Imprebís recrea con humor el fin del mundo en 'Heredarás la lluvia'

Tras unas cuantas olas más de contagios, llegó la definitiva, la de la extinción de la raza humana. O casi, porque dos extraños personajes han sobrevivido. «¿Qué tiene que hacer?», se pregunta Santiago Sánchez. «¿Reconstruir lo que había o pensar en inventar un mundo nuevo?».

Están solos, «al menos aparentemente» y dispuestos a tirar del humor. «Hay que reírse mucho de todo. En una de las primeras escenas los dos recuerdan todo lo que tenían que hacer cada día justo antes del apocalipsis. Desde madrugar a ir al trabajo, llevar a los niños a la escuela, coger al autobús. Había que subir y bajar», explica el director. «A ellos, como a tantos de nosotros, les habían dicho que eso era la vida y nos lo creímos. Todo eso provoca una sonrisa cómplice en el espectador porque jugamos a que se identifiquen con lo que les vamos contando».

El espectáculo lo han definido también como «de pensamiento renacentista» porque acoge diversas disciplinas artísticas. «Es a la vez un montaje clásico de texto, también un musical y contiene una visión renacentista en el sentido de humanista».

Imprebís destaca, entre otros campos, en el de la improvisación. En su primer trabajo, hace 25 años, recogían ideas y palabras del público para crear en directo situaciones teatrales. «Esta vez, como estábamos encerrados, lo que hicimos fue preguntar en nuestras redes sociales. Y con las respuestas fuimos creando parte de la improvisación». Hubo preguntas como ¿qué palabras borrarías del diccionario? «Fue muy curioso. Al principio salió borrar la palabra lunes y por eso nuestros personajes viven en un domingo constante. Pero luego surgió la palabra miedo».

Venir de nuevo a San Sebastián les agrada especialmente «porque aquí nos habéis visto con casi todos nuestros trabajos, desde aquel primer 'Imprebis' que era pura improvisación hasta pasar por 'Crazy class'. Creo que hemos llegado a un punto de madurez donde enfrentarnos a narrar una situación como la que cuenta 'Heredarás la lluvia'. Me gusta decir que con ella jugamos a una utopía más que a una distopía. Porque tanta distopía nos provoca desesperanza ante el futuro y lo que queremos es justo lo contrario, lanzar un grito de esperanza».

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