«Me gusta ayudar a la gente, sin más»
Joseba Azkarate sufrió en 2017 un accidente de tráfico que le dejó tetrapléjico, pero participa en duatlones, triatlones adaptados y toca también la batería
San Sebastián
Domingo, 16 de octubre 2022, 08:43
Joseba Azkarate (Oñati 1987) es la viva imagen de la superación. Rendición es una palabra que no figura en su vocabulario. El pasado 12 de ... noviembre de 2017 sufrió un accidente de tráfico en un túnel de la A-8 mientras volvía de Bilbao que le dejó graves secuelas físicas. «No me acuerdo de nada de lo que pasó», afirma. Como consecuencia del mismo, padece una lesión medular severa.
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Estudió un grado superior de Mecanizado en Arrasate y trabajaba en la empresa ULMA hasta ese día. «Se me hizo duro al principio, no sabía dónde estaba. Descolocado por completo, pero poco a poco vas rehaciéndote. Es una nueva realidad, pero lo asumí bien. Siempre he contado con la ayuda de mis amigos, de mi familia y de mi pareja. Lo tengo superado hace tiempo».
Comenzó desde cero, también en la vida diaria. Únicamente puede utilizar el 13% de los músculos del cuerpo. Le diagnosticaron una tretraplegia C4-C5. «Sólo podía mover la cabeza, al timbre le daba con la nariz. Tuve que aprender de nuevo a comer, a afeitarme, a andar en silla de ruedas. Mejoro día a día, pero no me pongo retos».
«Una silla de hanbike cuesta 12.000 euros y las de atletismo, 3.000. Buscamos socios y patrocinadores»
«Rendirme no es una opción, es algo que no lo contemplo –añade–. Al principio se te hace muy duro, es frustrante ver que no mejoras, pero soy muy cabezón».
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Fuerza de voluntad le sobra. Acude dos días a la semana al centro Aita Meni de Arrasate para trabajar sobre todo la movilidad. «Estoy todo el día en la silla de ruedas y no quiero que los músculos se atrofien», apunta.
Lo que no ha dejado de hacer es deporte. Antaño corría maratones, crosses y carreras de BTT. «Me defendía, pero no era profesional. Eso sí, entrenaba todos los días. No llegaba de los primeros, pero tampoco de los últimos. Era más o menos del montón. Me gustaba ponerme retos. Un año hice las maratones de Donostia y Bilbao».
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Jugó a pelota en el Aloña Mendi, en el Olalde de Antzuola y en Eskoriatza. «Era delantero y gané algún que otro torneo, como el Cuenca del Deba. Fui pareja de Aitor Mendizabal y también jugué con Aritz Berraondo. ¿Mi ídolo? Me fijaba sobre todo en Julián Retegi y en Aitor Elkoro». Y también ha practicado el rugby en silla de ruedas en Gasteiz.
No cree que esté hecho de una pasta especial. «Haber sido antes deportista me ha servido de mucho. La filosofía del esfuerzo no te permite tirar la toalla. La gente se relaja, pero yo siempre he sido un inconformista, me gusta ser autónomo».
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Alegría de vivir
Y tampoco ha perdido la alegría de vivir. «No, eso nunca. Sigo tocando la batería en el grupo Motz. Es una batería especial. Utilizo unos guantes que me los he fabricado yo mismo. Damos conciertos donde nos llaman».
«Cada día es un reto para mí, pero lo llevo bien –proclama–. Por ejemplo, coger el móvil si se me cae al suelo me supone un esfuerzo muy grande, pero nunca he pensado en dejar de practicar deporte. Hay días buenos y otros malos, pero me sirve de válvula de escape, igual que la música. Socializas, conoces gente. No soy de los de quedarme en casa, veo pocas cosas en televisión».
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Joseba Azkarate es uno de los deportistas con mayor limitación funcional a nivel internacional. A pesar de ello, toma parte en duatlones y triatlones. «Soy el único del mundo que hace duatlones y triatlones adaptados con mi grado de discapacidad. He tenido que pasar pruebas médicas y necesito la ayuda de al menos tres personas para cambiar de una modalidad a otra. Por ejemplo, pasar de la silla de atletismo a la bicicleta, pero yo quiero participar. Es un camino que tengo que recorrer y, a día de hoy, sigo manteniendo la ilusión».
Forma parte del club Antxintxika, que tiene más de dos décadas de existencia. «Allí conocí a Aitor Rementería y entre ambos decidimos crear una sección de deporte adaptado. Ambos somos coordinadores, nos encargamos de buscar socios y patrocinadores. Nuestro cometido es simplemente ayudar a la gente que quiere practicar deporte. Tenemos tres sillas de handbike y otras tres de atletismo. Cuestan un dineral. Por ejemplo, una silla de handbike vale 12.000 euros y las de atletismo, 3.000».
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«Todavía nos ven como si fuéramos raros y no llego a entenderlo, esa mentalidad es la que queremos cambiar»
Considera que el deporte adaptado carece de la valoración que merece. «Todavía nos ven como algo raro y no llego a entenderlo. En su día participé en una carrera popular que constaba de tres vueltas. En la primera todos estaban sorprendidos y a la tercera me estaban aplaudiendo. Para la gente es como si fuéramos raros. Esa mentalidad es la que queremos cambiar».
No se considera un referente, ni un espejo en el que mirarse. Al contrario. «Yo no me veo así, simplemente me gusta ayudar a la gente, sin más». Sus próximos objetivos son «disputar una carrera popular en Bergara, el sábado 5 de noviembre, y mejorar los registros en los triatlones. Quizás nos decidamos a participar en una travesía, pero todo llegará . Por ganas no va a quedar, de eso estoy seguro».
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