Woody vuelve a su 'Donosti' (la librería) y una llamada de Arzak

Sí, vuelvo a hablar de Woody en esta sección porque los woodistas tenemos algo de fetichistas. Por eso nos gustó que el autor de 'Annie Hall' rodara en nuestra ciudad, por eso esperamos con ganas el estreno de esa película en el próximo Zinemaldia (todos lo damos ya por seguro) y por eso nos sumergimos con ganas en este libro que desde el principio ya parece cargado de ironía e inteligencia (valga la redundancia). También en su guiño final, cuando viene a decir que si su 'Rifkin's Festival' sale bien será de milagro. Quienes seguimos el rodaje más o menos cerca sabemos que Allen puso un «plus», con juegos con Bergman, Truffaut o Fellini , quizás imaginando que podía ser su última película, dada la edad del cineasta y las dificultades que encuentra para rodar.

Me cuentan en la librería Donosti sus anécdotas del rodaje aquellas mañanas de agosto, cuando Allen y Vittorio Storaro ultimaron cada detalle y la hija de Woody quiso comprarse un par de libros de Philip Roth e invitó la casa. Donosti es la librería más audiovisual: también salió en la serie 'La línea invisible' y aparecerá en 'Patria', salvo que la edición deje esas imágenes en la mesa de montaje (tomen nota: apuesto que 'Patria' también se presenta en el próximo Festival de San Sebastián... si el virus lo permite).

Son días de libros. Releo con placer los Diarios de Iñaki Uriarte, a los que uno puede volver una y otra vez. Los Reyes Magos me trajeron el tomo que reúne los distintos volúmenes con un divertido epílogo: es el libro que uno coge por cualquier página y seguir sorprendiéndose como si fuese la primera vez. Me espera también 'Los últimos románticos', de Txani Rodríguez, pronto en librerías. ¡Necesito dos confinamientos más!

En los momentos más duros del confinamiento una llamada jovial iluminó el móvil: Juan Mari Arzak quería saber cómo estábamos. La voz del veterano cocinero sonaba clara en momentos oscuros. Su hija Elena me contó que el chef ha pasado estas semanas cargado de ideas e insuflando ánimos a los demás. Los viejos rockeros, esos que han visto tanto y de tantos colores, relativizan las euforias y los dramas. Lo mismo ocurre con Pedro Subijana: te lo encuentras por Ondarreta en la franja del paseo y te habla del futuro sin dramatismos pero con precauciones. Martin Berasategui cumplió los 60 en pleno confinamiento sin perder garrote, Andoni Luis Aduriz madruga para ver los amaneceres en Jaizkibel como inyección de energía e Hilario Arbelaitz pide, como la canción, «ante todo mucha calma».

Irán reabriendo entre junio y julio, como Rekondo. Los templos de Getaria también levantan ya la persiana, y clásicos del pintxo como el Bergara se preparan. Son aperturas simbólicas, señales de vida que informan que nos movemos. Ojalá.

Esta semana se cumplen cuatro años del último concierto donostiarra de Bruce Springsteen, aquella energética noche de rock. El Boss, como Allen, son americanos seducidos por esta ciudad, como tantos de sus paisanos (ya nos visitan más estadounidenses que franceses). ¿Regresará Springsteen a ese nuevo Anoeta donde, según la arquitecta Izaskun Larzabal, aún sonara mejor? Seguro. Volverán las 'fases' en que habrá 'springsteens' y conciertos multitudinarios. Ánimo.

mezquiaga@diariovasco.com