Los aficionados del Breogán de Lugo, que acaba de terminar su temporada en la ACB, piden ampliar y mejorar su pabellón. Leo en las páginas ... de Deportes de 'La Voz de Galicia' que «el calor es insoportable» y que sus 5.300 localidades se han quedado escasas. Que necesita una mano de pintura porque el Pazo do Deportes se construyó en 1992. Y claro, del pampurrio que me da casi se me cae el café. 1992. En ese año el Gasca ya llevaba tres años de carné de conducir. Estos asuntos, completamente lícitos por la afición lucense, no hacen sino irritar más al arriba firmante y a muchas personas más, amantes del baloncesto, que no nos explicamos el estado en el que está todavía el Josean Gasca. De hecho está a doce años de jubilarse. Menos mal que está en borrador y fue una de las promesas electorales el proyecto 'Anoeta Berri', con el que se va a modernizar toda la zona de Anoeta. Veremos a ver.
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Por eso mañana no hay más remedio que subir al Angulas Aguinaga Arena. La cosa pinta bien y los que vayamos a acudir no cabríamos en el actual Gasca, con capacidad para unas 1.900 personas, pero sí en una instalación que estuviera renovado y que merece una ciudad como Donostia.
No nos acordaremos de esto cuando el balón se ponga en el aire y comience el tercer partido de la serie. El GBC ya sabe lo que es disputar este tipo de choques y puede que la experiencia sea un grado. Todos los integrantes del equipo y responsables han solicitado el apoyo del público. «Un ambiente como en Grecia», decía Alex Barcello, que ya sabe lo que es jugar a orillas del Egeo. Y es que esto es el playoff, donde cada posesión, rebote y tiro cuenta. Donde hay mucho más ruido en el pabellón que en cualquier partido y donde las decisiones arbitrales están muy mediatizadas. El GBC juega con un corazón guipuzcoano aunque su cuerpo es una amalgama de nacionalidades y culturas. Merecen que subamos a aplaudirles y animarles.
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