La demora en la entrega de coches nuevos en Gipuzkoa llega hasta un año por la falta de chips

Los últimos datos sobre venta de vehículos evidencian la delicada situación que atraviesan, sin distinción, los concesionarios de todas las marcas en Gipuzkoa, que han registrado uno de los peores septiembres de la historia. La cifra es realmente preocupante. 590 turismos matriculados el mes pasado con una caída en lo que va de año que ya roza el 16%.

«Nunca había vivido una situación como ésta. Se trata de una crisis que afecta de forma generalizada a todos los fabricantes. La principal razón de esta caída en las ventas se encuentra en el parón en la fabricación de vehículos por casi todas las marcas como consecuencia de la falta de microchips. Esa escasez se traduce en la demora en los plazos de entrega de un turismo. Muchos coches que tenían que llegar en julio y agosto se han retrasado a meses venideros, aunque depende de la marca, el modelo y el acabado». Así explica la situación Javier Bagües, presidente del área de ventas de la Asociación de Empresarios de Automoción de Gipuzkoa (AEGA) y a su vez gerente del Grupo Gorla (Opel, Mercedes, Peugeot, Ford, Toyota y Citroën). El descenso en las matriculaciones como consecuencia de la caída de la demanda ha reducido, sin embargo, en parte esos plazos de entrega nunca vistos antes en el sector. «Los clientes que compran turismos Toyota, Ford, Opel o Peugeot no tienen que esperar más de cuatro o cinco meses».

La escasez de semiconductores, esos pequeños chips de silicio vitales para el funcionamiento de los complejos sistemas que controlan los vehículos actuales, está llevando por el camino de la amargura a las diferentes plantas automovilísticas del Estado y, por ende, también a los concesionarios. La falta de estas piezas –también de las lentes traseras o de las botoneras donde se encajan los elevalunas– ha provocado cierres en las diferentes factorías y ha disparado los plazos de entrega de algunos modelos y marcas tanto en el territorio como en el resto del Estado.

Jon Tolaretxipi, director general de Easo Motor (Ford, Citroën, Hyundai, Mazda, Jaguar y Land Rover) no tiene ninguna duda de que la escasez de microchips es la principal causa de la demora en los plazos de entrega, aunque asegura que «hay marcas y modelos que no se ven afectados». Hyundai es una de ellas. «Al tratarse de un fabricante asiático –surcoreano para ser más concretos, uno de los países que acaparan la producción de esos componentes–, la entrega es prácticamente inmediata. Sin embargo, hay otras marcas que nos dan de plazo hasta un año».

Álex Rodríguez, director de Gaursa (Nissan, Renault y Dacia), tampoco recuerda haber vivido una situación similar a la creada por la actual crisis de los chips. «Es algo inaudito. No recuerdo algo parecido. Hace unos años buscábamos parcelas para poder aparcar los coches. La oferta era tremenda. Ahora ocurre todo lo contrario, estamos buscando coches debajo de las piedras», explica. «A lo largo de la historia sí hemos padecido retrasos en las entregas por circunstancias excepcionales por partidas defectuosas de alguna marca, pero en ningún caso se trataba de una situación tan generalizada como ésta», afirma rotundo.

Rodríguez y su grupo confirman que el plazo medio de entrega de un vehículo oscila entre «los tres y cinco meses», aunque puede demorarse más si cuenta con «mayor equipamiento» que precise de semiconductores. Sin embargo, aseguran estar viviendo una «situación privilegiada» respecto al resto de concesionarios. «Cuando arrancó el Euskorenove, en junio, hicimos acopio de vehículos esperando que el plan de incentivos funcionase y animase las ventas. Esa circunstancia no se ha producido y ahora, por suerte, tenemos una disponibilidad mayor de turismos».

Se espera que la producción de estos semiconductores aumente más de un 10% en 2022, lo que permitiría que la situación se vaya normalizando a mediados del próximo año, (según explica Eduardo Clavijo, CEO de Idoneo.com/medios especializados). En concreto, los microchips se importan en su mayor parte desde Taiwan, provenientes de la empresa TSMC, que controla el 60% de la producción global y la práctica totalidad del mercado de microchips avanzados. La pandemia frenó la producción de automóviles, a la vez que aumentó la demanda de estos componentes en otros productos tecnológicos.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, participó la semana pasada en Bruselas en el Consejo de Competitividad, donde destacó la «delicada» situación que vive la industria automovilística europea y española ante la escasez de semiconductores y solicitó a la Comisión Europea (CE) que agilice los instrumentos necesarios para impulsar la fabricación de semiconductores en Europa. La ministra recordó que España ha incluido en el primer Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación (PERTE) en el ámbito de la cadena de valor del vehículo eléctrico y conectado un acompañamiento financiero para la fabricación aquí de semiconductores. El PERTE del vehículo eléctrico articulará una inversión pública de 4.295 millones de euros en el periodo 2021-2023 para impulsar el clima industrial y conseguir que en España se cree el ecosistema necesario para la fabricación de esos vehículos.

El magnate Elon Musk, propietario del fabricante de vehículos eléctricos Tesla, también se ha pronunciado sobre la escasez de semiconductores. El emprendedor surafricano aseguró hace pocos días que «esta crisis va a tener que resolverse a corto plazo. Se están construyendo muchas fábricas de chips, ampliando así la capacidad para entregar más chips el próximo año». Hasta ahora, Tesla ha podido solucionar parte de la escasez mediante nuevos modelos de chips y elaborando nuevos 'software'.