Les ha faltado iniciativa a los equipos en el inicio del Tour. No hemos asistido a ningún ataque bien organizado, ni a intento alguno de ... abanico en un terreno de viento. Todos hablamos de la tensión de la temida primera semana del Tour, del riesgo de caídas, de poder tirar por tierra tus opciones a las primeras de cambio... Y resulta que no se ha producido ninguna retirada. Siguen en carrera los 176 ciclistas que tomaron la salida en Copenhague. De lo que me alegro.
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No creo que exista un pacto de no agresión. Me inclino a pensar más en una confluencia de intereses de los equipos fuertes de la carrera a la espera de acontecimientos. El miedo a perder prevalece sobre los riesgos que hay que tomar para atacar a un corredor como Pogacar, apto para todos los terrenos. El año pasado, sin ir más lejos, Roglic dijo adiós a sus opciones de victoria y de podio, así como a la carrera, por culpa de una caída a los pocos días de empezar.
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La mayoría mira ya al pavés de la etapa de mañana con la esperanza de que varíe esta dinámica. Los tramos son cortos pero numerosos. Y menos mal que la organización ha colocado el final de etapa a la entrada del bosque de Arenberg, uno de los segmentos más peligrosos de la París-Roubaix, clásica en la que participé como ciclista... con la fortuna de que pinché antes de llegar al primer tramo y me subí al autobús, nuevito, que recogía a los retirados. Casi pegábamos con la cabeza el techo al paso por los adoquines.
Van Aert, el maillot amarillo, recibió el domingo una multa y la advertencia de una sanción de tiempo por lanzar algo al suelo en una zona prohibida. El uso de vidrio ya estaba prohibido en mi época. Lógico. Algunos se metían en los bares en busca de líquido. El único que llevaba dinero en el bolsillo para pagar era José Luis Uribezubia 'Katarrilla', al que llamábamos 'Txintxua'. Está claro por qué.
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