Milan Vader se reencuentra con sus «héroes»

«Volver a la unidad de cuidados intensivos en Bilbao me provocaba emociones contrapuestas, pero estoy súper contento de haberlo hecho. Para mi sorpresa, mucha gente me reconoció. Fue bueno mantener una pequeña conversación con las personas que me salvaron la vida. Son mis héroes y los de muchas otras personas», explica el ciclista neerlandés.

Vader tampoco se olvida de Tomás Rodríguez, médico de la carrera y jefe de Cirugía Cardiaca del hospital de Basurto, que fue el primero en llegar a atenderle tras la caída. «También muchas gracias al médico de la Itzulia por atenderme rápido y salvarme la vida». Rodríguez reconoció que en toda su experiencia como médico de ciclismo la de Vader fue «la situación más comprometida que he tenido».

Tras una larga recuperación, el 2 de junio salió por primera vez a la carretera. Veinte días después publicó unas fotos de una salida en bici con su novia en los alrededores de Drenthe, donde aparece con buen aspecto. Tras asegurar su situación después de dos semanas en coma en Cruces, fue trasladado al hospital Erasmus en Rotterdam. No recuerda nada del accidente. Tras despertar tuvo que «aprender todo desde cero, también a andar». Su posible regreso a la competición es una incógnita. Vader ha debutado esta temporada en el profesionalismo de carretera, procedente del mountain-bike. En los Juegos Olímpicos de Tokio acabó décimo en la especialidad. Fue dos veces campeón de Holanda de ciclo-cross.

La caída de Vader tuvo en vilo a la Itzulia y al mundo del ciclismo. El doctor Tomás Rodríguez relató para este periódico lo que sucedió inmediatamente después del accidente, el que se vieron implicados varios ciclistas: «Paramos por esa caída, veo a un corredor del Intermarché sentado en el guardarraíl. Le estoy atendiendo y en ese momento me dicen que hay otro tirado en la campa. Me asomo y le veo». Era Milan Vader.

«Cuando llegamos está inconsciente. Le protegemos la vía aérea y empieza a recuperar la consciencia. Comienza a hablar. Había que sacarle de allí, inmovilizarle el cuello y subirle a una tabla de traslado. Estábamos a unos veinte metros de la carretera. Lo primero que pensé fue en trasladarle en helicóptero por el traumatismo torácico, pero cuando le empezamos a mover recuperó la consciencia. Vimos que tenía un traumatismo craneoencefálico y torácico y decidimos trasladarlo a Cruces en ambulancia». Ahí se produjo un momento crítico: «Durante el traslado, cuando ya está monitorizado, sigue quejándose del dolor y nos dice que le cuesta respirar. En ese momento las constantes vitales están bien al igual que la saturación de oxígeno. Pero luego empezó a bajarle la saturación. En ese instante le decimos a la ambulancia que pare, que hay que dormirle e intubarle. Comenzamos con la ventilación asistida hasta el hospital de Cruces. Le estabilizamos. Incluso pensamos en si había que ponerle un drenaje torácico en la ambulancia. Pero como se encontraba estable, esperamos a llegar al hospital».

Vader ha regresado a Euskadi a dar las gracias por aquella atención médica. Vuelve a andar en bici. Todo, gracias a sus «héroes».