La sala Kubo recupera este jueves e San Sebastián la figura y obra del artista donostiarra Carlos Sanz. Usoz
Exposición Carlos Sanz

Regreso al artista seriamente enfermo

El pintor, dibujante y poeta Carlos Sanz protagoniza una muestra antológica en la sala Kutxa del Kursaal que repasa su trayectoria creada bajo el signo de la hemofilia

Alberto Moyano

San Sebastián

Jueves, 20 de octubre 2022, 12:30

Treinta y cinco años después de que un derrame cerebral le causara la muerte en la casa familiar del barrio donostiarra de Gros, el artista ... y poeta Carlos Sanz (1943-1987) protagoniza una exposición antológica en la Sala Kubo Kutxa del Kursaal, que reúne 135 obras realizadas entre 1963 y 1986. Aunque sólo vivió 44 años y marcados por una hemofilia severa que condicionó su existencia, Sanz desplegó desde mediados de los años sesenta una notable actividad creativa que se tradujo en una amplia producción en el terreno de la pintura y la poesía. 'Carlos Sanz' permanecerá abierta al público desde hoy y hasta el próximo 22 de enero.

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La exposición es el resultado del trabajo de investigación y recuperación llevado a cabo de forma conjunta por Kutxa Fundazioa y Gordailua, que recibió en 2020 en donación 77 pinturas, más de un millar de obras sobre papel de distinta técnica (dibujos, collages, óleos, técnica mixta, etc) y distinta documentación.

Los datos

  • Título 'Carlos Sanz'.

  • Lugar Sala Kubo Kutxa del Kursaal.

  • Comisario Mikel Lertxundi.

  • Fechas Desde hoy hasta el 22 de enero.

  • Horario De martes a domingo, de 12.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 20.00 horas. Entrada libre.

Fue el comisario de la muestra Mikel Lertxundi quien se encargó del análisis del material donado por la familia, así como de los procedentes de otros fondos, tanto institucionales como privados, para proponer un itinerario en tres apartados por el espacio de la sala donostiarra. En su corta trayectoria artística, marcada por la enfermedad y el presagio de la muerte, Carlos Sanz mantuvo una evolución coherente: la violencia, primero latente y después más explícita, y la obsesión por esta enfermedad de la sangre que le obligó a llevar una vida de renuncias. Enraizado en su tiempo, su obra ha permanecido recluida en el localismo y en cierta forma oculta en la sombra en lo que al gran público respecta. Con esta exposición, las dos entidades organizadoras traen de vuelta al primer plano el universo creativo de este 'artista seriamente enfermo'.

El comisario de la muestra, junto a la directora de las salas Kutxa, Ane Abalde, presentaron ayer la exposición, acompañados por el diputado foral de Cultura, Harkaitz Millán; Cristina Uriarte, en representación de la familia del artista; y el director de Kutxa Fundazioa, Ander Aizpurua. Lertxundi citó «la angustia vital» de Sanz, que vivió «con el temor constante a una muerte temprana, tal y como sucedió».

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Uriarte recordó la exposición que San Telmo dedicó en 1989 a Sanz con el impulso de Félix Maraña, autor de los textos del catálogo junto a Juan Pablo Huércanos y Lertxundi.

La difícil vida de Sanz fue una constante en las intervenciones, que como en el caso de Uriarte, recordaron también su vitalismo y su humor, en ocasiones, cáustico. Millán señaló que «no estamos ante una exposición más, sino ante un verdadero acto de justicia histórica que supone un redescubrimiento en toda regla». Además, recordó que la vocación de Gordailua «no es ser un depósito de obras, sino que lo que alberga pertenece a toda la sociedad guipuzcoana y tiene que salir de ahí» para ser contemplado.

«Es un niño que observa«

La muestra está organizada en tres espacios expositivos que recorren en orden cronológico la evolución del trabajo de Sanz. La primera se centra en sus años de formación. «Hay que tener en cuenta -indicó Lertxundi-, que Sanz sufrió cojera desde los trece años. No iba a la escuela, fue un niño que no jugaba con otros niños. Es un niño que observa». De ahí su empatía con las personas sufrientes, los enfermos, los ancianos y los postrados. Satíricos y macabros, esos dibujos abordan la represión sexual, la desesperanza de las clases humildes y todas las lacras del franquismo. Entre 1966 y 1967 realizó también una serie que denunciaba la guerra de Vietnam.

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El gran espacio central de la muestra tiene como protagonista un habitáculo que remite a los espacios que Sanz empieza a trazar en sus obras a partir de 1968 hasta el fin de su vida. Aquí predominan las obras compuestas a partir de elementos verticales y horizontales en los que introduce un elemento que algunos consideran un alter ego del artista, sometido a la enfermedad, y otros, una representación simbólica de la putrefacción de un mundo en descomposición. A caballo entre los sesenta y los setenta, su obra experimenta un proceso de despojamiento y depuración.

La tercera y última sala muestra su obra en collage y a otros ámbitos artísticos y culturales que demuestran su amplitud de intereses, entre ellos, los literarios. También irrumpen sus aportaciones a iniciativas con una dimensión social y colectiva, como el grupo Gaur (1966), la Estampa Popular de Guipúzcoa (1968) o el grupo Korain (1964) para la producción de cortometrajes para niños y jóvenes.

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