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La silente labor del todocampista del remo
Kirolean Errespetuz

La silente labor del todocampista del remo

Luis Mari Larretxea y Agustín Aguinagalde representan la generosidad y el compromiso incondicional en favor de Hondarribia

Gaizka Lasa

San Sebastián

Domingo, 29 de diciembre 2024, 01:00

Representan valores tangenciales al respeto como el altruismo, la generosidad, el voluntariado y el trato humano al deportista. Luis Mari Larretxea y Agustín Aguinagalde son una autoridad en la sombra en Hondarribia Arraun Elkartea. No protagonizan titulares en negrita. Su labor silente es invisible a los medios. Pero si no existieran, alguien tendría que inventarlos. En Hondarribia y en todos los clubes que miman este deporte. Son los todocampistas del remo. Menos bogar –ya lo hicieron en su tiempo de juventud– hacen de todo. Desde transportar el remolque, hasta pintar el club, pasando por innumerables «chapuzas» que surgen en una entidad con tanto trajín de niños, niñas y jóvenes deportistas. Por ello, en la celebración por la bendición de las banderas ganadas en 2024, Hondarribia les ha otorgado la insignia de oro «por toda una vida dedicada al club, primero como remeros durante muchos años y posteriormente como voluntarios entregados al quehacer del día a día».

Luis Mari reconoce que «entré a hacer trabajos en el club tras dejar de remar en primer lugar porque tenía amigos en la directiva, pero también por puro vicio. Este es nuestro mundo». Es el primer requisito del voluntario. La vocación con 'v' de verdad. «Hago lo que haga falta. Hay una persona en el club que lleva la voz cantante y nos da cuenta de las necesidades y nosotros allí vamos. Pintar el catamarán, podar arbustos, llevar el remolque... lo que haga falta».

El roce hace el cariño. Y el respeto. Lo quiere ensalzar Luis Mari. «Tenemos una relación muy estrecha con los remeros. Tienen una categoría humana inmensa, al menos en Hondarribia. Muchas veces, cuando salen de la embarcación, vienen ellos a darnos un abrazo antes de que vayamos nosotros a ellos. Valoran lo que hacemos y así nos sentimos, valorados. Incluso el entrenador, Mikel Orbañanos, es capaz de subirse al tejado si nos ve a nosotros allí arreglando algo para ayudarnos. Es como una familia. Son como si fueran nuestros otros hijos». El respeto se queda corto para describir la reciprocidad entre deportistas y voluntarios.

... y además, agradecidos

Después llegó la multitarea incondicional. Y fue in crescendo a partir de la jubilación. Pero tal y como reza el refrán, 'Gustuko tokian aldapik ez', Agustín valora el lugar predilecto que directiva, remeros y aficionados le conceden en el club. «Es una gozada compartir mesa con ellos, por ejemplo, el día de la bendición de banderas».

Durante su trayectoria deportiva, Luis Mari y Agustín se adjudicaron algunas banderas, en Santoña y Pedreña, todas en 1973, pero en su época de leales colaboradores han asistido a un ciclo dorado del club, con triunfos en las mejores competiciones, en Liga y Concha. Por eso no temen tempordas más discretas. «Nos han dado muchas alegrías. Hemos disfrutado mucho más que sufrido», asegura Agustín. La gratitud también viene integrada en el respeto.

Puede haber altas y bajas en un deporte amateur como el remo, pero Hondarribia ya sabe con qué dos valiosos recursos puede seguir contando año tras año. «Hasta que nos aguante la salud», concluye Luis Mari. Puede estar tranquilo el club. Su aspecto físico augura una larga vida a la fructífera colaboración. Casta innata más hábitos saludables. Y mucho respeto, en su más amplio significado.

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