Cuando el 'cacique' Cruyff se merendó a la Real hace 40 años
En 1976, Arconada paró un penalti y el holandés 'fabricó y materializó el triunfo del F. C. Barcelona' por 2-1
MIKEL G. GURPEGUI
Viernes, 25 de marzo 2016, 09:26
Hoy, que se rememoran las grandes gestas del llamado inventor del 'futbol total', quizá les apetezca recordar que hace casi 40 años los txuri-urdin jugaron en lo que entonces se llamaba Nou Camp, que no Camp Nou. Y que si la Real no ganó allí fue por culpa de un tal Johan Cruyff.
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El equipo guipuzcoano iba bien encarrilado. Aunque los resultados eran irregulares, ya estaban en sus filas buena parte de los jugadores que en las temporadas 1980-81 y 1981-82 conseguirían el campeonato de Liga.
El 12 de diciembre de 1976, el F. C. Barcelona iba en primera posición (acabaría segundo, superado por el Atlético de Madrid; y la Real, novena, sólo un puesto por debajo de un Real Madrid en época baja). Así que nuestro periódico tituló: «La Real, ante el líder, intentará presentar su candidatura al título».
Tras el encuentro, en los 'monos' de Miguel podía leerse: «Derrota con honor. - Ganó el Barça, pero pasó su miedo... - Es que la Real se está convirtiendo en un temible coco». El partido, retransmitido por televisión (en los tiempos en que sólo se podía ver un partido, el domingo a las 8) se saldó con un 2 a 1 para los blaugranas y estuvo de lo más emocionante.
En nuestro periódico, Jorge Reizábal titulaba: «Cruyff fabricó y materializó el triunfo del Barcelona (2-1). El líder replicó inteligentemente al juego de la Real». Otros subtítulos condensaban otros aspectos del encuentro: «Arconada tuvo una actuación extraordinaria y detuvo un penalty. Satrústegui marcó el tanto eúskaro. El equipo catalán saludó en su idioma y en euskara a los jugadores y afición vascos».
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Este detalle llamó tanto la atención que DV hasta publicó una foto en la que se veía el marcador luminoso del Camp Nou con el texto «Barçak euskal jokalari eta jarraitzaleak agurtzen ditu eta gure artean zoriontsu egotea opa die». El cronista confesaba «su emoción al escuchar la estruendosa ovación del público cuando apenas habían salido al aire tres de las palabras del saludo. Todo un detalle a tener en cuenta para cuando nos visite el Barcelona. También la Real fue cariñosamente recibida, con muestras de simpatía y de admiración».
Por los realistas jugaron Arconada (quien detuvo un penalti a Clares en el minuto 8), Choperena, Gaztelu, Cortabarría, Olaizola, Diego, Murillo, Zamora, Idígoras, Satrústegui (autor del gol donostiarra) y López Ufarte.
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En el Barça estaban Migueli, Asensi o Neeskens, pero todos los ojos se dirigían a Johan Cruyff, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y aquel día autor de los dos goles de su equipo. «Cruyff fue el elemento que desde el principio inclinó netamente la balanza a favor de su equipo. El holandés es un auténtico cacique del fútbol, que hace lo que quiere y cuando quiere, y que domina todos los resortes del poder de una de las instituciones futbolísticas más fuertes de la península. (...) Y, junto a él, un equipo que practicó a la perfección la lección de desarticular antes el juego del contrario, para después articular el propio».
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