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Beñat San José pasea por la playa de Ondarreta, en la que dio sus primeras patadas a un balón cuando era niño José Mari López
Profeta en tierras lejanas
Fútbol

Profeta en tierras lejanas

El entrenador donostiarra Beñat San José, campeón en Arabia Saudí, Bolivia y Chile, acaba de cerrar su etapa en el Atlas mexicano y confía a sus 45 años en encontrar un proyecto más cerca de casa

Miguel González

San Sebastián

Domingo, 26 de enero 2025, 08:02

En el fútbol, como en la vida, no es fácil ser profeta en tu tierra. En el mundo de los banquillos tampoco. Entre los más destacados entrenadores de Gipuzkoa, Xabi Alonso se ha estrenado en la élite en Alemania, Arteta ha hecho su carrera en Inglaterra, Emery se abrió camino en el Lorca, Almería y Valencia, a Lopetegui le dieron la alternativa en Madrid entre el Rayo y el Castilla y Andoni Iraola empezó en Chipre y ahora triunfa en Bournemouth. Solo Imanol ha podido triunfar en casa en los últimos seis años.

Beñat San José (Donostia, 1979) completaría el top-7 de los técnicos guipuzcoanos con más éxito a nivel internacional, aunque sea el más desconocido. Ha entrenado al Atlas mexicano hasta diciembre y ahora está en casa esperando un nuevo proyecto, lo que aprovechamos para conocer su bonita historia. Hizo las maletas en 2012 para dirigir al Al Ittihad de Arabia Saudí, en el que ahora juega Benzema, aunque su pasión por ser entrenador arrancó mucho antes. «Cuando jugaba en la Real cadete entrenaba en la playa al benjamín de mi ikastola, Santo Tomas Lizeoa. Me gustaba enseñar a los chavales aspectos técnicos».

En Zubieta compartió equipo en cadetes y juveniles con una generación de enorme talento en la que estaban los Aranburu, Barkero, Gabilondo, Llorente y Sergio Francisco, el actual entrenador del Sanse. «Teníamos un equipazo pero no llegué al último año juvenil. Lo que yo quería era entrenar. Mientras me fui sacando los títulos de entrenador entré en la escuela del Antiguoko y de ahí pasé a la Real, donde estuve cuatro años inolvidables».

Sus inicios

«Jugué en el cadete y el juvenil de la Real pero entrenaba en la playa al equipo benjamín de mi ikastola, Santo Tomas»

En aquella época tuvo bajo sus órdenes a jugadores como Odriozola, Bautista, Gorosabel o Zubimendi, entre otros, algunos de los que guarda anécdotas curiosas. «Bautista, por ejemplo, era lateral pero en las acciones combinativas era el que mejor remataba. Gajate y yo nos mirábamos asombrados. Decidimos ponerle delantero y hasta hoy. A Zubimendi ya se veía que iba a ser un cuatro muy bueno».

De Zubieta a Arabia Saudí

En el arranque de su quinta temporada entrenando en las categorías inferiores de la Real le llegó la oferta de Arabia Saudí. «Estaba entrenando al Liga Vasca cadete de los Oyarzabal, Zubeldia, Guevara, Aihen... Era un caramelo. Pero yo quería probar suerte en el mundo profesional y Luki Iriarte y Bittor Alkiza, que era el responsable de Zubieta, me dieron todo su apoyo. Siempre les estaré agradecido porque si no habría sido más difícil tomar la decisión de marcharme».

Su carrera

  • Trayectoria. Real Sociedad (2008/12), Al Ittihad (12/14), Al-Ettifaq (14/15), Antofagasta (15/16), Bolívar (16/17), Universidad Católica (2018), Al-Nasr (2019), KAS Eupen (19/21), Mazatlán (21/22), Bolívar (22/23) y Atlas (2024).

  • Títulos. Copa de Arabia Saudí (2013), 2 ligas de Bolivia (Apertura y Clausura 2017) y Liga de Chile (2018).

La propuesta era para dirigir al filial del Al-Ittihad pero a los pocos meses destituyeron en el primer equipo a Raúl Caneda, el asistente de Lillo en la Real, y le pusieron de forma interina. «En principio era para dos semanas, hasta que encontraran otro entrenador, pero empezamos a ganar partidos y seguí hasta final de temporada. Subimos gente joven del filial, algo que en la Real es habitual pero allí no tanto, y nos proclamamos campeones de la Copa después de clasificamos en el último partido para jugarla. Aquello fue un espaldarazo».

Salir fuera

«Estaba muy a gusto entrenando en Zubieta pero quería probar en el mundo profesional y Luki y Alkiza me apoyaron»

La vida en Arabia Saudí era muy diferente a la de ahora, en la que se ha abierto al mundo occidental y acoge la Supercopa de España. «Tienen unas tradiciones muy arraigadas y tú sabes bien que eres un extranjero, pero tienes que agradecer que te hayan dado una oportunidad de trabajo. Algo que me sorprendió es que teníamos que parar el entrenamiento por el rezo. Entrenábamos tarde por el calor y tocaba uno de los rezos diarios. En vez de verlo como un obstáculo lo miramos como una oportunidad para unir al grupo y ganarnos su respeto, algo que los saudíes nos agradecieron. Pero había que planificar las sesiones en función de ese parón».

En aquella época derruyeron su estadio para levantar el moderno King Abdullah en el que se ha disputado la Supercopa. «Tuvimos que ir a jugar varios partidos de Jeddah a La Meca, pero como no éramos musulmanes no podíamos entrar en la ciudad santa y el cuerpo técnico nos alojábamos a las afueras. Veíamos a los jugadores en el estadio». Su etapa en Arabia Saudí siguió en Al-Etiffaq de Damman, «en el que hicimos debutar a Mohamd Kanoo, uno de los pilares de la selección saudí».

Campeón en Sudamérica

En 2015 saltó al fútbol sudamericano para entrenar al Antofagasta de Chile, que era colista. «En Arabia Saudí hice muchos contactos. Uno de ellos era un argentino que tenía contactos en Chile. Era un fútbol que me atraía mucho por el trabajo que había hecho Bielsa en la selección y por el legado de Sampaoli en el Universidad de Chile. Me llegó la propuesta de Antofagasta y le acepté porque era dar un paso en mi carrera. Fue una gran experiencia. Empezamos a remontar y no nos clasificamos para la Copa Sudamericana, la equivalente a la Europa Leaque de aquí, por los penaltis».

Unos años después aquella experiencia le permitiría fichar por el Universidad Católica, uno de los grandes del país, y ganar la liga en 2018. «Es un fútbol muy vertical cuando nosotros llegamos con el concepto de dominar la posesión. Fue un choque grande hasta que comprendimos lo que les gustaba allí. Nos adaptamos y ganamos la Liga. La vida en Santiago es muy fácil porque es la ciudad más europea de Sudamérica».

Entre medias estuvo en el Bolívar de La Paz, «seguramente el club en el que más presión he sentido. El 60% del país es de ese equipo y tienes la sensación de estar entrenando a la selección boliviana. Cuando jugamos los cuartos de la Libertadores ante el Internacional de Porto Alegre que entrenaba Coudet el país se paralizó. Fue tremendo».

Cuenta que recaló en Bolivia por «la posibilidad de pelear por títulos y jugar competición continental, además de que era un club integrado en el grupo del Manchester City como el Girona». Del país andino destaca «sus enormes contrastes. En todo. Puedes pasar de jugar a 4.000 metros a hacerlo al nivel del mar y eso es exigente. En lo social ves diferencias grandes pero siempre dentro de una armonía».

Bélgica

«Junto con los títulos que he conseguido ha sido la experiencia más potente de mi carrera; hay grandes futbolistas allí»

En diciembre de 2018 regresó al fútbol asiático, aunque en este caso para fichar por Al-Nasr de Emiratos Árabes. «Hubo una opción para entrenar en España pero no cuajó. Así que me fui a Dubai. Es un país diferente a Arabia Saudí, no tan apegado a sus tradiciones. Dubai, que es donde estuve, es una ciudad moderna y abierta al mundo. Fue una experiencia personal muy enriquecedora, aunque los resultados no acompañaron del todo. Recuerdo que en el equipo tenía a Álvaro Negredo, con el que mantengo una buena relación».

Éxito en el fútbol belga

Su experiencia más cercana a nuestro fútbol fueron las dos temporadas en las que dirigió al KAS Eupen de Bélgica (2019-2021). El primer año estaba a tres puntos de igualar la mejor puntuación de la historia del club cuando se suspendió la liga por la pandemia y en la 20/21 se sacó la espina al realizar el mejor campeonato del KAS Eupen y alcanzar las semifinales de Copa. «Junto los títulos que conseguí en Arabia Saudí, Bolivia y Chile, fue la experiencia más potente de mi carrera porque es un campeonato muy fuerte que exporta grandes futbolistas. Me acuerdo que nos enfrentamos a Doku, que estaba en el Anderlecht, y que nosotros teníamos a Emmanuel Agbadou, por el que el Wolverhampton acaba de pagar 20 millones al Stade Reims; Adriano Correia, el brasileño que triunfó en el Sevilla y Barcelona; y Edo Kayembe, que está en el Watford. Es un campeonato de mucho nivel con futbolistas top. Jugamos las semifinales de Copa ante el Standard de Lieja y nos eliminaron por un gol».

Cuando concluyó la temporada decidió no renovar en busca de un nuevo proyecto en Europa que no llegó y abrió la vía mexicana. Ahora, a los 45 años y un segundo hijo a punto de nacer, mira al futuro con la ilusión de encontrar un destino más próximo a Donostia que le permita pasar más tiempo con su familia, aunque si algo ha aprendido estos años es que en el mundo de los entrenadores es muy difícil ser profeta en tu tierra.

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