José Luis Rebordinos: «Al público le toca echar una mano, ir al cine pero no ver a sus ídolos»
Director del Zinemaldia ·
Apenas quedan unos días para la edición del Festival de San Sebastián más incierta y condicionada, y pide la colaboración de la gente para que sea «disfrutable»En su décimo año como director del Festival de Cine de San Sebastián a José Luis Rebordinos le ha tocado la decisión más dura y ... el proceso más incierto: tratar de sacar adelante una 68 edición en medio de la pandemia del coronavirus, con toda la seguridad sanitaria, que «es lo prioritario», y preservando los fundamentos del certamen, «que el público y los profesionales puedan ver películas en salas». Aunque esta vez la proyección en las calles de la ciudad, el ambiente cinéfilo y el contacto con los artistas va a ser, más que nada, virtual.
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– Ha hecho esta semana un viaje relámpago al Festival de Venecia. ¿Cómo se gestó esa declaración de principios de los ocho principales festivales europeos que fue la inauguración?
– Este año hemos hablado entre los festivales más que nunca, incluso entre los que tenemos competencia directa. Fruto de esos contactos han surgido unas líneas de relación más fuertes. De antes teníamos muy buena relación con Cannes o Karlovy Vary, pero con Venecia, que es una competencia directa, no teníamos tanto trato. Y su director, Alberto Barbera, planteó que los ocho festivales más importantes de Europa abriéramos juntos el Festival de Venecia y leyéramos un comunicado conjunto de apoyo al cine, a la industria cinematográfica y a los festivales como lugar de encuentro. Creo que la pandemia ha acelerado un proceso que ya se estaba produciendo. No es causalidad que desde hace nueve años San Sebastián acepte películas de Toronto, que Berlín esté poniendo con normalidad películas de Sundance, o Cannes en la Quinzaine o en Un Certain Regard. Creo que cada vez estamos tomando más conciencia de que las películas necesitan un recorrido, y si una película se estrena en Sundance, luego va a Berlín y puede estar en Perlas en San Sebastián o en Londres, se ayuda a su promoción. Los festivales igual tenemos que dejar ciertos egos y empezar a trabajar más a favor de las películas, aunque todos necesitamos tener ciertas primicias para resultar atractivos.
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ESTRELLAS «Tenemos un actor muy importante que está pendiente de si tiene que hacer cuarentena al volver»PRESUPUESTO«Si todo va bien haríamos un déficit pequeño, como mucho de 300.000 euros, que es asumible»
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PRESUPUESTO «Si todo va bien haríamos un déficit pequeño, como mucho de 300.000 euros, que es asumible»
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DECISIÓN «Era importante celebrarlo, por inversión económica en la ciudad, y por su propia moral»
«La pandemia ha aumentado un proceso de acercamiento entre los festivales que ya se estaba produciendo»
– ¿También quieren hacer piña frente a esa especie de amenaza de que todo vaya a empezar a ser 'online'?
– Ahí comentaría dos cosas. La primera es que creo que se está sobrevalorando la importancia de la pandemia para el desarrollo del 'online', porque esto ya venía de antes. Tal vez se está acelerando y se está haciendo de una manera desorganizada. Creo que cualquiera que trabaja en cine sabe que tarde o temprano llegará el día en que las películas se estrenen al mismo tiempo 'online' y en salas. Eso va a venir. Pero para llegar ahí tiene que haber un proceso ordenado. Porque está claro que si la película está al mismo tiempo en 'streaming', el exhibidor de un cine no puede pagar el 60% de la recaudación como ahora, porque la película ya tiene otras salidas. El otro tema es que yo no estoy en contra de los festivales 'online'. Pero hay festivales, y aquí pondría como ejemplo a Berlín, Cannes, Venecia y San Sebastián, que no tiene sentido que sean 'online', son festivales para salas. Son festivales de premieres mundiales o europeas, de películas importantes que quieren hacer un recorrido primero en salas. Se pone como ejemplo de festival 'online' el éxito del D'A, pero las tres o cuatro películas que mejor funcionaron venían de Rotterdam o San Sebastián, y está muy bien que el D'A cumpla esa función de difundir películas que ya han estado en otros festivales grandes, pero éstos tienen que seguir siendo lo que son. Aparte de que hay que tener mucho cuidado con los datos de las plataformas, no hay ninguna que te diga los minutos de visionado por copia. Cuando dicen que ha habido 210.000 visionados hay que saber en qué condiciones. Es otro concepto. Pero todo esto no nos tiene que ocultar que un festival de verdad, con películas importantes de verdad, tiene que verse en una sala de cine. Porque además tiene que ser un lugar de encuentro, un sitio donde se intercambian experiencias, y donde se haga negocio.
«Se está acelerando el cine 'online' pero de una manera desorganizada, hay festivales que no tienen sentido ahí»
– ¿Están muchas cosas aún en el aire a menos de dos semanas del comienzo del Festival?
– De programación, lo único que está en el aire es la clausura. No habrá un segundo premio Donostia, porque los que hemos estado barajando nos piden esperar a la última semana para tomar una decisión. Y un premio Donostia lo tenemos que cerrar antes para poder hacerlo como es debido. Creemos que Viggo Mortensen es un muy buen premio Donostia y no habrá un segundo.
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– ¿En este año se perdona o se comprende todo?
– Nosotros estamos primando la practicidad y la seguridad. Presentamos nuestro proyecto al Gobierno Vasco, y vamos cumpliendo todo lo que se nos está pidiendo, y estamos de acuerdo con esas medidas: el auditorio del Kursaal para 600 personas, un 60% de aforo en cada sala menos en las sesiones, que en las de acreditados será un 50%, y todo con entradas numeradas.
– Pero el Kursaal 1 con 600 personas es un 33% de aforo.
– Sí, un poco más. Intentamos que fueran mil, pero hablando con gente del Gobierno Vasco entendimos que era mucho más razonable que fueran 600, no solo por la seguridad y las distancias entre las butacas, también por el movimiento de la gente. Sacar a 600 personas del Kursaal o sacar a mil es muy diferente.
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«Se está acelerando el cine 'online' pero de una manera desorganizada, hay festivales que no tienen sentido ahí»
– ¿Qué problemas y ventajas tendrá el hecho de que todas las butacas sean numeradas?
– Ahora se van a ver los problemas de numerar. En muchas sesiones del Kursaal habrá butacas vacías de esas 600, a pesar de estar agotadas las entradas, porque tenemos que dar entradas a instituciones y patrocinadores, que se reparten, pero luego la persona a la que se la dan puede no ir. El no tener las butacas numeradas nos permitía jugar con 'overbookings' que nosotros controlábamos perfectamente y cubríamos esos huecos. En ese sentido va a ser más complejo. A cambio habrá menos colas y la entrada del público será más fácil.
– ¿Los patrocinadores e instituciones no verán rebajado también su cupo de entradas?
– Sí, por supuesto, y de forma considerable. Todos han mostrado mucha disposición para ello y las instituciones van a tener un 60 % menos de entradas.
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«Ahora se verá lo malo de numerar las butacas, algunas se quedarán vacías por las entradas que se dan y no se usan»
– La venta de entradas y el sistemas para acreditados va a cambiar mucho, ¿no?
– Sí, los acreditados podrán sacar todas sus entradas, con diferentes prioridades según el tipo de acreditación, varios días antes de que se pongan a la venta. La venta de entradas para el público se hará en tramos de tres días. Al ser numeradas tenemos que espaciar más la venta para intentar evitar las aglomeraciones. Una persona podrá comprar veinte entradas para esos tres días, con dos como máximo por sesión. Es la manera de evitar que una misma persona entre a por cien entradas y se bloquee el sistema, aunque inevitablemente habrá momentos de cola virtual.
– ¿Le preocupan los malestares que puedan provocar esta rigidez y estos cambios en el sistema de venta?
– El problema es que va a haber muchas menos localidades disponibles. Si el año pasado hubo 105.000 entradas, este año va a haber muchas menos, apenas llegarán a 40.000. Porque también hemos reducido el número de sesiones y de películas. Me da pena que mucha gente que va a querer disfrutar del Festival lo va a tener más difícil que otros años. Yo pido a la gente que intente participar, y que sea consciente de que quien antes iba a seis películas al día, este año igual tiene que ir solo a dos. Va a ser muy complejo, necesitamos de la buena voluntad y del apoyo de todo el mundo. Creo que lo tendremos, como lo hemos tenido siempre.
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– Tambien ha estado en el Festival de Málaga, que se celebró la semana pasada. ¿Qué ha aprendido allí de la organización de un festival en medio de la pandemia del coronavirus?
– Fui con una persona de producción y otra de comunicación, y nos dimos cuenta de que para la entrada y salida de las salas hace falta mucho personal, para que todo sea más ordenado y que el público no se pare en grupos. Al haber menos aforo en las salas y ser las entradas numeradas será más fácil, porque no se formarán las colas de otros años. Hemos aprendido que hay que poner muchos medios, lo que se traduce en gasto económico, pero no vamos a escatimar nada en seguridad. Vamos a pelear muchísimo por cumplir los protocolos y va a haber un control muy fuerte, aunque siempre habrá alguien que no cumpla.
«Me da pena que mucha gente que va a querer disfrutar del Festival lo va a tener más difícil que otros años»
– ¿Cómo va a ser esa alfombra roja sin público?
– Pedimos por favor a la gente que no se agolpe en los alrededores del Kursaal y del María Cristina. No vamos a anunciar la llegada de los artistas, veremos quién viene, porque esto va cambiando cada día y va a depender mucho de cómo estén en esa semana los viajes, las condiciones de cuarentenas en distintos países, etcétera. No va a haber una alfombra roja como tal, sino pequeñas alfombras solo para profesionales, que estarán también separados por metro y medio entre cada uno de ellos. Habrá control policial para evitar las aglomeraciones, pero esperamos que la gente colabore. Nos da pena, pero es una condición lógica de las autoridades sanitarias.
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– Va a ser raro y tristón...
– Somos conscientes de que el público va a disfrutar mucho menos esta edición, pero queremos mantener un festival fuerte, donde se puedan ver las películas para que el año que viene el público pueda volver a ser uno de los grandes protagonistas del festival... Este año al público le va a tocar echarnos una mano, ir al cine, fastidiarse a veces porque no consiga entradas, y no poder ver directamente a sus ídolos.
«En Málaga vimos que hace falta mucho personal para ayudar a la salida y entrada del público, y no vamos a escatimar»
– ¿Teme que al final no puedan venir muchos nombres que ahora mismo están confirmados?
– Sí, es una incertidumbre total. Tenemos un actor muy importante, que sería muy bonito que pudiera estar en San Sebastián, y estará si conseguimos que no tenga que hacer cuarentena a la vuelta a su país, porque allí tiene una serie de compromisos para los siguientes días y no puede estar dos semanas encerrado. Otras personas tienen que hacer cuarentena a su regreso y sí están dispuestas. Hay nombres europeos con los que ya sabemos que no va a haber problema, y también algunos asiáticos que están dispuestos a venir a toda costa. Naomi Kawase tiene sus billetes y todo para venir, pero ¿quién nos asegura que para entonces Japón no endurece sus condiciones sanitarias? Además los vuelos se cambian y anulan continuamente. Glamour español va a haber para dar y tomar, con los extranjeros habrá más incógnitas.
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– ¿Qué situación económica puede dejar esta edición?
– Si el Festival se celebra como está previsto el déficit será pequeño, como mucho de 300.000 euros, que es asumible con el presupuesto habitual de 8,5 millones de euros, aunque este año sea menor, o puede no haber ningún déficit. Y habremos puesto toda una maquinaria en marcha en la ciudad de inversión en hoteles, consumo de la gente que viene, etcétera. Eso sí, si en los últimos quince días hubiera que suspender el Festival, sería un drama, porque perderíamos la taquilla, los patrocinadores... todo. Yo tomé la última decisión pero lo hablé con el alcalde Eneko Goia y él considera que había que intentarlo, que es muy importante que haya festival por la propia moral de la ciudad, y por la inversión que supone para San Sebastián, como acontecimiento cultural y económico. Son momentos complejos en los que hay que arriesgar, como han hecho el Jazzaldia y la Quincena Musical, y yo creo que han salido muy bien parados. Creo que hemos acertado con la decisión y va a ser importante para San Sebastián, y para Euskadi, que haya Festival.
– ¿Qué le han dicho esas personas que le paran por la calle?
– Todo el mundo me anima a hacer el Festival. A mí no me ha venido nadie a decir lo contrario. Todos me dicen que es importante hacerlo.
«Ha sido un año duro, pero también un gran reto que quedará»
Al preguntarle por sus sensaciones personales en estos meses, José Luis Rebordinos se sincera: «Confieso que tuve un momento bastante jodido, pasé unos días de bajón. Soy peleón y no voy a tirar la toalla nunca. Pero me he sentido mal. Ha sido mi año más duro en el Festival. Pero ya le di la vuelta y ahora creo que esto es un reto maravilloso, que tenemos la oportunidad de hacer algo que está bien y que va a quedar, como han hecho el Jazzaldia y la Quincena Musical». Considera que «el equipo del Festival es muy profesional y muy bueno, hemos hecho todo lo que hemos podido por sacar esto adelante. Ahora la cosa es que tengamos un poco de suerte y que todo lo que hemos trabajado dé sus frutos».
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