«Hay que combinar las políticas de inversión e innovación con las sociales»
DIRECTORA GENERAL DE ORKESTRA
Jorge Murcia
Jueves, 5 de enero 2017, 18:33
La salud de la economía vasca ofrece claros signos de recuperación, aunque persisten importantes bolsas de desigualdad, tanto en el terreno empresarial como en el de los ciudadanos. Es el diagnóstico de María José Aranguren, directora general de Orkestra-Instituto Vasco de la Competitividad, una privilegiada atalaya desde la que observar la evolución del tejido empresarial. Por eso, exhorta a gestionar esa «dualidad» con una acertada combinación de políticas de inversión e innovación «con otras más sociales».
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¿Cómo se ve desde Orkestra la situación actual de la economía vasca?
Vemos indicios de que entramos en una etapa de recuperación. Se ve que los resultados tanto en renta per capita como en rentabilidad de las empresas son positivos. Pero detrás de esa media de recuperación hay realidades diversas. Por ejemplo, a nivel de los colectivos de personas que se han visto más afectados por la crisis, ya que persisten importantes bolsas de desempleo. Es necesario combinar políticas de inversión y de innovación con otras sociales que respondan también a las necesidades de estos colectivos. Pero también observamos esto a nivel de las empresas. En general los resultados son buenos, respecto a niveles de rentabilidad, e incluso en la reducción del nivel de endeudamiento. Pero hay empresas muy vulnerables. Existe una dualidad: la media es buena, pero esa dualidad hay que gestionarla en los próximos años.
Las amenazas son comunes a otras partes del mundo, por la globalización. Pero, ¿detectan algunos peligros específicos asociados a las particularidades del tejido económico y empresarial vasco?
Aunque los efectos de la globalización son generales, la realidad de cada territorio es diversa. Tenemos una economía con mayor peso industrial que en otros sitios. Una de las grandes prioridades de la apuesta industrial es la industria 4.0, y la revolución que eso va a suponer no solo para el mundo formativo, sino también empresarial: innovar en los modelos de negocio, incorporar mucho más toda la parte de servicios en el propio modelo de negocio, etc. Por otro lado tenemos una economía muy basada en las pymes, por lo que las políticas industriales tienen que sustentarse en sus necesidades. Al ser empresas que no tienen el músculo financiero de las grandes, también se requieren respuestas distintas por parte del sector de las finanzas. Todo eso genera una serie de retos. Y otra de las características de nuestro territorio es que la tecnología y la innovación tienen un peso muy importante. Conforman un sistema muy complejo, con una gran diversidad de agentes: universidades, centros tecnológicos, de innovación colectiva, etc. Pero para que el sistema sea eficiente hay que tener claro los roles de cada uno y articular bien la relación entre ellos.
Recientemente conocíamos que Tecnalia había lanzado un plan (Orainm) para situar a las pymes en la élite de la innovación. ¿Qué opinión le merece?
No lo conozco al detalle, pero una de las bases importantes del programa es una mayor presencia de las personas de los centros tecnológicos en las empresas, y eso ya me parece muy positivo, porque el entender cuáles son las necesidades de las empresas a la hora de diseñar los programas tecnológicos va a ayudar a que los esfuerzos que se hagan desde los centros tecnológicos estén más cerca del mercado. Y eso me parece positivo. Puede ser un buen ejemplo para la innovación de las pymes.
Pese a que sufrirá una cierta ralentización este año, el PIB seguirá creciendo en Euskadi a un ritmo notable. ¿Qué hacer para redistribuir mejor esa riqueza y poner coto a la desigualdad que se ha consolidado en nuestras sociedades a raíz de la crisis?
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Los problemas de redistribución de la riqueza vienen marcados por las bolsas de desempleo. Cuando una economía entra en crisis y empezamos a tener problemas de desempleo normalmente la redistribución de la riqueza empeora. Las políticas de empleo y las económicas que ayuden a la generación de empleo podrán paliar ese problema de redistribución de la renta. Pero en un periodo a corto plazo eso no va a ser suficiente. Vamos a tener que combinar las políticas económicas y de innovación con políticas de redistribución de la renta, sociales. Eso está ligado al problema de dualidad: en general tenemos síntomas de que estamos saliendo de la crisis pero hay colectivos que han sido muy afectados por la crisis y que viven en situaciones de debilidad.
El escenario a corto-medio plazo vendrá determinado por el cese de los vientos de cola que han ayudado a salir de la crisis. Hablamos de los bajos precios del petróleo y de los tipos de interés. ¿Puede ser una importante piedra en el camino de la recuperación, sobre todo para las pymes que pueblan nuestro tejido industrial? En un reciente estudio publicado por Orkestra, se alertaba de las dificultades que sufren aún muchas pymes para financiarse.
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Nuestro estudio valoraba la situación económico-financiera, pero también trata de concienciar sobre la conveniencia de buscar nuevos instrumentos de financiación. Así como la empresa tiene que innovar en sus productos, también es necesaria la innovación en los productos financieros. Los entornos cambian, el sistema bancario y financiero está en constante evolución.
Con motivo de su décimo aniversario, Orkestra elaboró un manifiesto sobre los retos de la economía vasca en la próxima década. Hablaba de una «readaptación del sistema fiscal y financiero». ¿Podría concretar un poco en qué consiste?
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Al final el modelo fiscal y de hacienda tiene un objetivo de recaudar unos ingresos para responder a una serie de necesidades. El que tenemos en este momento nos ha estado funcionando hasta ahora, pero no es sostenible a medio-largo plazo. No hablamos tanto de a qué nivel tiene que estar el impuesto de Sociedades, o el IRPF. Sino de cómo el modelo de Hacienda puede ser sostenible en cuanto a las posibilidades de recaudación y de gasto. Eso requiere un rol de la hacienda más estratégico y proactivo. Hasta ahora han tenido el de recaudar y distribuir, sin más. Se requiere más proactividad a la hora de elegir los tipos de ingreso, de gasto, etc. Planteamos la necesidad de repensar el propio modelo. Por ejemplo, en cuanto al sistema financiero, el papel de las antiguas cajas en lo que se refiere a su participación en la propiedad de las empresas ha variado.
En este sentido, las fundaciones bancarias están dando pasos para reactivar esas participaciones industriales. Tenemos el reciente ejemplo de la Kutxa y CAF. ¿Qué opina al respecto?
-Me parece que hay una reflexión por parte de las fundaciones para orientar parte de sus recursos en ese sentido, y creo que es una iniciativa positiva. Porque todo lo que se buscar nuevas posibilidades de financiación para aquellas empresas con un compromiso con el territorio me parece positivo.
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¿Y la idea del Gobierno vasco de impulsar un fondo público-privado para tomar participaciones en grandes empresas?¿Es la pérdida de los centros de decisión de grandes empresas, como Gamesa,una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la economía vasca?
Es una iniciativa positiva. Al hilo de lo que comentábamos de que parte de los instrumentos financieros para los grandes proyectos que existían en el país han cambiado, y necesitamos pensar nuevos. Eso es un ejemplo de vías que se pueden buscar para este tipo de estrategia.
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Confebask se quejaba de que el Gobierno vasco no accede a rebajar el impuesto de Sociedad, más alto que el español. ¿Qué opina al respecto?
Es un tema que requiere una reflexión en conjunto. Nosotros no tenemos claro en qué nivel debe estar determinado impuesto, sino pensar cuál debe ser el mecanismo de ingreso en general, y cuáles son los mecanismos de gasto, y hacia dónde deben ir orientados a medio y largo plazo. Es un campo que no hemos trabajado, pero lo haremos en los próximos años.
Otro de los grandes retos es acoplar la enseñanza con las necesidades del mundo laboral, en particular en lo que respecta a la industria.
En Euskadi tenemos una FP que ha evolucionado de forma muy potente hacia modelos de formación dual, en el que la colaboración entre empresa y centro de formación es muy estrecha. Entonces se van viendo cómo cambian las necesidades de la empresa y hay una adaptación rápida de los programas formativos. Con la rapidez con la que se dan los cambios, ir a este tipo de modelos va a ser cada vez más importante. No sólo en lo que se refiere a la FP, sino también a nivel universitario.
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