Eslovenia, el país de oro

Hablamos de atletas y jugadores que se encuentran actualmente en lo más alto de los deportes más populares y globalizados del planeta. Pero al mismo tiempo pertenecen al 41º país más pequeño y el 38º menos poblado de Europa, y que es relativamente nuevo a lo que su presencia en el éxito deportivo se refiere.

El hito más reciente es el de Goran Dragić (Liubliana, 1986). 'El Dragón', como es apodado el jugador por la historia que tiene su ciudad natal con este ser mitológico, está disputando las finales de la NBA con los Miami Heat, a pesar de que cayera lesionado el primer partido. Podría conseguir el sexto anillo para su país tras los de Radoslav Nesterovič (2005), Beno Udrih (2005 y 2007) y Sasha Vujačić (2009 y 2010).

La pregunta parece evidente: ¿cómo es posible que un país tan pequeño, con una población tan reducida, atesore tanta estrella y calidad? La respuesta rápida y sencilla puede ser la de achacar a una generación de oro y única el momento que vive el deporte esloveno. Sin embargo, entre Dragić y Dončić hay trece años de diferencia. Y entre Roglič y Pogačar, ocho. Esta circunstancia que está maravillando al aficionado no es casual.

De Eslovenia, que hace frontera con Italia, Austria, Hungría, Croacia y el mar Adriático, se destaca su nexo histórico y cultural con sus vecinos italianos y germanos más que con los excompatriotas balcánicos, de los que se separó en 1991. En esta dirección, Jaka Lopatič intenta encontrar una explicación a la cuestión planteada. El periodista deportivo de Siol.net, el diario digital líder del país, bromea con que «nuestro país tiene una forma geográfica parecida a una gallina –hay que echarle imaginación– que nos está dando continuamente huevos de oro».

Bromas aparte, Lopatič, que estuvo en España cubriendo la Vuelta que ganó Primož Roglič, achaca al pasado histórico y cultural la identidad actual de los eslovenos. «Tenemos una mezcla de mentalidad alemana y balcánica, lo que en algunos casos es una buena combinación. Trabajamos duro, y precisamente porque seamos un país pequeño, queremos tener aún más éxito».

Como en muchos países, «el fútbol es el deporte número uno», y aunque no son muchos los futbolistas que han trascendido, pueden presumir de tener uno de los mejores porteros de la actualidad: Jan Oblak, del Atlético de Madrid. La Real tuvo entre 2005 y 2008 al hasta ahora único esloveno que ha vestido de txuri-urdin: Dalibor Stevanovič.

Lopatič continúa apuntando que «depende de los deportistas que están destacando y de la época del año, un deporte es más popular que otro». Los de invierno han sido hasta ahora el escaparate de los eslovenos. Tina Maze (Slovenj Gradec, 1993), ya retirada, es una leyenda del esquí y del país. Fue doble campeona olímpica en los Juegos de Sochi 2013, posee cuatro títulos mundiales y ha sido nombrada cuatro veces mejor deportista eslovena del año.

Roglič, antes de que se convirtiera en Rogla –apodo que tiene por el nombre de la montaña que suele frecuentar para entrenar–, fue campeón del mundo júnior de saltos de esquí en 2007, con 17 años. Después, con 21, cambió los esquíes por la bicicleta.

Esta curiosa historia y su excelente rendimiento desde 2017 han hecho que el ciclismo sea uno de los deportes más seguidos actualmente en Eslovenia, aún más después del triunfo de Tadej Pogačar en el Tour. «Nuestro país vive actualmente en un estado de euforia absoluto», relata Lopatič. «Hasta ahora ha sido especialmente por Roglič. Con el pasado que tiene, imagínate lo popular que es. Gracias a él y a Pogačar gente que normalmente no ve ciclismo está siguiendo las carreras. Buena muestra de ello es que las últimas semanas las audiencias televisivas y las visitas a nuestro diario han aumentado muchísimo». Aunque desde fuera no lo parezca, afirma que «el ciclismo es un deporte con tradición en Eslovenia». Indica que el camino lo comenzó Andrej Hauptman, actual seleccionador, que fue tercero en el Mundial de 2001, cuarto en el de 2002 y quinto en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004».

En cuanto a disciplinas de equipo, como gran país balcánico, el baloncesto manda en cuanto a éxitos y repercusión global. La selección, liderada por Goran Dragić y Luka Dončić, logró el oro en el Eurobasket de 2017. «Era algo que estábamos esperando muchísimo tiempo. Anteriormente habíamos tenido buenas generaciones, pero la química del equipo nunca era la mejor para poder triunfar. En 2017 todas las piezas se unieron». Eslovenia es una gran fábrica de jugadores de baloncesto, y el Gipuzkoa Basket ha podido disfrutar de algunos de ellos en sus filas: Domen Lorbek, Matic Rebec y Jan Špan, actualmente en el equipo.

Sin embargo, el 'boom' definitivo lo ha provocado Luka Dončić. Su salto a la NBA después de ganarlo todo en Europa ha causado sensación en todo el mundo. En su segunda temporada en los Estados Unidos ya ha entrado en las quinielas del MVP de la temporada. «Con Dončić tenemos un representante de una clase extraordinaria, es un diamante que nunca antes habíamos tenido. Sale en todos los lugares del país».

Tal es la fiebre que hay no solo por Dončić, sino también por Dragic, que el pasado 29 de febrero, el día que Dallas Mavericks y Miami Heat se enfrentaron en el pabellón de los de Florida, 2.500 eslovenos –el 0,12% de los habitantes del país– volaron a South Beach para pintar de verde las gradas del American Airlines Arena y presenciar el enfrentamiento entre sus dos figuras.

Es difícil pensar que un país de las características de Eslovenia se mantenga en lo alto en deportes tan globalizados, pero «en términos de ciclismo vamos a tener en Roglič, y sobre todo en Tadej Pogačar, muchos años de corredores de talla mundial. Lo mismo sucederá con Dončić, aunque es difícil imaginar que sigamos siendo referentes en los deportes de equipo», concluye Lopatič.

Sobre deportistas que puedan destacar en el futuro, sobresale la escaladora Janja Garnbret (Slovenj Gradec, 1999), que el año pasado, a sus 20 años, se convirtió en la primera atleta de la historia en ganar todas las citas de la Copa del Mundo de una sola temporada en la disciplina de boulder.