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Las tiendas de barrio que se apuntan al arte de proximidad

Obras en comercios. Diversos establecimientos de Gipuzkoa compaginan sus labores con la exposición artística para incentivar la creación local

Iker Elduayen

Lunes, 8 de julio 2024, 02:00

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Tabernas con grafitis, peluquerías coloreadas por obras pictóricas o establecimientos dedicados a la decoración con fotografías enmarcadas. Esta es la disposición de algunos locales y comercios de Gipuzkoa que, además de sus respectivas labores, fundamentalmente comerciales, apuestan por ser de ayuda para artistas emergentes, jóvenes o veteranos, mostrando su obra en sus instalaciones. Lo que ahora el arte contemporáneo denomina 'espacios de diálogo' (hacer que las creaciones logren fusionarse con el espacio) es lo que diversos recintos del territorio, desde su única buena intención y fin de «preservar el arte», llevan haciendo durante algún tiempo.

En concreto, 36 años son los que lleva Txomin Ferreira, del Aterpe de Beasain, haciendo del bar «un lugar de encuentro de artistas y público». El dueño afirma que se trata de más de tres décadas fomentando el arte y haciendo de la propiedad un espacio de concentración artística ya conocido en la comarca desde hace algún tiempo: «Son los artistas los que, después de tantos años, vienen aquí a buscar un lugar que les permita exponer. También el boca a boca sigue funcionando y si no el Facebook es un gran aliado». Sus paredes están dispuestas a recibir cualquier tipo de disciplina artística, adecuada a las instalaciones de la taberna, pero dejando, siempre, la disposición y la repartición del material «a criterio del artista». Hasta el próximo 3 de julio, el Aterpe acoge la muestra fotográfica de Manuel Salmerón Ferrón, 'Paredes de Abelón', una propuesta que parte de la inspiración del autor en el Parque Natural de Los Arribes en la comarca del Sayago (Zamora).

Peluquería Juan Cruz. El peluquero atiende a un cliente con las obras de arte como testigo. Félix Morquecho

Prácticamente, el mismo tiempo lleva J70 Decoración de San Sebastián, un local de decoración e interiorismo que reúne la «pasión por los muebles y piezas originales únicas». Clara Álvarez, regente del negocio, cuenta que acogen todo tipo de arte. «Aquí se mezcla todo», bromea. «Es una iniciativa que mantenemos desde que empezamos, hace más de 30 años», revela. Desde obras de diseño gráfico a pinturas de diferentes técnicas. Por las paredes de J70 ha pasado de todo. Sus muestran han llegado a convertirse en una cita ineludible en la vida artística de la ciudad. Incluso para los propios artistas acaba resultando más beneficioso. «Parece que a la gente le cuesta mucho entrar en las galerías. En una tienda, como en la que estoy exponiendo, acceden más fácilmente, más que nada porque entran a curiosear y les resulta más cómodo», comentaba la artista Nisa Goiburu a este periódico cuando expuso parte de su obra en el local donostiarra.

Bar Muñoz. La taberna ordiziarra presenta una exposición de arte urbano. Amaia Nuñez

Otro espacio de la capital, cuna del arte emergente, es el Metropolis Platz. A las órdenes de Lara Negredo, esta tienda de moda, pero también contenedor cultural, cuenta con una exposición artística «cada mes y medio», periodo máximo que mantienen cada una de las propuestas. «Además de decorar la tienda para ponerla bonita, nos sirve para albergar obras originales que hagan que el arte sea accesible», cuenta Jessica García, encargada del establecimiento. La técnica collage es la que ahora mismo se puede disfrutar en la visita a la actual propuesta. «Hay muchísima variedad. Ahora estamos con recortes, pero hemos tenido libros, fotografías... Mientras no sea nada obsceno ni referido a la política... no ponemos límites a nada», cuenta García. Desde Metropolis Platz aseguran también que todos los beneficios al artista son íntegros para los creadores: «No ganamos nada con esto», refiriéndose al aspecto económico.

Taberna Aterpe. Txomin Ferreira despacha a su clientela con la exposición enfrente. José Mari López

Entre corte y corte de pelo, la peluquería Juan Cruz de Legazpi lleva alrededor de 15 años haciendo de su particular centro de estética masculina una galería de arte. El propio responsable, Juan Cruz Fernández, cuenta cómo empezó todo: «Tenía un amigo artista que me propuso utilizar el local para exponer su obra. Le dije que sí, y desde entonces». El peluquero aboga por hacer que el arte local prevalezca y los artistas, «si son jóvenes mejor», puedan exponer «con total libertad». «Conozco a gente que no ha expuesto en ninguna sala y me gusta que se animen a hacerlo aquí, en un ambiente entre amigos», relata, mientras suma así su eterna admiración por el arte y la labor pictórica.

Bar Euskalduna. Felix Borda y su mujer posan con las obras que actualmente exponen en el bar. Félix Morquecho

Algo similar a lo que le sucede a Félix Borda, del Bar Euskalduna de Zarautz, que varias veces ha sido reconocido por su impulso a la cultura local. Ellos llevan más de dos décadas cambiando, cada mes, la obra que exponen. «Normalmente, colaboramos con la Sociedad Fotográfica de Zarautz y antes era fundamental la colaboración con Ramón Serras», explica Borda, que guarda espacio para, más o menos, 16 cuadros mensuales que sirven para dar vida, aportar y «modernizar la decoración de la taberna».

La extinción del arte puro

Desde Ordizia, el bar Muñoz también tiene la finalidad de hacer de su local un punto de muestra artístico y acoger diferentes obras de arte. Todo lo referido a las exposiciones lo llevan Koki Hernández y Luis Manuel Ruiz, los promotores de la iniciativa 'Tómatelo con arte', que lleva embelleciendo el municipio de Gipuzkoa desde hace varios años., y unos auténticos comisarios vocacionales. «El arte puro se está extinguiendo y si te gusta y sientes devoción por el arte, que es lo que nos pasa, lo acabas haciendo gustosamente».

J70 DECORACIÓN. El comercio de Gros aúna diversas disciplinas comerciales. Borja Luna

Para la organización de las muestras, que van acogiendo a un artista al mes, cuenta Hernández que elabora la previsión con una antelación de 6 meses y, a diferencia de los otros locales, ellos procuran que los artistas no sean de la comarca, sino de otros extremos del país, para así crear más diversidad. «Nos interesa también dar voz a gente más allá de la localidad o la comarca», aseguran. Resaltan también, como amplios conocedores del sector y el oficio, la importancia de que sean los artistas quienes obtengan los beneficios íntegros. «He sido artista y sé de lo que hablo», explica la curtida en el mundo del arte, que se implica especialmente en que la obra se adecue al espacio e iluminación del bar. «Abarcamos todas las disciplinas y formatos en lo que a obras de arte se refiere. Desde escultura, como cerámica, a pintura, pasando por los grabados, la fotografía o los grafitis», exponen. Del arte urbano, señala Hernández, «resulta todo un reto adecuar la obra de la calle al espacio cerrado».

Metropolis. El local de Donostia se dedica a la moda y al arte. Borja Luna

Es el desafío al que se enfrentan estos comercios de Gipuzkoa que, fundamentalmente, buscan incentivar la vida cultural de los municipios con auténticas joyas de emergentes artísticas.

«Exponemos obras que quizás otras galerías no acogerían»

La libertad de creación para los artistas hace que los propios comerciantes, también galeristas o comisarios en sus reatos libres, arriesguen y propongan opciones diferentes e incluso más aventuradas. Juan Cruz Fernández opina al respecto:«Se trata de un sitio informal. Una peluquería, un negocio de toda la vida, un sitio informal, en definiva. Puede que eso, además de la cercanía que nosotros garantizamos, permite que al exponer, seamos más osados y apostemos por creaciones que quizás otras galerías más convencionales o dedicadas al arte no se atreverían a tener», explica el peluquero de Legazpi. El hostelero de Beasain, Txomin Ferreira, también tiene una opinión similar en torno a los artistas que acoge en su taberna: «No sigo ningún tipo de criterio en torno a la selección. Sencilla y fundamentalmente me guio por el gusto y por hacer que los interesados expongan y tengan un espacio en el que ver que su obra es vista y logra llegar a un público». Comisarios generosos que no deciden sobre nada y se limitan a prestar sus respectivos espacios. Desde el Muñoz de Ordizia también siguen el mismo criterio. Koki Hernández cuenta que «En 'Tómatelo con arte' dejan que la obra hable por si sola, se adecúe al espacio del bar y sea la protagonista de la muestra sin que nosotros intercedamos», concluye.

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