La ciencia también participará en la Behobia

La investigación científica, la asistencia sanitaria y la afición deportiva de un territorio han decidido aliarse. Con el afán de conocimiento como interés común, quieren saber mejor cómo funciona el cuerpo en una carrera y, a ser posible, cuáles son el origen y las causas de los temidos problemas de salud sufridos durante la actividad física. En el horizonte, recomendaciones que ahonden en la prevención y los buenos hábitos. Todo ello con el privilegiado telón de fondo de la Behobia-San Sebastián, el estandarte de carrera popular en Gipuzkoa.

El club Fortuna, organizador de la prueba, completa la cuarta pata del banco, actuando de intermediario entre la ciencia y el deportista. El corredor aporta su experiencia en forma de datos y los investigadores tratan de arrojar respuestas.

Surge así el estudio piloto 'Taupadekinn', auspiciado por el Instituto de Investigación Sanitaria Biogipuzkoa, pero con protagonismo de los propios participantes. Ellos aportan sus datos –cada vez son más quienes los registran con sus pulsómetros y relojes de última generación– y los científicos los analizan junto a otras variables para tratar de extraer conclusiones empíricas.

Itziar Vergara, directora de Biogipuzkoa, cuenta que «queríamos acercarnos a la Behobia por lo que implica para la sociedad guipuzcoana. Como centro de investigación, queríamos tener ese contacto con Fortuna, analizar las características de la prueba y valorar qué es lo que podíamos ofrecer. Nos empezaron a brotar preguntas de investigación y apareció la experiencia de Félix Zubia y su conocimiento en carreras similares. Así acabamos formulando la pregunta a la que queremos responder».

Zubia, jefe de Servicio de Medicina Intensiva de la OSI Donostialdea, es el investigador principal y se encarga de establecer la unión entre la asistencia sanitaria o problema clínico y la hipótesis científica. Afirma que «el principal riesgo en una carrera de este tipo es el de sufrir un golpe de calor. A partir de 20 grados sabemos que la incidencia aumenta. Un día de más de 20 grados podemos tener unas 200 asistencias, de las que derivan en traslados hospitalarios entre 20 y 30. El año pasado tuvimos a cuatro personas en la UVI. Porcentualmente no es mucho, pero ese día supone un problema tanto para el corredor como para organizar la asistencia».

A partir de ese riesgo de golpe de calor, la pregunta que se plantea Zubia es: «¿Esto se puede prevenir o detectar? Existen datos en otros estudios que nos dicen que el ritmo de carrera demasiado alto durante demasiado tiempo puede ser el origen del golpe de calor. Esa es la hipótesis. Ahora hay que demostrarla. Ahí surge este estudio con dos ramas. Primero hay que ver que eso se puede medir, es decir, si la información que se extrae de los relejos es fiable o no. Se trata de ver si realmente las personas que corren durante mucho tiempo por encima del umbral se asocian a tener mayor riesgo o no. ¿El que va demasiado rápido tiene golpe de calor? Ante ese interrogante surgen dos cuestiones. Una, ¿lo podemos medir? Y dos, ¿es verdad?».

El corredor popular se convierte así en «parte activa de la investigación», tal y como reconoce Itxaso Calbano, técnico en innovación digital de la unidad de apoyo a la innovación de Biogipuzkoa y responsable del componente tecnológico de este proyecto. Explica que «al sistema sanitario le interesa incorporar al participante. Que sean los deportistas quienes extraigan información de sus relojes y nos la faciliten. De entre los 27.000 inscritos, la idea es conseguir la mayor representatividad posible, es decir, datos de distintos perfiles para poder ver el patrón de rendimiento de una manera amplia».

El primer objetivo se ha cumplido con creces. La respuesta de los participantes ha sido positiva. Más incluso de lo estipulado en las mejores previsiones. Olatz Arrizabalaga, coordinadora científica de Biogipuzkoa, mantiene un contacto directo con Fortuna y cuenta cómo se establece el hilo con los corredores. «Se les ha enviado dos comunicaciones a través de Fortuna. Una para obtener una muestra de interés. A los que han mostrado interés se les piden unos datos. A aquellos que tienen prueba de esfuerzo, se les solicita. Y con esos datos previos, tenemos una situación de partida para que después ellos, por medio de una tercera comunicación, reciban instrucciones de cómo tienen que descargar la información de la carrera y transmitirla». De momento, se ha obtenido una muestra de interés de más de 1.700 personas y existe representatividad de todo tipo de dorsal. «Ha sido muy hermoso ver la implicación de los corredores y del Fortuna y les estamos muy agradecidos», apuntala Vergara.

El estudio tiene distintas fases. En la propia inscripción los participantes ceden una serie de datos. De manera adicional se solicita un cuestionario antes de la carrera y otro después. La idea es analizar las pruebas de esfuerzo y los archivos de la actividad en carrea, juntar toda esa información con las asistencias sanitarias que se hagan durante la jornada y añadir a la ecuación los datos meteorológicos. Desde Fortuna van a proveer registros de los distintos momentos de la carera en cuanto a temperatura, viento y humedad. Los científicos deberán unir todo y establecer las posibles relaciones entre variables.

Recapitula la directora de Biogipuzkoa para explicar que «planteamos la pregunta de cuáles son los factores que se relacionan con el rendimiento; en qué situación van los corredores a lo largo de la prueba y cuáles son los factores que influyen: trazado, temperatura, puntos calientes en cuanto a público y componente emocional... Planteamos un estudio descriptivo para tratar de entender lo que ocurre en una carrera de estas características. La incorporación de la tecnología nos pone delante de una oportunidad».

La idea es encontrar respuestas al funcionamiento del cuerpo humano en una prueba como la Behobia, aunque Vergara asume que «seguramente un año no va a ser suficiente, entre otras cosas porque las condiciones en una carrera varían. Casi seguro necesitaremos otras ediciones, pero pensamos que pasará una cosa que pasa habitualmente en Ciencia. Con nuestros resultados generaremos un producto científico, que será un artículo, pero seguro que ocurrirá que otras carreras lo reproducirán. Así, con mucha gente con el mismo interés acumularemos información y seremos capaces de reponder a esta pregunta pero a lo grande. Así funciona la ciencia: uno comunica y otros tratan de aportar para avanzar más rápido». Zubia incide en la idea de que «es un estudio piloto. No se acaba este año. El próximo año tendremos una estimación más exacta de cuántos corredores necesitaríamos para hallar las respuestas que queremos».

Vergara puntualiza que «este estudio también tiene sentido para aquellos que no sufren ninguna incidencia. Por eso recogemos registros de muchos corredores. Está dirigido a entender la situación de rendimiento de una muestra amplia. Interesa que la gente corra bien, que disfrute. Un modelo de correr sano. Porque Zubia remata: «La Behobia genera más salud que problemas de salud».

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