El peculiar personaje en 'First Dates': «Gastón nos ha metido un billete falso. Nos la ha colado»

Desde el momento en que Gastón, un madrileño de 55 años, cruzó la puerta del restaurante de First Dates, su actitud marcó la pauta de una velada peculiar. Tanto Carlos Sobera como Matías, el camarero de la barra, notaron rápidamente su tono chulesco. La primera interacción del comensal dio de qué hablar cuando criticó el vino que le sirvieron. «Este no es un Ribera. A ver la botella», pidió a Matías, quien respondió con humor: «Es un Ribera del amor». A pesar de la broma, Gastón no quedó convencido: «No sé si pedir otro vino porque este no me ha gustado mucho», comentó.

Aprovechó para describirse con estas palabras: «Soy un tío divertido. Soy hiperactivo, me encanta no parar y vivo en una casa estupenda, pero nunca estoy ahí». Más tarde, junto a Sobera, comenzó a hablar de su pasión por las motos, sorprendiendo con una frase que dejó atónito al presentador: «Cuando vas en moto y llevas detrás a una chica que es generosa de pechos, das un frenazo y vas calculando un poco lo que hay».

Gastón no ocultó su manera de pensar, describiéndose abiertamente como machista. En cuanto a sus relaciones, comentó que había tenido cinco y que terminaron «unas por chifladas, otras porque me dejaron de poner», una declaración que causó asombro entre las camareras del programa.

Cuando describió a su pareja ideal, lo hizo con una lista de exigencias: «No pido mucho. Que tenga trabajo, que tenga piso, que tenga coche... Que sea independiente». Ante esto, Sobera no pudo evitar responder: .

La cita con Giselle, una profesora y madre de tres hijas que vive en Madrid, transcurrió de forma tranquila, aunque Gastón no tardó en dejar claro que no era de su agrado. «Yo estoy acostumbrado a estar con chicas más jóvenes, delgadas… Físicamente, no me ha entrado», afirmó. A pesar de ello, la velada se desarrolló sin incidentes mayores, incluso cuando Gastón mintió diciendo que tenía cinco hijos.

Durante la cena, pidió un tupper para llevarse parte de la comida y al pagar, sacó un billete de 50 euros para dejar propina, explicando: «Para que Sobera o las niñas, o Matías se tomen algo».

El final de la cita tuvo un giro inesperado cuando las camareras, al meter el dinero en la caja, notaron algo raro. Una de ellas examinó el billete y comentó: «Gastón nos ha metido un billete falso. Nos la ha colado». El billete no solo estaba roto, sino que tenía la imagen de un señor y el dibujo de un corazón, cerrando así una noche que difícilmente será olvidada en el restaurante de First Dates.

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