«Interpreto un drama que es más luminoso que triste»
teatro ·
Interpreta este domingo en el Victoria Eugenia la obra 'La infamia', que narra el secuestro de la periodista Lydia Cacho por parte de la policía mexicanaEn 2005 la periodista y activista Lydia Cacho, especialista en investigación de violencia de género, salud, niñez y delincuencia organizada, fue secuestrada y torturada ... por la policía mexicana por publicar un libro en el que denunciaba una red de pederastia en la que estaban implicados importantísimos empresarios y políticos de su país. La función en la que se narra aquel suceso se puede ver hoy a las siete de la tarde en el teatro Victoria Eugenia.
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– Han contado con la colaboración de Lydia Cacho en los ensayos. ¿Cómo fue esa relación?
– Muy enriquecedora y un lujo. Yo no pretendo imitar en escena a Lydia, pero sí entender un poco lo que le ocurría, sus estados de ánimo. Ella nos ha dado mucho más de lo que queríamos. Conocer las imágenes y los momentos íntimos, sus dolores profundos, me ha ayudado a crear el arco emocional del viaje como actriz.
– ¿Fue también una manera de resolver dudas concretas sobre el personaje?
– Totalmente. En situaciones que no entendía muy bien lo que ella estaba pasando o por qué reaccionó de esa manera. Al final cuando interpretas eliges lo que te resuena. Te lees a ti mismo cuando lees un texto. Así que tener cerca otro punto de vista más cercano a la situación ha sido muy valioso. Y creo que ha dotado a todo de mucha lucidez.
– ¿Cómo se sintió en el primer contacto con el texto, al ver que era una propuesta con implicaciones emocionales tan fuertes?
– Llevaba tiempo con ganas de hacer algo así. Me llegó el monólogo en un viaje en avión. No pude parar de leerlo y no pude parar de llorar. Cuando aterrizamos pensaba en cómo es posible que esta mujer haya sobrevivido. Cómo es posible que una sola mujer haya podido salir viva no solo con estos hombres y en esta situación de secuestro. Y que luego consiga meterlos en la cárcel y hacer justicia. Hay algo que me rondaba todo el tiempo, que tenía que ver con la suerte de poder encarnar un personaje así porque la obra es mucho más luminosa que oscura y muy inspiradora.
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«Cuando cogí el texto no pude parar de leerlo y no pude parar de llorar. ¡Cómo era posible que ella saliera viva de aquello!»
– Esa mezcla de dolor extremo y de lectura positiva, en el sentido de que se hizo justicia.
– Claro. En la lectura pensaba todo el rato que la iban a matar, que ya estaba muerta, porque no conocía su historia. Cuando me di cuenta de que estaba viva siento algo muy revelador porque es sorprendente que en ese contexto, en el que la vida no tiene importancia y menos la de una mujer, ella logró darle la vuelta a la tortilla y sobrevivir. Y, además, volverla luminosa, ser un ejemplo, tener capacidad para contarla y sostener todo lo que ha implicado durante tantos años. No solo sobrevive, sino que genera toda una narrativa y un ejemplo que podemos copiar. Me siento muy afortunada.
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– La función tiene dos planos, el teatral y el cinematográfico con la cámara siguiéndola en directo. ¿Cómo ha trabajado ese doble lenguaje interpretativo?.
–Hay una parte en la que hablo al público y cuento quién es Lydia, y por qué ha llegado a esta situación. En paralelo vemos imágenes en directo en las que se narra el secuestro de una manera que resuena mucho a reportaje periodístico y de guerra. El dispositivo que se inventó el director tiene mucho que ver con la personalidad de Lydia. Funciona no solo porque el directo no es previsible, te mantiene intrigado y vas entendiendo; sino que tiene también que ver con ir descubriendo a Lydia Cacho, que en realidad es una periodista de investigación que está ahí porque ha querido hacer justicia.
«Es una historia real y dramática, pero también resulta esperanzadora e inspiradora. El público sale con un subidón»
– Es posible que haya gente que al leer la sinopsis de esta obra pueda sentir cierto reparo ante el dramatismo de la historia.
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– Es algo en lo que hemos pensado mucho porque la obra no es lo que parece. Es verdad que se cuenta una historia real que es dramática, pero es mucho más interesante y luminosa que triste. Es más esperanzadora e inspiradora que oscura. Se sale de la función con un subidón, primero de admiración a Lydia y luego porque piensas que si ella lo consigue por qué yo no.
– Espero que no en una situación tan tremenda.
– Claro, pero da la idea de que al armar una red de personas nos podemos ayudar unos a otros y que los buenos somos más. Ella sobrevivió porque antes había creado una red de ayuda a otras mujeres. Y esa red se pone en marcha también para ella. En la obra se habla de la ayuda, de la generosidad, de ponerse en el lugar del otro y que de repente eso se vuelve a tu favor. Me parece un gran recordatorio.
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– Acaba de cumplir 40 años. ¿Le ha hecho eso reflexionar, tener una mirada sobre aquella joven que estudiaba artes escénicas y también sobre lo que intuye en su futuro?
– Inevitablemente porque es una edad especial. Me siento mejor que nunca. Quizás sea porque para mí la interpretación tiene mucho que ver con estar cada vez mejor como ser humano, con ser un instrumento cada vez más afinado. Me conozco más y siento que mi vida acaba de empezar prácticamente. Me siento capaz de hacer cosas que antes no me atrevía y tengo la experiencia y el discernimiento para entender cuáles son mis habilidades. También valoro la humildad, pero también las ganas de mejorar, la capacidad de trabajo. Hay herramientas que de repente dices ya que las he conquistado ahora hay que usarlas. Así que me siento un poco como si hubiera vuelto a nacer.
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