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Amigos y familiares de Beñat, reunidos este viernes en el caseríofamiliar en Lazkaomendi, animan durante el partido. JOSE MARI LÓPEZ
«Estamos en una nube; ha sido muy emocionante»
Turrientes, oro olímpico

«Estamos en una nube; ha sido muy emocionante»

La madre y la hermana de Turrientes acudieron a París, mientras que sus tíos se reunieron en el caserío de Lazkaomendi para ver la final

Imanol Troyano e Iris Moreno

San Sebastián

Sábado, 10 de agosto 2024, 02:00

Turrientes lo pasó mal cuando el árbitro brasileño Abatti fue a revisar la acción de su agarrón a Kalimuendo dentro del área. Pero no fue el único. En la grada del Parque de los Príncipes se encontraban su madre, su hermana y su novia, junto a otros familiares, a los que también se les cayó el mundo encima cuando Beñat cometió el penalti que mandaba el partido a la prórroga. «Ha sido un sufrimiento pero ha merecido la pena», reconocía Inmaculada Imaz Jauregi, la ama de Beñat, con la emoción a flor todavía desde el interior del estadio.

«Nos hemos agobiado un montón. Cuando han pitado el penalti casi nos derrumbamos. Se podía haber ganado antes, pero al final se ha alargado...», se lamentaba Inmaculada que vio a su hijo afectado por la desafortunada acción. «Luego ha tenido la ocasión del larguero, pero yo veía que se frenaba. Estaba agobiado. Le ha dado un poco de bajón».

Estuvo muy cerca de resarcirse con esa ocasión en la que golpeó al larguero. «Si hubiera metido esa habría sido la bomba, una cosa por otra, pero hemos tenido que sufrir un montón», explicaba desde el otro lado del teléfono.

Una vez superado el mal trago de la dichosa jugada y con el pitido final, Inmaculada se mostraba mucho más relajada. «Estamos en una nube. Nunca habíamos estado en unos Juegos, no conocíamos a nadie, por lo que todo se nos ha hecho muy emocionante». No pudo evitar soltar unas lágrimas de felicidad. «He llorado y Beñat, también. Cuando se ha acercado a nosotros, ha reventado. Tenía mucha presión dentro que la ha soltado». La ama estaba deseando «tocar la medalla de oro» y concluía confesando que «estamos muy ilusionados».

Anne, la hermana mayor de Beñat, no se despegó de su madre durante todo el partido ni después. «He sufrido igual que ella», declaraba minutos después de finalizar el encuentro. Ella se mostró cautelosa incluso con los dos goles de renta. «Íbamos 1-3 y todavía pensaba que quedaba mucho, que no nos podíamos confiar hasta que el árbitro pitara el final. Luego han venido el segundo gol, el tercero...».

Sobre el penalti, lo vio claro cuando Abatti se acercó a la banda a revisar la jugada en el monitor. «He visto que le estaba agarrando y he pensado Beñat, no... Cuando le han llamado a revisar ya sabía que iba a pitar penalti- Si hubiera metido la que ha tenido después... Menos mal que han ganado, porque si no nos habría dolido bastante más».

Eso sí, la prórroga la vivió de manera muy diferente. Más animada. «Hemos marcado el cuarto y me ha parecido que hemos controlado mejor el partido, luego además ha venido el quinto y el final ha sido una explosión de alegría».

«La medalla de oro se va para Beasain», presumía orgullosa Anne, que también jugó al fútbol de pequeña como su hermano. Lo hizo en el Beasain, dónde si no. «Jugué unos años y algunas veces veo a mi hermano y me da envidia. Me entran ganas de jugar de nuevo», explica mientras suelta una carcajada.

Inmaculada y Anne volverán ahora a casa con una medalla de oro. Tocará presumir de ella en Beasain. Seguro que los vecinos están deseando observar su brillo de cerca.

Las frases

  • Inmaculada Imaz Jauregi (ama) «He llorado y Beñat, también. Cuando se ha acercado a nosotros ha reventado. Ha soltado toda la presión que tenía»

  • Anne Turrientes (hermana) «Hemos marcado el cuarto y hemos controlado mejor la prórroga. Ha sido una explosión de alegría cuando ha pitado el final»

  • Jose Martín Turrientes (tío) «Al terminar se le habrán pasado muchas cosas por la cabeza, supongo que una de ellas habrá sido el recuerdo de su aita»

A más de 800 kilómetros de París, en Lazkaomendi, la medalla de Beñat se celebró de una forma muy especial. En el caserío familiar, Iztueta Berri, donde de txiki empezó a correr con sus primos detrás del balón, parte de su familia se reunió para ver el partido como habitualmente lo hace para ver jugar al beasaindarra con la txuri-urdin fuera de casa. Un escenario con un vínculo muy especial.

Jose Martín, el hermano de su aita, cuenta emocionado la tensión con la que se vivió allí la cita. Vibraron con el partido. «Se nos ha hecho eterno el final. No terminaba nunca. Parecía primero que el reloj corría demasiado, luego no... Lo hemos vivido con el corazón a doscientas mil pulsaciones. Estaba deseando que se terminara ya» confiesa.

'Turri', como le conocen en el pueblo, bromea emocionado con que el nuevo ídolo del Goierri le ha quitado el apodo. No le importa. Tras el pitido final, no pudo contener las lágrimas, igual que le pasó sobre el césped a Beñat. «Nos ha sorprendido que Francia se adelantara tan rápido. Son un equipazo. Luego ha salido Beñat y encima ha sido un poco protagonista al haber hecho el penalti del empate. Ahí hemos pensado que se iba al traste la verdad, son franceses, todos los jugadores con un físico imponente, jugando delante de su público que también cuenta. Se me ha pasado todo eso por la cabeza. Estábamos muy nerviosos. Además, luego con la ocasión de gol que ha mandado al larguero nos hemos llevado todas las manos a la cabeza», explica.

Piensa que a Beñat «al terminar se le habrán pasado muchas cosas por la cabeza. Y supongo que una de ellas habrá sido el recuerdo de su padre. No está con nosotros y nos acordamos mucho de él, hoy en especial».

Fue un día de celebración. «Sabíamos que la medalla de plata estaba asegurada, algo que en el pueblo no se había conseguido nunca. Esto yo creo que ya era un logro muy bonito. Es increíble lo que ha conseguido» apunta el tío.

Este viernes no lo olvidarán, quedará para siempre en los recuerdos de una familia muy ligada al fútbol que lleva apoyándolo desde que era muy pequeño en todos los pasos importantes que ha dado en su carrera.

Colgada en la pared del caserío luce la camiseta de la Real. «No lleva puesto el 22 de Turrientes ahora, es el 27 de cuando dio el salto al primer equipo. Eso es importantísimo. Hemos jugado a fútbol, su padre fue capitán del Beasain, sabemos lo que significa subir a Primera División».

Jose Martín destaca que se haya convertido en referente para los niños de aquí que le siguen y admiran. «Que los chavales se fijen en él es genial, es muy majo, muy de la calle, muy de aquí». Ellos , que han seguido siempre sus pasos, auguran un gran camino aún por recorrer. Tras vivir el sueño olímpico, los que le conocen tiene claro que arrancará la nueva temporada en Zubieta con todas las ganas del mundo. «No sé cuántos fichajes habrá o quién se quedará en el equipo, ni idea, pero tal y como terminó la temporada pasada, yo creo que este año va a ser importante en el equipo de Imanol. Ha conseguido el oro, pero yo creo que estará deseando empezar con sus compañeros de la Real», apunta el tío más orgulloso con la mirada puesta en el cielo del Txindoki.

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