Aitor Ojanguren, fundador de la empresa de mensajería Koiki, junto a dos de sus empleados.

Yo gano, todos ganan: emprendimiento social 'made in Euskadi'

El País Vasco es un referente «estatal e incluso europeo» en el desarrollo de oportunidades de negocio que aúnan el beneficio empresarial con la mejora socioeconómica del entorno. Estos son algunos ejemplos

Jorge Murcia

Jueves, 14 de enero 2016, 19:57

«Los emprendedores sociales no se conforman con dar un pez ni con enseñar a pescar. No descansarán hasta que hayan revolucionado la industria pesquera». La cita es de Bill Drayton, fundador y CEO de Ashoka, una red mundial de «emprendedores sociales innovadores» que le hizo acreedor del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2011. La frase captura la esencia de lo que se ha llegado a calificar como cuarto sector de la economía: el desarrollo de oportunidades de negocio que además de maximizar el beneficio empresarial, se convierten en un agente de desarrollo social.

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Y Euskadi es un referente «no sólo en España, sino en Europa» dentro de este sector de la economía. Así lo cree José Mari Luzarraga, que no es una voz cualquiera en lo que se refiere a emprendimiento social. Pese a su relativa juventud, este vizcaíno de Loiu (nacido en 1977) juega un papel destacado en el ecosistema emprendedor vasco: es cofundador de Mondragon Team Academy (MTA), organización integrada por la comunidad de estudiantes y emprendedores en equipo que nació en 2007 en el seno de la Facultad de Ciencias Empresariales de Mondragon Unbertsitatea. Es, además, profesor de este centro educativo, y alma mater del grado LEINN (Liderazgo Emprendedor e Innovación), el único oficial de estas características que existe en España.

Luzarraga -que en diciembre recibió el reconocimiento de Ashoka como emprendedor social- apela a la tradición del movimiento cooperativo y de la cultura asociativa en general con el claro ejemplo de Mondragon Corporación- como embrión y palanca del emprendimiento social en Euskadi. «Aquí existe una trayectoria y una costumbre de entender a la empresa como un agente de desarrollo social», considera. Pese a ello, cree que aún «seguimos teniendo una visión diferenciada de las empresas y su dimensión económica, por un lado, y de las ONG por otro. Por eso cuesta comprender que se pueda desarrollar un proyecto empresarial maximizando los beneficios sociales», algo que en su opinión, «es una tendencia internacional muy fuerte».

Aparte del MTA y el LEINN, existe en Euskadi otra serie de iniciativas que promueven la cultura del emprendimiento social. Como el proyecto Bidera -puesto en marcha por la Fundación EDE y la BBK-, un «espacio de aprendizaje para el fortalecimiento de las organizaciones y el desarrollo de competencias de las personas que las conforman»; Eutokia, iniciativa creada en Bilbao que impulsa los modelos de negocio y de organización «que huyan de modelos de beneficio individual rápido y a cualquier costa». O Impact Hub Donostia, franquicia guipuzcoana de una red de emprendedores sociales que se une con el objetivo de «crear un hogar para nuestras ideas y proyectos, pero también para servir y conectarnos con comunidades que trabajan en pos de la transformación social».

Fruto de esta manera de entender el mundo de la empresa se ha creado en Euskadi todo un ecosistema de emprendimiento social. Estos son sólo algunos ejemplos de ello.

Koiki, mensajeros de barrio

Van por las calles de tu ciudad (de momento, sólo por algunas) a pie, en bici o vehículo eléctrico, visten camiseta y gorra verdes y portan paquetería. Son los 'koikis', la infantería de una empresa de mensajería nacida hace apenas un año con el objetivo de proveer de trabajo social y local en los barrios y, al mismo tiempo, contribuir a la mejora del medio ambiente reduciendo las emisiones de CO2. Aitor Ojanguren (Bilbao, 1963) es el fundador de Koiki (http://koiki.eu/es/), una red de mensajeros que se encarga de entregar y/o recibir paquetes de los vecinos del barrio que estén situados a una distancia máxima de diez minutos, y adaptándose en todo momento a sus horarios.

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Koiki no es sino la continuación de un proyecto anterior puesto en marcha por Ojanguren -una empresa de paquetería llamada Punto Celeritas- y que hace dos años acabó vendiendo a unos inversores. Con una diferencia sustancial. «Quería dar a mi nueva empresa un componente social que Punto Celeritas no tenía. Porque, pese a que Koiki no es una cooperativa, si es una empresa social 100%», explica el emprendedor bilbaíno.

Por eso, aunque de forma genérica el perfil de un 'koiki' se ajusta al de aquellos ciudadanos «con inquietudes sociales y medioambientales», uno de los objetivos principales de la empresa es la de facilitar la inserción laboral de personas con discapacidad. Además, el reparto de las mercancías se lleva a cabo de una forma sostenible también desde el punto de vista medioambiental: ha de ser a pie, en bicicleta o en vehículo eléctrico.

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Los requisitos básicos que debe reunir el 'koiki' es darse de alta en el Régimen Especial del Trabajador Autónomo (RETA), para lo que cuenta con el asesoramiento de la empresa, y tener un 'smartphone' con la aplicación que sirve para vertebrar el servicio de paquetería. El cliente que quiera enviar o recibir sus paquetes a través de esta comunidad debe darse de alta en una página web donde podrá acceder al listado de 'koikis' que trabajan en su entorno. Ellos son el último (o primer, según se mire) eslabón del servicio de mensajería, que también se hace posible gracias a los acuerdos alcanzados por Koiki con las principales empresas del sector.

Lectura Fácil Euskadi: ayudar a leer

Lectura Fácil Euskadi-Irakurketa Erraza (http://lecturafacileuskadi.net/) nace «de la sensibilización hacia un público a menudo desatendido», el que conforman las personas con dificultades de lectura o de comprensión lectora. Un colectivo «amplio, que puede alcanzar el 30% de la población«, según los responsables de la iniciativa. ¿Y qué ofrece Lectura Fácil? Básicamente, materiales de lectura, audiovisuales y multimedia «elaborados con especial cuidado para que puedan leerlos y comprenderlos personas con dificultades lectoras y/o de comprensión». Gente que, «por cualquier motivo físico, psíquico o social tienen dificultades para utilizar la lectura como vehículo de comunicación, de información, formación o de ocio».

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La oferta de Lectura Fácil se sustenta sobre cuatro patas. En primer lugar, ofrecen servicios editoriales como la adaptación, revisión y edición de todo tipo de textos dirigidos a personas con dificultades lectoras. En el campo de la formación, se imparten cursos y talleres de dinamización lectora, además de diseñar técnicas de redacción. Los servicios de asesoramiento y consultoría consisten en adaptar a un lenguaje «plano/ciudadano» textos legales y documentos informativos para instituciones, entidades sociales y empresas que quieren mejorar la comunicación con su público destinatario.

Por último, disponen de un club de lectura fácil «que permite a personas con diferentes capacidades lectoras disfrutar de la lectura de un mismo libro en formato 'Lectura Fácil', y compartir historias en grupo, de manera periódica, guiados por una persona dinamizadora».

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Irisbond: controlar un ordenador con los ojos

Algo así como tecnología humanitaria podría llamarse el epígrafe en el que encuadrar a Irisbond (http://www.irisbond.com/), una compañía guipuzcoana que ha puesto en el mercado un producto que permite controlar el ordenador solo con la mirada «y de manera intuitiva». Un ingenio mezcla de 'hardware' y 'software' basado en la tecnología Eye Tracking que tiene múltiples aplicaciones industriales y científicas. Y que también puede mejorar mucho la vida de las personas discapacitadas a las que les resulta imposible o muy dificultoso manejar un ordenador con las manos

Irisbond nació en julio de 2013 fruto de la alianza entre Eduardo Jauregi (San Sebastián, 1972), actual gernte de la compañía, y la Fundación Vicomtech -integrante de la IK4 Research Alliance-, que cinco años antes había iniciado el desarrollo de un producto que necesitaba un modelo de negocio para llegar al mercado. El 'Irisbond Primma' (así se ha bautizado el producto) se dirige fundamentalmente a dos segmentos distintos: personas con movilidad reducida y dificultad en el habla que no pueden comunicarse con el mundo exterior, y afectados por ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), esclerosis múltiple, parálisis y daño cerebral, etc «Decidimos que la aplicación natural del 'Irisbond Primma' era el mundo de la accesibilidad», explica Jauregi. España y Sudamérica son por ahora los mercados naturales del ingenio, que ya ha conseguido mejorar la calidad de vida de 250 personas.

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Además, la empresa trabaja para desarrollar un sistema auxiliar de comunicación que, junto con el 'Irisbond Primma', «permita al usuario moverse con total facilidad por las diferentes aplicaciones informáticas para trabajar en entornos de ofimática, ver y escuchar sus películas y música favorita, etc». En este contexto Irisbond ha ideado un programa de comunicación (SmartPlaphoons) diseñado para personas con discapacidad motora que no se puedan comunicar mediante el habla.

Bioservice: recogida y gestión de residuos peligrosos

En 2009 las listas del paro engordaban a un ritmo dramático. Allí fueron a parar varios extrabajadores de una empresa dedicada a la recogida de cartuchos vacíos que cerró en enero de ese año. «En su momento fue un trauma quedarnos en el paro, era una situación complicada», explica una de esa personas, que decidieron tomar la vía del autoempleo. Así nació Bioservice (https://www.bioservice.es/), centro especial de empleo constituido como cooperativa de iniciativa social y con sede en Arrigorriaga (Bizkaia). Su objetivo, «promover la integración laboral de personas con discapacidad y colaborar con el medio ambiente a través de un desarrollo sostenible».

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Los servicios básicos del Bioservice son dos. Por un lado, la recogida de cartuchos vacíos de tóner, de tinta, y de móviles en desuso. Parte de estos materiales se pueden reutilizar y vender en el mercado internacional de la industria del reciclaje. La que no, se envía a plantas de reciclado, donde se separan y trituran los componentes para utilizarlos como materia prima en otras industrias. Además, vende todo tipo de consumibles para empresas: los propios cartuchos de tinta y tóner de impresoras, así como material de oficina.

«Bioservice nació como un proyecto para autoemplearnos. Pero poco a poco nos dimos cuenta que además podíamos emplear a gente con discapacidad y colaborar con el medio ambiente», cuenta el gerente de la compañía, Alejandro Javier Pedro.

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Pese al duro golpe que supuso en un principio verse ante el abismo del paro, «visto ahora en perspectiva, fue lo mejor que nos pasó, porque nos ha permitido hacer las cosas como nos gustan y desarrollarlo de la mejor manera, siendo más justos con nosotros y nuestros compañeros de trabajo».

Bioservice cogió un fuerte impulso gracias a su actividad exportadora, con más de 17 países de destino. «Eso nos ha permitido seguir creciendo, y de ser 5 trabajadores en 2009 hemos pasado a 16 en 2014». Quince de ellos sufren algún tipo de discapacidad.

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