Juegos Olímpicos

Felicidad triple en las bravas aguas guipuzcoanas

Todavía se recuperan de la montaña rusa de emociones que vivieron el pasado fin de semana en Pau. Y aún asimilan que las tres películas de suspense que protagonizaron en el selectivo de la Federación terminaran con final feliz. Se miran y ni se lo creen. Son mucho más que amigos entre ellos y la felicidad que sienten es triple, por la historia de superación propia y por la de cada uno de los dos colegas. Las aguas guipuzcoanas bajan bravas de orgullo. Maialen Chourraut vivirá en París su quinta experiencia en unos Juegos, pero esta vez lo hará acompañada de dos debutantes olímpicos como son Pau Etxaniz y Miren Lazkano. Guipuzcoanos, del Atlético San Sebastián y de Basque Team, les une la misma pasión y el afecto mutuo.

Echa la mirada atrás Maialen y apunta a sus fuentes de inspiración. «Esto es increíble, pero hay un precedente. En 1992 (Barcelona) y 1996 (Atlanta) consiguieron esto mismo María Eizmendi, Cristina Martínez y Xabier Etxaniz. Y no tenían lo que tenemos nosotros ahora». Tres décadas después, «va a ser muy especial ir tan bien rodeada».

Lo dice en la sede del Atlético San Sebastián. Dondo todo empezó. Donde sigue habiendo mucha vida. Miren Lazkano valora que «viendo que tres de aquí hemos conseguido el billete olímpico a la vez y que hay jóvenes que vienen muy fuerte de abajo, algo se estará haciendo bien aquí. El trabajo da sus frutos».

España había conseguido cuatro plazas para París en el slalom olímpico y tres palistas guipuzcoanos les han puesto su nombre. El cuarto es el leridano Miquel Travé. Y todo ocurrió en Pau el mismo fin de semana con un guion de intriga total, con tres desenlaces a cada cual más emocionante y emotivo. Todavía lo procesan. Y lo hacen juntos.

Maialen Chourraut fue la primera en conseguirlo el sábado, en la última bajada y cuando Laia Sorribes le pisaba los talones, tal y como contó en la entrevista concedida este miércoles a DV. Pero si la incertidumbre invadió la clasificación de la lasartearra, subió un grado más en el turno de Pau Etxaniz, a quien se le complicó hasta el límite una situación que parecía tener controlada.

Llegó al selectivo de Pau por delante de su gran rival, David Llorente, y en la primera prueba del viernes logró ser el mejor. «Todos me decían que ya lo tenía. Pero casi es peor. Tenía que estar con los pies en el suelo. Necesitaba una bajada más. El sábado, con esa obligación de hacer una más, no estuve bien: toqué la primera puerta, toqué otra, toqué otra... Y ganó David. Él tenía ventaja si llegábamos al desempate del cross porque es el mejor. Así que estaba obligado a sacar dos ceros. Fue épico. Nos la jugábamos todo en la última bajada: si ganaba él, iba él a los Juegos; si gana cualquier otro, iba yo». La explosión de alegría llegó tras una pequeña incertidumbre. «Bajé antes que él. Salí de la piragua y la gente me miraba con cara de circunstancias. ¿Lo he hecho tan mal?, pensé. Hasta que llegaron mi aita, Maialen con los botines en la mano, que vino con Ane, también mi hermano.... Muy bonito. Podía haberlo hecho dos bajadas antes, pero así fue épico».

Lo de Miren Lazkano, simplemente, fue apoteósico. Su rival más directa, Nuria Vilarrubla, llegaba de La Seu con tres ceros. Solo necesitaba uno más. «Pasé toda la semana sin dormir. Llorando. La gente me animaba y decía que aún tenía opciones, pero todos sabían que era muy difícil. El viernes gané los dos descensos puntuables. Todavía tenía que imponerme el sábado para poder jugármela en el cross del domingo. Y me salió la bajada de mi vida. Tenía que esperar al domingo. No dormí nada esa noche. Me despertaba pensando en el circuito y la gente. No había vivido eso nunca. ¡Nunca! Conseguí un tiempo un segundo y medio mejor que Nuria pero había otra bajada y contaba la mejor de las dos. ¡No podía ni hablar de lo nerviosa que estaba! Pero en la segunda, ella bajaba antes que yo, no mejoró lo mío y ya sabía antes de bajar que me iba a los Juegos. Ya en la rampa estaba llorando, pero claro, no podía montar un follón. Después de dos horas todavía estaba en tensión. En otro planeta. Todavía no lo he asimilado».

Se da la circunstancia de que los tres tres guipuzcoanos han sido los únicos aspirantes olímpicos que han apostado por quedarse en casa a preparar el selectivo. Miren explica que «fui el año anteior a los Emiratos y se me hizo muy largo. Todos los días eran el mismo día. Las casas están en el mismo canal. Aquí tengo más cosas, más vida social». Par Pau, la decisión es fácil. «Yo entreno donde esté mi padre. Es el alquimista. No me hubiera ido mal ir a Australia –ríe– pero no me voy a ir a nigún lado sin él. Confío en su trabajo». Al trabajo en el gimnasio del Atlético han sumado salidas a San Miguel y Ereñozu, más los viajes a Pau.

La relación entre los tres merece capítulo aparte. Los dos debutantes admiran a Maialen y Maialen ve en ellos un espejo. Miren señala que «hemos tenido la suerte de tenerla en el club desde que empezamos. Nos ha enseñado mucho. Por ejemplo, que no es mejor el que más tiene sino el que mejor trabaja. Nos quedamos con su persona y con la cercanía de trato. Es impresionante que siendo quien es venga a consolarme cuando no me va bien».

Pau no puede encadenar dos frases sin emocionarse al hablar de quien se parece mucho a una madre para él –Maialen es pareja de Xabier, padre de Pau–. Explica que «es un ejemplo, alguien que desbloquea el sueño para que pueda ser real. Es guay poder vivir día a día junto a ella. Tenemos plena confianza. Compartimos el día a día. Es una cabezota pero te da mucho. Si Maialen lo hace de esta manera, tú también sabes que puedes seguirle. ¡A quién mejor que seguir que a Maialen y a mi aita!».

La veterana campeona concluye: «Les he visto crecer. Son ejemplos de competir y agarrarse a los proyectos. Son referentes para mí. París va a ser especial con ellos».

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