La Vuelta a España de 2025 celebrará los 90 años de su nacimiento y será la 75ª edición que se dispute. Números importantes y redondos, ... de los que suelen festejarse. También se cumplirán otras efemérides, como los 50 años de la inolvidable llegada a Donostia de la crono final de 1975, que jamás pudo borrar de su mente Txomin Perurena, tras perder el liderato en el mismísimo velódromo de Anoeta a manos de Agustín Tamames. «Todavía hoy me despierto con pesadillas –escribía el recordado Txomin en una de sus columnas en estas páginas–. Siempre hay alguien que viene a recordarme aquello y paso un mal rato. Perdí la Vuelta a España de 1975 en la contrarreloj de Donostia, el último día. En cuanto entré al velódromo y escuché –sí, escuché– aquel silencio sepulcral, no hacía falta que nadie me diera referencias. Sabía que había perdido la carrera. Y eso que estaba concienciado de que podía suceder porque llegaba líder a la crono pero los cinco primeros de la general estábamos en un pañuelo. Lo mismo podía ganar que acabar quinto detrás de Tamames, Lasa, Ocaña y Kuiper. Me pasó Tamames. Me queda el consuelo de que no me arrebató el maillot amarillo porque salí con la camiseta del equipo. Entonces no existían ni buzos ni maillots de seda». Desde el segundo día de aquella Vuelta hasta el último, el liderato de la carrera estuvo en manos de corredores oiartzuarras, primero Miguel Mari Lasa y luego Perurena, pero del velódromo el maillot amarillo voló hacia Salamanca.
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Han pasado 50 años, pero el velódromo está más o menos igual. Se había cubierto ya dos años antes, en 1973, para el Mundial. En 2025 se cumplirá otra fecha redonda, los sesenta años de su construcción, en 1965, para otro Mundial. Desde entonces se convirtió en referente para las llegadas de la Vuelta. Una instalación de primera categoría, un lujo. Así se mantuvo hasta 1978, el primer triunfo de Hinault, cuando se tuvo que anular la última etapa rumbo al velódromo por la problemática política. Fue la última vez que la carrera terminó en Donostia.
En 2025 también se recordarán los 40 años de uno de los desenlaces más rocambolescos, cuando Pedro Delgado derrotó a Robert Millar en la famosa etapa de la sierra madrileña de 1985 con aquella escapada junto a José Recio y el escocés del pendiente aislado por detrás en el grupo de Pello Ruiz Cabestany y compañía. También se cumplirán 60 años de la última vez que Rik van Looy corrió la Vuelta. El 'Emperador de Herentals', fallecido el miércoles, ganó en aquel 1965 ocho etapas y acabó tercero en la general. Fue quinto en la contrarreloj que llegaba al velódromo portátil de Atotxa, mientras ya se ultimaban los trabajos para inaugurar el nuevo y flamante de Anoeta.
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