Lucas Eguibar y Álvaro Romero, ante la cita del año

Eguibar defiende el título conquistado hace dos años en Idre Fjäll (Suecia), mientras que para Romero es la oportunidad para seguir adquiriendo experiencia en pruebas de alto nivel.

El jueves será la clasificatoria y el viernes las finales, así que este martes los competidores ya tendrán la oportunidad de pisar la pista antes de que el miércoles se celebren los entrenamientos oficiales.

En una disciplina como ésta, en la que en el transcurso de las mangas cualquier contacto entre competidores puede echar al traste toda la preparación previa, es difícil aventurar qué puede deparar este Mundial, pero si hay algo que permite ser optimistas es que Eguibar ha podido entrenarse con normalidad sin depender del estado físico de su espalda. «Después de la operación a la que me sometí en junio, ahora estoy muy, muy contento. Puedo correr en la cinta y hacer ejercicios. Y meter las horas de entrenamiento que no podía desde hacía dos años. Incluso en la nieve puedo hacer seis o siete bajadas al día cuando llevaba dos años haciendo solo una o dos. Voy a por el título», confiesa el campeón del Basque Team.

Esa continuidad en los entrenamientos es lo que le sitúa de nuevo entre el ramillete de candidatos al primer puesto a pesar de que los resultados en la Copa del Mundo tampoco le han terminado de acompañar en las últimas semanas. Para ser justos, el calendario de competiciones, con poca continuidad, tampoco permite tener una fotografía exacta del momento de forma de cada uno de los teóricos rivales. Un pobre puesto 28 es lo que logró Eguibar la primera semana de febrero en Cortina d'Ampezzo, aunque son más fiables los tres Top10 que hizo en diciembre (4º en Les Deus Alpes, 9º y 4º en Cervinia).

Sea como fuere, Eguibar siempre debe ser considerado candidato por su currículum deportivo: tres veces olímpico, ganador del Globo de Cristal, cinco victorias en Copa del Mundo...

Sus rivales, los de casi siempre. «Martin Nörl, el alemán, que el año pasado ganó el Globo, está muy fuerte. Alessandro (Hämmerle, oro olímpico y triple ganador de la Copa del Mundo), Omar (Visintin)...».

El circuito tiene una longitud de 1.250 metros, con la salida a 2.038 metros de altitud y llegada a 1.862, con cuatro curvas de izquierdas y otras tantas de derechas, con zonas de baches y saltos y poca recta larga.

Intuye Álvaro Romero que el viento es lo que puede condicionar el desarrollo de las mangas. «Si no sopla con mucha fuerza, es un buen circuito», subraya.

El Mundial le llega a Romero en un momento en el que ni él se atreve a decir cómo está porque «llevo dos meses en los que he enganchado una detrás de otra. He tenido gastroenteritis, anginas...». No ha podido competir con continuidad desde diciembre, cuando quedó el 41º (Les Deux Alpes), el 28º y 17º (Cervinia) en tres pruebas de la Copa del Mundo, pero se resiste a pensar que este Mundial es uno más. «Es un cita que está marcada en el calendario desde principio de temporada y quiero pensar que puedo hacerlo bien. Conozco el circuito, me gusta y por qué no». Este es su segundo Mundial. En Idre Fäjll acabó el 42º.

A Romero, en cualquier caso, le quedarán esta temporada otras citas en las que tiene depositadas grandes esperanzas: el Mundial júnior. «Es mi último año júnior y quiero pelear por ganarlo», dice, y la prueba de la Copa del Mundo que se celebrará en Sierra Nevada el 11 de marzo. «Los dos mundiales y el campeonato en casa son retos más que atractivos. Quiero ser optimista».