Hoy era el día grande del año
El 31 de mayo era la fecha designada para la final de un Manomanista que llegaba con cambios y en el que Iker Irribarria iba a defender la txapela
san sebastián.
Domingo, 31 de mayo 2020, 08:39
Ladis Galarza padre añora el olor de la primavera cuando el partido más importante del año para la pelota se traslada a la segunda quincena de junio o incluso más tarde por culpa de alguna lesión. Dice que mayo es el mes de la final. Esta vez, no solo echará de menos ese perfume y una comida de campeones a la que iba a faltar –seguramente por primera vez– Jesús García Ariño, fallecido el pasado 30 de noviembre. Hoy, 31 de mayo, era la fecha designada para la final del Manomanista. Salvo que mediara aplazamiento. Ladis se ha quedado sin su día grande.
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Desconocemos el destino que Aspe y Baiko darán al Manomanista de 2020 a través de la Liga de Empresas de Pelota a Mano (LEP.M). Nadie sabe si habrá posibilidad e interés de hacerle un hueco en un calendario del que no hay noticias de momento. Hay pelotazales desconcertados.
Iker Irribarria, por lo tanto, conservará su txapela durante un tiempo. No sabemos cuánto ni hasta cuándo. Si la edición que debiera haber concluido hoy se anula para esperar hasta 2021, el de Arama seguirá los pasos de Miguel Gallastegi, el último pelotari en ostentar el título durante dos años sin ponerlo en juego sobre la cancha. El hércules de Asoliartza logró su tercera txapela en 1951 y para asistir a la siguiente edición del Manomanista hubo que esperar hasta 1953, ocasión en la que el zaguero eibartarra renunció a disputar la final contra Barberito por desavenencias con la empresa.
Por ahora nos hemos quedado sin un Manomanista para el que sus organizadores planeaban un cambio sustancial del sistema de competición. En lugar de un torneo con dieciséis pelotaris a base de eliminatorias en escalera hasta cuartos de final, ronda en la que entraban en liza los cabezas de serie, querían un formato con doce participantes y una liguilla intermedia de cuartos de final como la que se emplea para el Campeonato del Cuatro y Medio, con dos grupos. Los dos primeros de cada liguilla se cruzarían en aspa en semifinales para designar a los dos finalistas.
Cinco partidos mínimo
Ello conlleva que el campeón deba disputar como mínimo cinco partidos para ser campeón, cuando en las últimas ediciones los cabezas de serie podían alcanzar el título con tres. La modificación numérica es significativa y aumenta el nivel de exigencia para el pelotari.
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Baiko y Aspe perseguían con esta fórmula evitar en la medida de lo posible que algunas de sus figuras cayeran eliminadas en la primera aparición, lo que significa perder su concurso, así como capacidad de convocatoria. Sucedió el año pasado con Jokin Altuna, defensor entonces de la txapela. El amezketarra perdió en su debut frente al propio Irribarria, a la postre campeón.
Disponer de dos grupos de cuatro integrantes permite mantener activos a ocho pelotaris durante tres fines de semana. Para este Manomanista 'frustrado', las empresas contaban como cabezas de serie con los cuatro mejores de 2019: Irribarria, Urrutikoetxea, Elezkano II y Ezkurdia. Se les habrían añadido los cuatro vencedores de las eliminatorias de octavos.
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De haberse consumado el cambio, la LEP.M habría rescatado un modelo muy similar al experimentado en 2010. Entonces, Patxi Ruiz eliminó a Aritz Begino en una previa que completó la nómina de ocho participantes, repartidos en dos grupos para la fase de cuartos de final. El A lo formaron Juan Martínez de Irujo, Abel Barriola, Asier Olaizola y Oinatz Bengoetxea. En el B empezaron Aimar Olaizola, Patxi Ruiz, Xala y Sebastian Gonzalez.
La lista, con seis campeones de esta disciplina, era interesante, atractiva. Sin embargo, el proyecto comenzó a resquebrajarse muy pronto, en la primera jornada del grupo B. Retrasado 5-7 ante Patxi Ruiz en el Labrit, Olaizola II inició una carrera hacia el frontis para defender una posible dejada, rectificó la carrera y un ligamento de la rodilla no aguantó el movimiento. Adiós a aquel Manomanista y a varios meses de actividad.
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La pérdida de Aimar supuso un impacto negativo. También Gonzalez, derrotado 22-5 por Xala en ese arranque, causó baja por lesión. Arretxe II sustituyó al de Goizueta y Julen Retegi hizo lo propio con el de Askain. Arreciaron las críticas hacia un modelo que ha funcionado bien en el Cuatro y Medio. Irujo y Xala pasaron como primeros de sus grupos, doblegaron en semifinales a Patxi Ruiz y Olaizola I, respectivamente, y el de Ibero superó al de Lekuine en la final.
Detractores y partidarios
Los detractores de ese sistema argumentan que la exigencia del mano a mano en toda la cancha lo hace peligroso, incluso inviable. Señalan que las manos de los pelotaris se resienten mucho en esta disciplina, lo que dificulta jugar con una cadencia semanal.
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Los partidarios defienden que es la mejor manera de evaluar a las figuras. Imaginan un grupo con Irribarria, Ezkurdia, Bengoetxea VI y Laso, junto a otro con Urrutikoetxea, Elezkano II, Altuna III y Artola o Jaka. Eso en el caso de que Olaizola II hubiera renunciado a participar, porque el de Goizueta no se había autodescartado aún. Sueñan con cruces que de alguna manera hurta y reduce el modelo de eliminatorias.
Pero no podrá ser. Al menos para esta primavera en la que Ladis Galarza no disfrutará de esa fragancia tan propia de la final manomanista.
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