Hoy hace justo diez años fue un día inolvidable para la familia del baloncesto guipuzcoano en general y del Gipuzkoa Basket en particular. El equipo, guiado por Sito Alonso, Lolo Encinas y Jon Txakartegi, disputaba una fase final de la Copa del Rey. Un triple con la marca registrada de Jimmy Baron en Murcia semanas antes selló una remontada magnífica y metió al equipo entre los ocho primeros para asistir por primera vez a Barcelona y conocer de primera mano a qué huelen los grandes. Qué se cuece en un torneo de esas características.
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Más allá de comparar a Panko con Simons, Neto con Steinarsson, Vidal con Oroz o Doblas con Delas hay que recordar con alegría lo que supusieron aquellos tiempos de bonanza y tener en el horizonte un objetivo para esta nueva era. Venimos de la mejor entrada del año en Illunbe en el partido contra el Juaristi y esa debe ser la primera jugada en el sistema que dibuje la directiva del GBC en su pizarra. El resto, como el baloncesto, debe fluir. Cuantas más cosas hagas, más bonito juegues y más partidos ganes tendrá su recompensa. No hay trucos en eso.
El Baskonia apeó al GBC de aquella Copa en el Sant Jordi, un escenario imponente. Los baskonistas se mueven mejor en encuentros de ese tipo y Prigioni cogió la batuta para noquear a un correoso GBC. Nos fuimos orgullosos y sedientos de más, pero no pudo ser. Ojalá algún día...
Viendo la composición del cuadro este año, todo hace indicar que la final será nuevamente un Real Madrid-Barcelona. Los de Laso tienen un cruce, creo, más sencillo con el Breogán que el Barça ante el Manresa. Me encanta cómo juegan los de Pedro Martínez. El cuarto de final más equilibrado parece el Joventut-Tenerife y Valencia parte con ventaja ante el UCAM Murcia de Sito. Pero esto es la Copa y puede que para algún equipo este año sea inolvidable. Como lo fue para el GBC hace una década.
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