«Quiero llegar a pelear por las medallas en los Juegos de Tokio»

- Hace solo unos días certificó en Barcelona su billete para Tokio. ¡Enhorabuena!

- Gracias. Sí, con obtener la mínima B ya me valía, y lo logré. Es lo que me pedían para comprobar que no me he dejado llevar estos meses y que sigo en forma, porque en realidad ya me había clasificado para los Juegos en febrero del año pasado sacando la mínima A.

- Algo de presión tendría por poder conseguir o no esa mínima...

- No, qué va, fui con mucha confianza. Es verdad que al principio de temporada sufrí una lesión y competí con molestias, pero después tuve dos meses de recuperación y una vez que el brazo estaba perfecto me quedaba un mes para este torneo. Fui seguro de mí mismo.

- Menuda confianza.

- Claro. De hecho, me quedé a una décima de tener de nuevo la mínima A. Estoy contento con mi nivel de ahora.

- El año pasado se aplazaron los Juegos y usted, además, estuvo más de dos meses parado sin poder nadar.

- Sí, perdimos mucho tiempo sin poder ir al agua. Demasiado. Pero bueno, montamos un pequeño gimnasio en el garaje y ahí entrené todo lo que pude. Fueron momentos complicados porque hubo semanas en las que había muchas dudas de cómo íbamos a ir a los Juegos, si se iban a celebrar... Cuando se aclaró todo me calmé un poco.

- ¿Qué supone para usted competir en la cita olímpica?

- Emocionalmente hablando es una bomba, una experiencia increíble. En Río de Janeiro, en 2016, lo disfruté mucho, pero lo vi más como un premio. Aún me faltaba en el tema de la competitividad. Ahora estamos un pelín más arriba y tengo más experiencia. Además, este año tan raro y complicado me ha servido para aprender y, sobre todo, para dar valor a lo que antes considerábamos normal. Estoy contento y muy ilusionado con lo que viene.

- ¿Cuáles son sus objetivos para Tokio?

- En Río me quedé a medio segundo de llegar a una final, faltó muy poco. Este año, el objetivo es ese. La idea de llegar a pelear por las medallas está ahí. Ambición no me falta.

- La hoja de ruta de estos meses ya estará marcada, ¿no?

- Sí. El sábado 20 hay Campeonato de España y quiero lograr una buena marca para ir cogiendo poco a poco ritmo de competición. Con la lesión no he podido competir mucho, ha sido un año raro. Luego en mayo está el Campeonato de Europa y lo prepararemos, más o menos, como si fuera un simulacro de los Juegos. Es un torneo de nivel, pero queda en un segundo plano al ser año de cita olímpica. Después ya tendremos hasta agosto para llegar en el pico de forma más alto a los Juegos, que es donde hay que estar a tope.

- ¿Cuántas horas le dedica al entrenamiento?

- Esto exige muchísimo tiempo de tu vida. Es lo que hay y lo acepto, porque me gusta. Hay que meter muchas horas y no solo en la piscina, también en el gimnasio. Entreno de lunes a sábado, todas las mañanas de esos seis días. Dos horas de agua y una hora de gimnasio. Luego, según el momento de la temporada, una, dos, tres o cuatro sesiones por las tardes. Puedo tener entre siete y diez sesiones de agua a la semana.

- ¿Y la alimentación? Hace unos años ya vimos los brutales desayunos de Michael Phelps...

- Yo no desayuno tanto como él. Es muy importante, obviamente, pero cada deportista es diferente y tiene su propia dieta. En mi caso tengo una nutricionista que se llama Ainhoa Ayerd, y está muy pendiente de mí y de qué y cuánto como.

- Hemos dado por hecho que los JJOO se van a celebrar, ¿pero les han dicho ya que sí al 100%?

- En estos tiempos que corren creo que nada es seguro al 100%. No se puede garantizar que vayamos a competir. Hay que ser prudentes, pero es cierto que nos han trasladado que en principio van a celebrarse, aunque no sabemos con qué medidas. A nosotros nos toca entrenar y prepararnos lo mejor posible.

- Ha estado ligado toda su vida al deporte.

- Desde que tengo uso de razón me ha encantado, es así. De txiki me gustaba mucho el fútbol y jugaba mucho con mis amigos. Luego también tengo a mi padre -Luis Llopis, entrenador de porteros de la Real-, que está muy metido en este mundo. El deporte lo he mamado desde pequeño. Cuando empecé a nadar me gustó mucho y es verdad que con la discapacidad me viene mejor el agua que el fútbol, porque es más cómodo para mí al no haber impactos.

- Más allá de la piscina, ¿a qué se quiere dedicar? Me dijeron que le gusta eso de dirigir desde el banquillo en fútbol.

- Sí, estuve sacándome el título hace dos años. Mi idea el año pasado era la de estudiar un grado de Integración Social, pero como se aplazaron los Juegos prefería centrarme en la natación esta temporada. En cuanto a lo de los banquillos, claro que mi padre me puede dar alguna lección. Desde siempre me ha enseñado muchas cosas del deporte, de la competición de alto nivel, y de la vida. Creo que he sabido trasladar esos conocimientos a la piscina.

- Queremos desde aquí ver su mejor versión en Tokio.

- Esa es la idea. En los momentos importantes suelo motivarme mucho y me vengo muy arriba. Eso me va a ayudar a dar mi mejor nivel.