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Un grupo de romeros parte de Ardanaz con destino a la ermita. Joseba Urretavizcaya

Los últimos romeros de San Miguel de Izaga

Patrimonio vivo ·

Un libro de la editorial tolosarra Xibarit rescata imágenes y testimonios de una de las contadas romerías penitenciales que sobreviven en Navarra

Borja Olaizola

San Sebastián

Domingo, 20 de febrero 2022, 08:28

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San Miguel de Izaga, una ermita con hechuras de iglesia mayor que se alza en un rellano de la peña del mismo nombre, ha sido durante siglos el punto de peregrinación de una de las últimas romerías penitenciales que se celebran en Navarra. La tradición que ha congregado en Izaga a decenas de romeros que ascendían de los pueblos próximos cubiertos con capuchas y cargando pesadas cruces de madera está en vías de desaparecer por la falta de relevo generacional. Un libro recientemente publicado por la editorial tolosarra Xibarit recoge testimonios y fotografías de una de las manifestaciones de patrimonio vivo más peculiares de nuestro entorno.

El etnógrafo y escritor navarro Fernando Hualde y el editor y fotógrafo tolosarra Joseba Urretavizcaya se han vuelto a aliar para alumbrar una nueva entrega de la colección 'Navarra', que pone el foco en tradiciones y costumbres de la comunidad foral. El de los romeros de Izaga es el cuarto volumen que ve la luz en dos años después de los dedicados a las alpargateras roncalesas, los alfareros de Lumbier y la tradición del Rey de la Faba que corona todos los años a un niño en la catedral de Pamplona. «Son libros que exploran parcelas del patrimonio poco conocidas o que resultan muy vulnerables, como es el caso de las romerías a San Miguel de Izaga», apunta Fernando Hualde.

La Peña de Izaga, antaño conocida como la Higa de Izaga, se alza en la parte más occidental de la comarca de Sangüesa, enfrente de la Higa de Monreal. Las laderas de la peña, que alcanza una altura de 1.360 metros, han visto ascender desde hace siglos los meses de mayo a decenas de romeros procedentes de los pueblos colindantes rumbo a la ermita dedicada a San Miguel. Los peregrinos vestían negras túnicas y capuchas que garantizaban el anonimato. Portaban pesadas cruces de madera sobre sus hombros y solían hacer muchas veces la ascensión descalzos. Durante la larga caminata de ida y vuelta a la ermita acostumbraban además a entonar un rico repertorio de letanías en latín.

'Romerías a San Miguel de Izaga'

  • Autores: Fernando Hualde/Joseba Urretavizcaya

  • Editorial: Xibarit

  • Páginas: 139

  • Precio: 40 euros | Edición numerada de 500 ejemplares

La irrupción de la crisis sanitaria ha asestado un duro golpe a la peregrinación, que en los años previos a la pandemia ya había experimentado un declive evidente por la falta de relevo generacional. «Queremos creer que el carácter y la estética penitencial de estas romerías perdurará, pero hay que reconocer que hemos constatado que en realidad están en vías de desaparecer en algunas localidades», apunta Hualde, que con anterioridad a esta publicación había realizado varios trabajos de campo en torno al fenómeno de San Miguel de Izaga. El libro se completa con una extraordinaria colección de fotografías en blanco y negro, resultado de la labor llevada a cabo por los autores tras movilizar el pasado mes de agosto a un grupo de vecinos de Ardanaz que se prestaron a representar una romería para la ocasión.

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