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Lukas Otaegui
Lunes, 9 de junio 2025, 02:00
Tiene forma de barco, cubre uno de los costados de la Bahía de la Concha, es considerado una de las joyas del Racionalismo arquitectónico en España y está cerca de cumplir un siglo. El Real Club Náutico de San Sebastián se ha convertido en uno de los puntos más icónicos de la capital donostiarra. En 1905 pisaron tierra y adquirieron una piscifactoría, en el mismo Paseo de La Concha en el que se encuentra el actual edificio que diseñaron Aizpurua y Labayen veinticinco años después. Los guipuzcoanos imaginaron un edificio con unos grandes ventanales en horizontal, que generasen sensación de amplitud y, sobre todo, permitiesen divisar la Bahía de la Concha desde todas las estancias de su interior, para que nadie se pudiera perder las regatas donostiarras.
A estos certámenes acudían balandros de todas partes del mundo, atraídos por su nivel social y deportivo. Sin embargo, aunque a día de hoy el Club continúa promoviendo sus secciones de Vela, Piragüismo y Buceo, estos deportes han ido perdiendo la tirada que tuvieron en su día. Por ello, desde el Real Club Náutico de San Sebastián (RCNSS) fomentan entre los más jóvenes, con su escuela de Vela y Piragua, la práctica del deporte en la mar. Contando con equipos de competición en ambas disciplinas que llenan de navíos la bahía donostiarra durante todo el invierno.
A raíz de esto, en los últimos años la Vela se está convirtiendo en un «deporte minoritario que se está dando a conocer», confiesa Txema García, Director de la Escuela de Vela del RCNSS. En ese proceso, «la pandemia fue un punto de inflexión para nosotros, ya que mientras el deporte escolar se prohibía, el nuestro seguía en marcha gracias a hacerse al aire libre. Y aunque desde el Club hicimos un esfuerzo mayúsculo para poder estar abiertos, conseguimos que se convirtiera en una vía de escape para muchos donostiarras», recuerda el director.
Por otro lado, durante el verano se llevan a cabo cursos de iniciación en colaboración con el Patronato Municipal de Deportes de San Sebastián, que se imparten de lunes a viernes en horarios de mañana y de tarde. Además, durante todo el año la Escuela de Vela tiene un convenio con diferentes ikastolas de la ciudad, en las que los colegios pagan el quince por ciento de la actividad para que los alumnos puedan recibir clases. Este año han impartido cursos a 220 niños y niñas, y aunque «con la tarifa que pagan los colegios no sale viable económicamente, creemos que tenemos que hacer un esfuerzo para llegar a más colegios, difundir los valores de la vela y hacerla accesible para todo el mundo», explica Txema.
Esta es una de las formas con las que la escuela capta a sus navegantes para la temporada de invierno, en la que pasan del proceso de iniciación a convertirse en regatistas. Con estas dos maneras, además de sumar navegantes a sus filas, el Club quiere quitarse el sambenito de que la Vela es un «deporte elitista y poco accesible», y demostrar que es algo «nada más lejos de la realidad».
Los recién iniciados navegan en Optimist, diseñado para un solo tripulante, se trata de un barco muy pequeño y el único aprobado por la Federación Internacional de Vela para la práctica por menores de quince años. Lo que demuestra que es un deporte «individual pero colectivo a la vez, porque aunque estés navegando solo estas constantemente en compañía de tus compañeros», apuntilla Txema. Además dentro del Club se le da mucha importancia a la autonomía de los navegantes y buscan inculcarla desde un primer momento. «Aquí el primer día se les ayuda, pero a partir de ahí, ellos son los que tienen que montar, llevar y guardar los barcos», remarca. De hecho, lo que más sorprende a los padres es «ver a sus hijos de ocho años navegando solos en un barco, cuando fuera del mar no son capaces ni de montar en bici», apunta. Además deslumbra «la confianza y seguridad que toman en un contexto que suele generar tanto respeto como el mar», afirma. Porque aunque la seguridad sea «una prioridad», el equilibrio entre independencia y seguridad es el idóneo para que los niños y niñas puedan disfrutar de la navegación, de las olas y de las aguas donostiarras.
Todo trabajo bien hecho tiene su recompensa, y para el RCNSS no iba a ser diferente. A finales de abril se disputó el Campeonato de España de la clase Optimist 2025, en el que las aguas cantábricas de Santander pudieron disfrutar de los 155 mejores regatistas seleccionados del país.
En este campeonato participaron varios regatistas del RCNSS, en representación de la Selección Vasca. Es el caso de Ibai Casasempere, que finalizó en la posición 103° absoluta y 23° en categoría sub13 en su primera competición nacional, y Markel García, que finalizó en la posición 104° absoluta.
Por último, Telmo Baqueriza logró un resultado histórico. El donostiarra finalizó en la undécima posición de la categoría masculina absoluta, después de haber logrado una victoria en la primera prueba del grupo oro. Esta participación supuso un hito y un golpe en la mesa del Real Club Náutico de San Sebastián dentro la categoría Optimist. Además, esto ha supuesto un reconocimiento al gran trabajo que se esta llevando a cabo desde hace tiempo desde el equipo.
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