No se les esperaba, pero ya están aquí

El Lleida, equipo más en forma de la categoría con sus catorce victorias en dieciséis jornadas hasta ayer, no tuvo ni media opción de marcharse de Donostia con el triunfo en la mochila porque enfrente se le plantó el nuevo equipo más en forma de la LEB Oro. Los catalanes se vieron sobrepasados por un Gipuzkoa Basket que aspira a todo a nueve jornadas de que termine la liga regular y que además de conseguir la victoria por 87-72 también arrebató el averaje particular al cuadro ilerdense.

Los guipuzcoanos comenzaron la semana superando al líder, al Leyma Coruña (67-84), y la terminaron inmersos en un cuádruple empate por la segunda posición y a tan solo una victoria de la cabeza de la clasificación. A una victoria de la plaza que otorga el ascenso directo a la ACB.

Pero con un cuádruple empate ese mismo optimismo podría respirarse en Madrid (Estudiantes), Burgos (por el San Pablo y el Tizona) o incluso Coruña, ¿verdad? Pues no, porque la fría clasificación no lo dice todo. No muestra la mala dinámica del Estudiantes, las dudas del San Pablo o el mal de altura que le ha dado al Coruña, y tampoco el gran baloncesto que las últimas semanas están practicando Gipuzkoa Basket y Tizona, los dos equipos precisamente a los que no se les esperaba ver tan arriba con la temporada tan avanzada.

Ayer el Lleida inició el partido con una defensa de cuatro jugadores en zona y uno persiguiendo exclusivamente a Alex Barcello, pero no preocupó en el cuerpo técnico que lidera Mikel Odriozola porque el equipo que ha elaborado muy pocas veces ha tenido 'Barcellodependencia'. El escolta fue autor de los cuatro primeros puntos del partido, pero después le siguieron Sturup, Vrankic, Motos, Savkov, Ander Martínez, Oroz y Zubizarreta hasta que Barcello volviera a anotar a minuto y medio del descanso.

Porque este Gipuzkoa Basket es un equipo en mayúsculas. Juega de memoria y para colmo de los rivales y disfrute de los aficionados que se acercan con regularidad a Illunbe, la incorporación de Pavel Savkov y el regreso tras lesión de Aitor Zubizarreta no han hecho más que aumentar el arsenal de un grupo que no ha tocado todavía su techo. Ese es su principal argumento para soñar.

El juego de los primeros minutos se centró en la zona, en la batalla entre Aurrecoechea y Kuath. La diferencia de centímetros e intimidación eran favorables para el jugador del Lleida y poco había que ganar en esa pugna, así que cuando el Gipuzkoa Basket amplió su horizonte y buscó jugar de fuera hacia adentro, las cosas le fueron mejor. Primero encontró a Vrankic, inspiradísimo con dos triples consecutivos (15-12) tras sus 21 puntos en Coruña. Ha encontrado su lugar en el equipo coincidiendo con la baja de Carlson. Después encontró a Oroz, que sigue aprovechando que los defensores le dejan espacio para castigar en el triple y después del 3 de 5 de ayer acumula ya un 8 de 14 en las tres últimas jornadas.

Otros tres puntos de Zubizarreta –el equipo firmó un 14 de 28 en triples– provocó que todos los jugadores menos Marcius y Ansorregi lograran anotar pasado el ecuador del segundo cuarto (34-31) de un enfrentamiento que parecía muy complicado de romper, porque en el otro bando era Jaume Lobo el que mantenía al Lleida con diez puntos en ese período. Sin embargo, mientras ya en la segunda mitad los locales mantenían su aportación colectiva y firmeza defensiva, el Lleida empezó a resquebrajarse. Aurrecoechea se libró bien de Kuath y por fin vio la luz, fisuras en la fortaleza ilerdense que se trasladaron al ataque –nueve puntos en siete minutos– y que Savkov no dudó en hacer de un pequeño agujero una gran brecha (59-49).

El ruso, con una calidad enorme y una mano finísima –su fichaje ha sido un excelente movimiento en el mercado–, firmó 17 puntos sin fallo, con 5 de 5 en triples y tres de ellos en el último cuarto para disparar la diferencia –73-56, min. 35– y la ilusión en el club y la afición.

Quedan nueve jornadas y la LEB Oro tiene resultados imprevisibles, pero este equipo va a ofrecer un mes de mayo apasionante. Y el sábado, a visitar a Lolo.