Triste compañera en la pelota es la resignación

Mikel Urrutikoetxea e Iker Irribarria siguen sin levantar el vuelo. Altuna III y Ander Imaz, metidos de lleno en la pugna por las cuatro plazas que dan acceso a las semifinales del Masters CaixaBank, aprovecharon el duelo contra los colistas para sumar su cuarto punto, el que garantiza como mínimo acabar la primera vuelta con un balance positivo en la clasificación. De paso, ahondan en la crisis de resultados y de juego de la pareja formada por los dos delanteros y campeones manomanistas. Ya hay algún pelotazale que pide cambiarles de posición para la segunda vuelta...

Mikel Urrutikoetxea e Iker Irribarria acumulan seis derrotas en seis jornadas, su casillero de victorias continúa a cero y en las dos últimas jornadas han sufrido los tanteos más abultados de la serie. Se quedaron en nueve tantos en Zarautz y sumaron solo uno más, diez, en Bera, donde dieron muestras de que la resignación se ha apoderado de ambos. Triste compañera cuando resta aún por delante más de la mitad de esta larga liga veraniega.

Altuna III y Ander Imaz recurrieron al trabajo y a la paciencia en los primeros compases para frenar el posible ímpetu inicial de sus oponentes, que cometieron errores de entendimiento. Al delantero amezketarra y al zaguero amezketarra no les asustan los partidos exigentes desde el punto de vista físico y mental.

Ese inicio sembró la duda sobre si Jokin Altuna estaba sin chispa, sin sexta velocidad en sus marchas, o si lo hizo al ralentí de forma premeditada. No acertaba a cruzar el gancho. Tenía en la cortada de derecha y las jugadas a la contra sus principales armas. Dejaba buena parte del peso del juego a Imaz, sólido atrás, firme ante Irribarria.

Pese a ellos, las ventajas siempre fueron para los azules. Urrutikoetxea e Irribarria, que no acaba de encontrar su punto como zaguero, no tomaron la delantera en el electrónico en ningún instante. Más aún. Tuvieron que esperar hasta el 8-18 para sumar el primer tanto de los que iniciaron con el saque en sus manos. Ya habían bajado la cabeza.

Jokin Altuna afinó la puntería a partir del 5-9 para terminar con trece tantos de cosecha propia. Su mejor remate, sin embargo, fue anterior, la dejada de zurda de sotamano al ancho y con efecto para resolver una pelota que se le caía a los pies. Significó el 3-7. ¡Vaya maravilla!