Gipuzkoa participa en el mayor proyecto científico de EE UU sobre el origen de la materia
La cooperativa Erreka, del Alto Deba, forma parte de una iniciativa que involucra a 35 países y a más de mil científicos e ingenieros
Que Gipuzkoa esconde auténticas joyas industriales, empresas normalmente pequeñas que vuelan bajo el radar, ya lo sabemos. Es un mantra repetido. Pero cuando alguna de ... ellas logra un éxito internacional de relevancia es de justicia detenerse y situar el foco sobre ella para hacer, precisamente, eso que no solemos hacer, explicar lo buenos que somos y cómo se nos reconoce en el plano internacional.
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Es lo que está pasando con Erreka, una cooperativa del Grupo Mondragon que desde el pequeño pueblo de Antzuola se ha colado, gracias a una tecnología propia desarrollada en casa, en el que sin duda es el proyecto científico-técnico más importante de Estados Unidos y, quizás, del mundo.
LAS CLAVES
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90.000 tornillos fabricará Erreka para los dos gigantes depósitos de argón del proyecto DUNE
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La cooperativa (de Mondragon)
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Origen Erreka nació en 1961 como una tornillería, y hoy desarrolla sistemas automatizados, moldeo de plástico, ingeniería para uniones críticas o componentes médicos.
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Fábricas Euskadi, China, Chequia y México.
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Plantilla 534 empleados.
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Facturación En 2023 las ventas alcanzaron los 78 millones de euros.
Hablamos del Deep Underground Neutrino Experiment (DUNE), una iniciativa que reúne los esfuerzos de 35 países de los cinco continentes y que emplea a esta hora (y todavía no ha arrancado su fase más crítica) a más de 1.000 científicos e ingenieros.
El proyecto, que se desarrollará bajo tierra en una gigantesca instalación que se extiende entre los estados de Ilinois y Dakota del Sur, persigue conocer el comportamiento de los neutrinos, las partículas de materia más abundantes en el universo pero tan, tan pequeñas y esquivas que apenas sabemos de ellos. Su estudio aspira a desvelar secretos aún insondables sobre el origen del universo, la materia y la antimateria, y el porqué tras el 'Big Bang' triunfó la primera y no la segunda.
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Erreka, que en solo unos pocos meses se ha visto envuelta en la vorágine de participar en el DUNE de la mano del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), aportará al proyecto sus conocidos como 'tornillos inteligentes', que serán los que sirvan para unir unas inmensas estructuras enterradas a más de 1,5 kilómetros de profundidad en unas antiguas minas de oro y que albergan la clave del experimento.
Esos tornillos, basados en la tecnología 'Erreka Digital Bold', tienen la particularidad de incorporar sensores que permiten conocer permanentemente el estado de las propias fijaciones y, por ende, de las estructuras que soportan, lo que facilita el mantenimiento predictivo y evitan sustos innecesarios (y carísimos) antes de que nada llegue a colapsar.
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Son piezas que ya utilizan en sus proyectos las grandes multinacionales de los sectores eólico, minero, de infraestructuras o la automoción. Tornillos de aleaciones muy especiales que en sus versiones actuales (la firma los presentó al mundo hace ya siete años) permiten controlar desde Euskadi y por Wi-Fi instalaciones enteras desde, por ejemplo, China.
El proyecto DUNE incorporará 90.000 tornillos de Erreka, la mayoría de métrica 48, aunque habrá algunos más pequeños (con métrica 16 y 14). Sin embargo, no todos serán inteligentes, pues los sensorizados no pasarán de los 4.000. Con eso es suficiente.
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A toda velocidad
El aterrizaje en el proyecto DUNE resultó casual o, al menos, no buscado. Y es que fue el Cedeti (el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, del ministerio de Industria) el que, sabedor de la necesidad del CERN de disponer de una empresa capaz de abordar con solvencia el desafío de garantizar las uniones de esas estructuras (dos inmensas cajas que se rellenarán de argón líquido a -184º), comentó el asunto a los responsables de la cooperativa en el mes de julio.
Puestos en contacto con el CERN, las cosas han ido casi a la velocidad de la luz. Los técnicos europeos (que forman parte del corazón del proyecto DUNE aunque se desarrolle en Estados Unidos) pasaron hasta tres veces por la planta de Antzuola. La primera para conocerla, la segunda para realizar una valoración técnica (una suerte de auditoría) y la tercera para validar la concesión de la licitación realizada.
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Puertas que se abren
Arkaitz Etxezarreta, director de negocio de Smart Fastening de Erreka, no puede apartar la sonrisa de su boca al recordar el proceso y, sobre todo, el final del mismo. «Más allá de la propia licitación y el propio proyecto, que es importantísimo para nosotros, es también algo que nos va a abrir muchas puertas en todo lo relacionado con la industria de la ciencia», explica.
Y es que ganar esa licitación ha puesto a la empresa de Antzuola sobre la mesa en un universo, el de la ciencia, en el que los proyectos acostumbran a ser tan desafiantes como jugosos. De hecho, Erreka ya está mirando de reojo a la industria satelital, necesitada también de firmas con sus capacidades. El propio CERN, el ITER o la energía de fusión son campos que ahora se abren también a la firma del Alto Deba.
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«Este desafío de innovación representa para nosotros un compromiso con la diversificación y la transformación empresarial, y pone en valor la confianza puesta por la comunidad científica, tanto desde la perspectiva de la robustez de nuestros productos e ingeniería cuando se trata de aplicaciones críticas como desde la de la confiabilidad de los compromisos adquiridos», dice.
«Participar en un experimento que podría ser un hito en la historia de la física es un reto y un orgullo para todos en la cooperativa. Estamos preparados», asegura. Según explica, la mitad de los tornillos solicitados se entregarán el próximo mes de junio, y el resto, en octubre.
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Antes de eso, en el próximo mes de marzo se realizarán unas pruebas en un prototipo mucho más pequeño que se va a montar en Portugal.
Un bombardeo de neutrinos bajo tierra en busca de respuestas
DUNE es todo un desafío científico e industrial. Básicamente, el proyecto consiste en el envío desde el laboratorio del acelerador de partículas Fermi, cerca de Chicago, en el estado norteamericano de Illinois, del haz de neutrinos más potente del mundo, que viajará bajo tierra en apenas 0,004 segundos a 1.300 kilómetros de distancia (la que hay entre San Sebastián y Ámsterdam) hasta impactar en los dos detectores que se están construyendo a un kilómetro y medio de profundidad desde 2017 en una antigua mina de oro en Sanford (Dakota del Sur). Detectores que, dicho en palabras sencillas, son dos inmensas cajas metálicas equivalentes a 15 piscinas olímpicas rellenas de 70.000 toneladas de argón líquido a -184º (en los que los neutrinos oscilarán y cambiarán), cuya estructura tendrá como elementos de fijación los tornillos inteligentes de Erreka. Pero, ¿de qué hablamos? Los neutrinos son las partículas más abundantes en el universo. El problema es que son demasiado pequeños, pues su masa es un millón de veces inferior al del electrón. Cada segundo, un billón de neutrinos atraviesa nuestro cuerpo. Sin embargo, apenas sabemos nada de ellos. La clave del experimento, eso piensan los científicos que lo promueven, es conocer más sobre ellos, con la idea de tratar de averiguar por qué tras el 'Big Bang', momento en el que había tanta materia como antimateria, triunfó la primera. Los neutrinos y los antineutrinos pueden esconder la respuesta a esa y otras preguntas quizás aún no escritas.
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