Eduardo González: «Pediremos al padre que no vaya a los partidos»

González no se encontraba en el campo en el momento del incidente, pero acudió al lugar rápidamente cuando se desencadenaron los hechos para informar al presidente de la Guipuzcoana de lo acaecido. «Es injustificable y condenamos rotundamente lo que pasó. Pedimos disculpas al linier y a todo el fútbol. No podemos justificar lo que sucedió. Al final la agresión no la protagoniza un padre, sino uno del Trintxerpe, que no se da cuenta del daño que hace al club», sostiene con resignación González.

El máximo responsable del Trintxerpe espera ahora conocer las consecuencias del lamentable suceso que se vivió en su campo. Reconoce que «nosotros no tenemos la potestad de prohibir la entrada al campo a nadie», en relación al posible castigo que podría imponer el propio club al agresor. Aunque sí que admite que «vamos a pedirle que no vaya a los partidos». «Preferimos que no vaya. No contamos con las herramientas legales para impedírselo, porque tampoco somos los gestores de la instalación», detalla. Además, señala que el hijo del individuo que golpeó al árbitro, no tendrá ninguna penalización. «Sería un castigo doble para él», argumenta.

El club también se enfrenta al posible cierre del campo según la decisión que adopte el Comité de Competición de la Federación Guipuzcoana. «Entenderíamos y asumiríamos el castigo», indica González, aunque también considera que «el cierre no soluciona nada» por las características del recinto: «La valla está muy pegada al terreno de juego».

El presidente del Trintxerpe confiesa que es «muy triste» que su club aparezca en los medios de comunicación por sucesos como este y no por la labor que realiza con los jóvenes del barrio. «El Trintxerpe tiene que dar servicio a los chavales del barrio, realiza una labor de integración muy importante», destaca. «Actualmente tenemos alrededor de 300 jugadores desde la escuela hasta el equipo de regional», pone también en valor.

La realidad es que el incidente que se vivió el domingo en Trintxerpe no es un caso aislado dentro del fútbol base guipuzcoano. Este año ha habido que lamentar más sucesos desagradables durante un partido de ámbito formativo. Tampoco es la primera vez que el árbitro es objeto de una agresión. Hace dos meses el Comité de Competición de la Federación sancionó con tres años de suspensión a un miembro de un club que atacó al árbitro tras la finalización de un encuentro.

La Federación está muy preocupada por el aumento de los incidentes en los campos de fútbol de Gipuzkoa tras la pandemia, originados en gran medida por el público que acude a ver los encuentros. Esta misma temporada, en septiembre, se produjo un grave episodio racista en el partido de categoría Preferente entre el Hernani y el Hondarribia en Zubipe cuando un jugador del equipo visitante fue atacado verbalmente por un grupo de espectadores. Además, el pasado curso la Ertzaintza tuvo que desalojar el campo de Berio debido a unos incidentes protagonizados por el público en un partido de juveniles entre el Ekintza y el Santo Tomas Lizeoa.