la iniciativa del Corredor Vasco del Hidrógeno, de la que Tecnalia forma parte. ¿Qué la distingue de otras propuestas similares que aparecen por doquier?
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– Estamos tratando de configurar un 'valle del hidrógeno'. Como tal se entiende una concentración de producción, almacenamiento y consumo en un territorio limitado. Esta iniciativa es interesante porque permite desarrollar distintas soluciones y tecnologías.
– ¿Cuál es la especificidad del plan vasco?
– Estos valles se sitúan allí donde hay una concentración de industrias que deben descarbonizarse y que, por tanto, demandarán hidrógeno verde. Además, es importante que exista un puerto cerca y una capacidad tecnoindustrial contrastada. El Corredor Vasco cumple con todos estos requisitos y añade la ventaja de contar con Petronor. La refinería aglutina gran parte de los esfuerzos que está realizando Repsol para convertirse en un actor fundamental en la producción de hidrógeno verde.
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– ¿Por tanto, Euskadi está bien situada para subirse al tren de esta 'revolución'?
– Sin duda. Contamos con muchas potencialidades para configurar uno de los valles más relevantes de Europa, porque sumamos la capacidad tecnológica con la industrial, como lo acredita el hecho de que más de setenta empresas estén involucradas directamente en el proyecto.
– El hidrógeno presenta ciertos riesgos de seguridad. ¿Este hecho podría retrasar su desarrollo como alternativa energética frente a otras opciones?
– No va a provocar retrasos, pero sí es una cuestión a tener en cuenta y que hay que saber gestionar. Por ejemplo, en caso de fuga existe el riesgo de que se produzca una explosión, aunque es un peligro parecido al que se corre con el gas natural. Además, presenta el problema de que si arde, la llama es invisible, tampoco se puede oler. Se están investigando aditivos que generen una llama que se pueda ver y que permitan que se detecte por el olor. Otro inconveniente es que flota mucho más que el aire, de manera que hay que tener cuidado porque se pueden generar bolsas de gas. De todas formas, son riesgos controlables. Se trata de seguir los procedimientos adecuados para efectuar una gestión idónea, nada más.
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