Radiografía de dos kilómetros de locura de Alex Aranburu en el Poggio
Alex Aranburu respondió al ataque de Pogacar a 2,7 de la cima, que desató la gran batalla en la Milán-San Remo
Tadej Pogacar (UAE) arranca a 8,2 kilómetros de meta y a 2,7 de la cima del Poggio y comienza la Milán-San Remo ... de verdad. Una batalla en la que solo hay sitio para los mejores. Entre ellos, Alex Aranburu (Movistar), que mantiene la cabeza fría. Prefiere situar la carrera desde su puesto de privilegio, el undécimo del grupo cabecero, desde donde observa los movimientos de todos sus rivales.
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Mathieu van der Poel (Alpecin) y Wout van Aert (Jumbo) no contemporizan y van al choque desde el principio. El belga sale a la rueda del esloveno al instante y el holandés reacciona para cerrar el hueco poco después. Esa primera intentona termina 300 metros más adelante, a 7,9 de meta, en una curva de herradura de las que rodean los característicos depósitos de agua de la subida al Poggio.
Es el momento de Alex Aranburu, que aprovecha para situarse por el lado derecho de la calzada, a rueda de Pogacar. El guipuzcoano sabe que el anterior no será el último intento del gran favorito. Y no tarda en repetir. A 7,7 de meta, a 2,2 de la cima del Poggio, arranca el número uno del mundo y esta vez el ezkiotarra no le deja ni un milímetro. Se suelda a la rueda trasera de la Colnago de Pogacar y ambos abren hueco. Por unos segundos, puede parecer bueno. Pero en este tipo de carreras –la Milán-San Remo es el primero de los cinco monumentos del ciclismo– no hay regalos. Reacciona Van der Poel y Primoz Roglic (Jumbo) arrastra a su compañero Van Aert. A 7,5 de meta alcazan a Aranburu y Pogacar, que no para y sigue tirando otros doscientos metros. Pero nadie cede y frena a 7,3, a 1,8 de la cima. Aranburu espera.
El esloveno está inquieto, los kilómetros en el Poggio pasan muy rápido y no hay tiempo que perder. Dos bocanadas de aire y cien metros más adelante, nuevo ataque. Esta vez es Van Aert quien se adelanta en la respuesta, a 7,2 de meta, con Aranburu tras él. Es un ataque corto porque Roglic contraataca y se lleva consigo a Van der Poel. El corte impresiona: Pogacar, Van Aert, Aranburu, Roglic y Van der Poel. El líder del UAE hace otro amago, pero no hay manera. El Poggio se va acabando.
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Se rompe a 900 metros
A 6,4 de meta trata de sorprender desde atrás Kragh Andersen (DSM). Arranca a la manera clásica, en el punto en que acaba la subida propiamente dicha y comienza ese falso llano criminal que conduce a la útima curva antes de la bajada. Es una arrancada sostenida, a 900 metros de la cima y que Aranburu no puede sujetar. Tampoco Matej Mohoric (Bahrain), a la postre ganador.
El danés corona primero y lleva a rueda a Pogacar, Van der Poel y Van Aert. Inician la bajada en este orden. Dos segundos después supera el Poggio el grupo encabezado por Mohoric, con Aranburu.
Han sido dos kilómetros de locura, en los que Alex Aranburu ha dado un salto adelante en su carrera. Se ha fajado en un cara a cara con los mejores del mundo –a la altura de su actuación en la Tirreno-Adriático del año pasado– y ha coronado el Poggio de San Remo a dos segundos del primero, en el mismo grupo que el ganador.
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En ese momento, es cuando la Milán-San Remo le da a conocer su grandeza. Cuando parece que lo más difícil está hecho, que solo queda la bajada, la carrera sentencia. Mohoric –con su novedosa tija de sillín móvil– tarda un kilómetro en llegar hasta la cabeza, lo que da idea de la dificultad. A falta de 4,4 de meta se coloca el primero y emprende su descabellado descenso. Por detrás, Aranburu paga coronar el Poggio en el puesto once del grupo. Mucha gente entre Mohoric y él, mucho cansancio que perjudica a los reflejos, mucho riesgo de que alguien cometa un error.
Lo comete GiacomoNizzolo (Israel). El italiano cae (se fractura la mano izquierda, aunque llega 18º) y Aranburu debe maniobrar para esquivarle. Uno, dos segundos. No parece nada en una carrera de 300 kilómetros, pero es la diferencia entre el grupo de cabeza y el siguiente. No hay tiempo para volver. Se escapa la posibilidad de luchar por el segundo puesto y su grupo sprintará por el décimo, que se anota Démare (Groupama). Aranburu acaba 13º, pero ha sido uno de los mejores en el Poggio, en los kilómetros de la verdad.
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