Ramón Eder posa para la entrevista cerca de la Plaza de Gipuzkoa

Ramón Eder: «El aforismo tienen que seducir a la inteligencia»

El escrito navarro acaba de publicar 'Aforismos del Faro de la Plata', antología con textos de nueve libros que lo sitúan como uno de los grandes del género

Domingo, 1 de mayo 2022, 08:19

El escritor navarro afincado en Pasaia ofrece en este volumen, publicado por Libros del Aire, una selección de la obra aforística que lo ha convertido en una referencia principal de este género. Como dice Carmen Canet, responsable de la selección, «los aforismos de Eder se mueven entre lo acertado, lo convincente y lo extraordinario».

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- «El aforismo, cuando es bueno, es el erotismo de la inteligencia». ¿Pone alto el listón?

- El aforismo no nos cuenta una historia que nos pueda entretener, ni nos da una información que nos interesa mucho, ni en tan pocas palabras puede tener la magia envolvente de la poesía. Así que tiene que seducir rápidamente a la inteligencia, si no un libro de aforismos se nos caerá rápidamente de las manos.

- ¿Y cuando no es bueno, qué es?

- Si no es bueno es malo. Y es que en este género no hay término medio. No basta con aprobar, hay que aspirar por lo menos al notable, como en la poesía. Se podría decir que el buen aforismo es una especie de frase eléctrica que nos tiene que sobresaltar al leerla.

«Se puede decir que un buen aforismo es una especie de frase eléctrica que nos tiene que sobresaltar al leerla»

el reto

- Tiene varios libros de poesía y relatos, pero lleva años centrado en el aforismo. ¿Por qué ha tomado este camino?

- Si se escribe, creo yo, lo mejor es probar diversos géneros literarios. Yo lo hice escribiendo libros de poesía, de relatos, de aforismos y de otras cosas. Y me di cuenta de que el género aforístico era el que mejor se me daba. Y sin proponérmelo como una obligación, llevo muchos años que no practico otros géneros. Algo poco habitual aunque haya ilustres antecesores que hicieron lo mismo, como Gómez Dávila.

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- Ramón Andrés, que acaba de publicar el libro de aforismos 'Caminos de intemperie', dice que el mayor peligro de este género es la ocurrencia.

- Sí, la ocurrencia es uno de los grandes peligros. La ocurrencia chistosa, pero también la ocurrencia sapiencial. Aunque Lichtenberg ( un aforista admirado por Nietzsche, Schopenhauer o Wittgenstein) llamó a sus pensamientos «Una Vía Láctea de ocurrencias». Claro que las suyas eran ocurrencias geniales.

- ¿Qué debe contener un aforismo para que sea bueno?

- No es fácil decirlo porque puede haber muchos aforismos buenos de diferentes estilos. Pueden ser profundos, humorísticos, agudos, sabios… Pero algo que deben tener todos los aforismos es gracia. Un aforismo no es un sesudo texto de varias líneas o un poema que ocupa toda una página. Al contrario, todo aforista debe intentar escribir algún texto breve pero memorable, si no quiere caer en el olvido.

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«Todo aforista debe intentar escribir algún texto breve pero memorable, si no quiere caer en el olvido»

en busca de lo memorable

- Hay un gran desconocimiento sobre el aforismo. ¿Qué responde cuando le preguntan qué es eso que escribe?

- A quien no tiene ni idea de lo que es no es fácil explicárselo en pocas palabras. Lo mejor es darle a entender que es una especie de refrán, aunque sea algo muy diferente. Pero así por lo menos entenderá que es una frase o una expresión corta y contundente.

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- ¿Qué le satisface más, el aforismo que surge rápido y perfecto o el que hay que trabajarlo una y otra vez?

- Del que surge aparentemente perfecto yo suelo desconfiar inicialmente. ¿No será algún aforismo que leí hace años y lo había olvidado? ¿No será uno engañosamente bueno? Pero si, después de someterlo a las pruebas de rigor, tengo que reconocer que no está mal, lo publico. Eso me ocurrió, por ejemplo, con el aforismo «Sin compasión no hay cordura», que me salió tal como lo escribí. Pero muchos aforismos se forman al modo Frankenstein, primero una parte, luego otra y, cuando pensamos que ya estaba terminado, aún le añadimos una tercera.

- Tengo la sensación de que usted es un fotógrafo que luego pasa a limpio el resultado en forma de aforismos. Sus libros nos retratan.

- Los aforismos suelen retratar al género humano y a uno mismo. No describen paisajes, ni las costumbres de los elefantes. Aunque el aforismo se puede implicar en asuntos políticos en momentos muy peligrosos como el que estamos viviendo en la actualidad. Pero es un tipo de escritura con un componente moral que no debe caer en el antipático moralismo. Aunque si alguien se ve retratado en mis aforismos se equivoca porque no hablo de individuos sino de tipos humanos.

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- Le gusta mucho escribir aforismos sobre los aforismos. ¿Una forma de psicoanalizarse?

- No, creo que es típico del aforismo escribir del aforismo. Es un tipo de texto escurridizo que no se deja definir y esa es una de sus magias. Pero hay una especie de tradición que trata de desenmascararlo, afortunadamente sin conseguirlo.

«Desconfío del aforismo que surge aparentemente perfecto. ¿No será que lo leí hace años y lo había olvidado?»

la frase perfecta

- Hay muchos autores de aforismos en el País Vasco. ¿Será cosa del clima? ¿Quiénes le gustan más?

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- Así es. Puede estar relacionado con fórmulas de sabiduría popular. O, también, con cierta atracción por lo lacónico. Hay un libro de Aitor Francos ('Marcas en la piedra') publicado por la editorial Renacimiento en el que publica aforismos de 12 escritores vascos, que está muy bien.

- ¿Quiénes son para usted los clásicos en este género?

- En España tenemos a Gracián, que influyó mucho en los moralistas franceses como La Rochefoucauld, Chamfort o Montaigne. Pero de los aforistas clásicos modernos que me gustan podría nombrar a los de línea irónica y humorística, como Oscar Wilde, Jules Renard, Lec, Bergamín…

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- Uno de los aforismos de este libro dice así: «Toda ciudad necesita a un escritor que la convierta en leyenda». ¿Qué tal andamos en San Sebastián?

- Yo creo que es una ciudad marcada por comentarios, retratos, páginas, novelas, exabruptos, mitos, bustos, entrevistas, memorias, fotografías y anécdotas legendarias del gran Pío Baroja.

- Escoja cinco aforismos de este libro.

- Las amistades nocturnas parecen sólidas, pero suelen ser líquidas./El momento de la verdad nunca llega, el momento de la verdad nunca se va./Sonreír es vencer la ley de la gravedad./El carácter se forma los domingos por la tarde./La alegría convierte el caos en un cosmos.

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