¿Y el repecho?

Lo que cambiaría estas etapas el dichoso viento de costado. Si no sopla y a todos los equipos les conviene correr así, tarde de aburrimiento. Hoy puede suceder tres cuartos de lo mismo.

Jakobsen tiene un mérito enorme. Reponerse así de aquella brutal caída en la Vuelta a Polonia... Dice que está en el pelotón gracias a la ayuda de su familia y de gente cercana. No solo está, sino que además gana. El terrible accidente le desfiguró la cara como a Laurent Jalabert el impacto con el gendarme que sacaba una foto del sprint a petición de un espectador. Los golpes en la cabeza son delicados. El francés volvió a competir a gran nivel.

Las consecuencias dependen a menudo de la fortuna. Agostinho vivió las dos caras. Le vi un día estrellarse de lleno contra una señal de tráfico y salir indemne. En una París-Niza, en el descenso del col de la Republique hacia Saint-Étienne, el automóvil del equipo Rokado nos adelantaba cuando una bicicleta de repuesto salió por los aires. Cayó dos metros delante del portugués, a quien no le dio tiempo a reaccionar. Bajaba a 60 km/hora y se pueden imaginar el golpe. Yo iba veinte metros más atrás y me quedé horrorizado. Tres días después ya estaba montado de nuevo sobre una bicicleta. Eso sí que me impactó. No he visto nadie más duro. Sin embargo, un perro se le cruzó en la Vuelta a Portugal. Volvieron a montarle sobre la bici y murió de aquel golpe en la cabeza.

Por cierto, estamos en la Vuelta de los traslados. He contado nueve, incluido uno de Ávila a Laredo. Casi nada. Eso sí que es una paliza.