«No es suficiente con vender una silla, hay que darle valor añadido»
Cuatro empresas y Tecnalia desarrollan un proyecto para instalar sensores en muebles y en maquinaria
F. S.
Miércoles, 20 de abril 2016, 06:38
Cuatro firmas guipuzcoanas punteras en el sector del mueble se han aliado para incorporar tecnología a sus procesos de fabricación y a sus productos. Se trata de subirse a tiempo a la ola de la Industria 4.0 y surfearla, antes de que les pase por encima. En suma, este sector quiere engancharse, como ya lo ha hecho la automoción o la máquina-herramienta, a una revolución que tiene un objetivo estratégico: dotar de valor añadido al catálogo de ventas. Y, su corolario: ser más competitivas. Por poner un ejemplo que sirva para abrir boca. Se trata de aspirar no solo a vender una simple silla, sino a dotar a esa silla de sensores que nos avisen de que estamos mal sentados.
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Las cuatro firmas que han aunado sus esfuerzos son Lan Mobel (Azpeitia), Algon (Irun), Elkor (Zumaia) y Ojmar (Elgoibar). Se trata de empresas con unos balances positivos e internacionalizadas. Sin embargo, han decidido salir de su zona de confort y hacer frente a unos mercados cada vez más complejos, tanto por la exigencias de los clientes como por la competencia de gigantes como China. Su socio tecnológico en esta apuesta está siendo Tecnalia.
Gregorio García de Vicuña, director Industrial de Ojmar, especializada en cerraduras, explica claramente la situación. «Los países emergentes invierten cada vez más en I+D. La distancia con respecto a nosotros es mínima y nos están comiendo la tostada en mercados que históricamente han sido nuestros. Por tanto, dotar a los productos de valor añadido no es una cuestión de ganancias, sino de supervivencia».
Este diagnóstico, compartido por las cuatro empresas citadas, les ha llevado a compartir gastos para poner en pie un proyecto tecnológico junto a Tecnalia. Subrayan que su pequeño tamaño les impide contar con departamentos de investigación, de ahí que optaran por la colaboración, incluso cuando entre ellas compiten en algunos mercados.
El objetivo que persiguen es triple: garantizar la calidad absoluta en el proceso de fabricación, dotar de un plus a los productos y profundizar en el negocio de la atención postventa. ¿Cómo se consiguen estos objetivos? Para decirlo resumidamente, mediante la instalación de sensores que transmiten información al cliente. Diego Badiola, director general de Algon (estructuras metálicas para muebles) explica que «se trata de dar un paso más integrando sistemas ciberfísicos, por ejemplo, en una silla. El sensor le puede decir al usuario cuántas horas lleva sentado o si su postura es incorrecta. Conociendo esta información, puede decidir levantarse para hacer un poco de ejercicio o modificar la postura».
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Conectados a la nube
La 'sensorización' resulta especialmente interesante para Ojmar, firma que ha instalado miles de cerraduras en taquillas para colegios, polideportivos y otras colectividades en todo el mundo. «Si el mecanismo lo tenemos conectado a la nube de internet nos facilita información sobre cuántas veces se usa cada taquilla, a qué horas, las incidencias... Estos datos -explica García de Vikuña- nos permitirían actuar a distancia y con antelación a que ocurra un fallo y las pertenencias del usuario se queden dentro».
El proyecto tecnológico también prevé una mejora sustancial en la fase de fabricación. Aitor Garaño, gerente de Elkor (maquinaria para la madera y el aluminio) explica que la colocación de sensores en las máquinas «no es algo nuevo, pero cuando llegas a la pequeña empresa no hay nada. Para nosotros es fundamental detectar las vibraciones o el calentamiento de las máquinas que vendemos para realizar un mantenimiento preventivo».
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Esta mejora en fábrica resulta clave para responder a las crecientes exigencias del mercado. García de Vicuña explica que los clientes piden «agilidad, respuesta en el servicio, lotes cada vez más pequeños, plazos de entrega muy acotados... Todo ello implica que la calidad debe ser absoluta para que el producto sea fiable y duradero. Estas condiciones exigen a las empresas guipuzcoanas, la mayor parte pymes, apostar por las sinergias: tratamiento de datos, nube de internet, robótica, sensorización...».
En definitiva, como concluye Badiola, «nos tenemos que subir a la ola 4.0 desde el principio, no cuando estemos obligados y ya no aportemos valor».
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