Woodstock desempolva su cuaderno de bitácora

Se esperaban 50.000 personas pero al final acudieron cerca de medio millón de hippies atraídos por los famosos «tres días de música y paz». Del 15 al 17 de agosto de 1969, el pueblo de Bethel (Nueva York) acogió 33 actuaciones de artistas como Janis Joplin, The Who, Jefferson Airplane, Joe Cocker y Jimi Hendrix, que convirtieron el festival de Woodstock en un acontecimiento histórico, cultural y musical. En el 50º aniversario de la cita, Libros Cúpula acaba de editar 'Woodstock Live', un volumen de 240 páginas con profusión de imágenes y documentación en el que su autor, Julien Bitoun, hace un repaso del festival «día a día, hora a hora, artista a artista».

El trabajo de Bitoun es una suerte de cuaderno de bitácora desempolvado que recuerda pormenorizadamente lo que allí aconteció. Incluye un breve prólogo de Michael Lang, coorganizador de un evento que sirvió a la contracultura de la época para compartir su «lucha contra el statu quo» y la guerra de Vietnam, así como su defensa de la «igualdad y las libertades individuales».

Inspirados por el Festival Pop de Monterrey, que dos años antes había reunido a 90.000 personas en California, impulsaron un macrofestival de rock que se celebró en la granja de un tal Max Yasgur, una explotación lechera con una hondonada natural que garantizaba la buena visibilidad. La entrada de día costaba 7 dólares y el bono para las tres jornadas, 18. Sin embargo, como la decisión sobre el emplazamiento se tomó tarde, los organizadores prefirieron acabar de montar el escenario antes que rodear el lugar de vallas: de ahí que no fuera posible contener la avalancha de espectadores y el festival terminara siendo gratuito.

El reloj marca las 17.07 horas cuando Richie Havens sale a escena en sustitución del grupo Sweetwater, que debía abrir el festival pero a esa hora aún está de camino, atrapado en un multitudinario atasco. La jornada del viernes tiene un marcado acento folkie e incluye a músicos como Bert Summer, Tim Hardin, Melanie y Arlo Guthrie, hijo del icónico Woody. También hay un mensaje especial del maestro espiritual hindú Sri Swami Satchi Dananda y un concierto de su compatriota Ravi Shankar, virtuoso del sitar que contribuyó a la difusión de la música india en Occidente a través de discos, conciertos y una sólida amistad con el 'beatle' George Harrison.

Pero el atractivo del primer día es, sin lugar a dudas, Joan Baez, super estrella del folk que hace unos días abarrotó la Zurriola durante el Jazzaldia. Como subraya Bitoun en el libro, «representa a la cantante protesta definitiva» gracias a un «equilibrio perfecto entre la dulzura de su voz y la fuerza de sus ideales». Embarazada de seis meses y con su marido preso por negarse a incorporarse al Ejército, Baez irrumpe en el escenario a la 1.00 de la madrugada. Durante 60 minutos y bajo una «llovizna persistente», la joven canta piezas de artistas como Bob Dylan, The Birds y Willie Nelson, así como himnos de la talla de 'Oh HappyDay', 'Swing Low, Sweet Chariot' o 'We Shall Overcome'.

Quince minutos después del mediodía del sábado comienza a sonar el rock progresivo de Quill, grupo al que sucede Country Joe McDonald, que ofrece una actuación acústica en solitario para cubrir la baja de Jeff Beck. A las 14.00 horas, Woodstock asiste a una de sus mayores revelaciones: un guitarrista de 22 años recién cumplidos y que aún no ha publicado su primer disco noquea a los resacosos hippies con una actuación plena de rock enérgico. Su nombre es Carlos Santana y dicen las malas lenguas que va puesto de mescalina hasta las cejas. «El mástil de mi guitarra era como una serpiente eléctrica , yo hacía lo que podía para que dejara de serpentear», diría después.

También actúan ese día John Sebastian, Keef HartleyBand, The Incredible String Band, Mountain y otros nombres más célebres, como por ejemplo, Canned Heat. La superbanda de blues rock entrega algunos de sus éxitos –'Going UpThe Country', 'OnThe Road Again'– antes de la aparición de Grateful Dead, que tuvo que lidiar contra los fallos técnicos que fueron una constante durante el festival. «El fin de semana fue fantástico pero nuestro concierto fue muy malo. Sabíamos que frente a nosotros había medio millón de personas, pero nosotros no veíamos a nadie», afirmaría JerryGarcía, pope de la psicodelia.

«Grateful Dead durmieron a medio millón de personas y a mí me tocó intentar despertarlas».Quien con tal desparpajo se maneja es John Fogerty, líder de Creedence Clearwater Revival, que incendia la medianoche con temas como 'Green River', 'Bad MoonRising', 'Proud Mary' o 'Susie Q'. La fiesta continúa con Janis Joplin, «suma sacerdotisa del blues psicodélico» que, mucho más tarde del horario previsto y dopada con sustancias psicotrópicas, deslumbra con sus versiones: 'To Love Somebody' (BeeGees), 'Summertime' (George Gershwin'), 'Piece Of MyHeart' (Emma Franklin)...

Y todavía queda madrugada por delante. Tras el excitante funk-rock psicodélico de Sly &The Family Stone llegan los británicos The Who, que se centran en su reciente ópera-rock 'Tommy'. La anécdota la protagoniza Pete Townshend, que de un guitarrazo echa del escenario a un activista que se había apoderado de su micrófono. «¡Sal de mi puto escenario. Al próximo imbécil que pise este escenario lo mato, ¿vale? Reíros, pero soy muy capaz», reta al respetable antes de la embestida final con 'See Me, Feel Me', 'Summertime Blues', 'Shakin' All Over', 'MyGeneration' y 'Naked Eye'. Son las 8.00 de la mañana del domingo y ya ha amanecido cuando Grace Slick, de Jefferson Airplane, proclama:«Ya habéis visto a las bandas más duras, ahora llega el momento de escuchar la música de los locos de la mañana». Tras el viaje psicodélico de éxitos como 'Somebody ToLove', 'Volunteers' o 'White Rabbit' la parroquia hippie procede a dormir la mona.

La primera voz que suena el domingo en el embarrado prado de Woodstock es la de otro joven cuya carrera acaba de despegar.Se llama Joe Cocker, viste una colorida camiseta de estampados hippies y ofrece sentidas versiones de Traffic, Bob Dylan y RayCharles, aunque desde ese momento y hasta su muerte en 2014 será recordado por su emocionante apropiación del 'With a Little Help From MyFriends' que Ringo Starr cantó con TheBeatles. El propio PaulMcCartney no tendría más remedio que admitir:«Fue extraordinario, convirtió nuestra canción en un himno del soul».

Durante la tarde se suceden las funciones de Country Joe &The Fish, Ten Years After y The Band, durante la cual muchos no pierden la esperanza de que aparezca Bob Dylan, el gran ausente del fin de semana, versionado por unos y otros durante los tres días. Ya es medianoche y toca ración de blues-rock con el albino Johnny Winter, uno de los pocos artistas que ha cobrado por tocar en un festival que acabará dejando un millón de dólares en deudas. Crosby, Stills, Nash & Young tocan entre Blood, Sweet &Tears y The Paul Butterfield Blues Band y Sha Na Na, que dan paso al último concierto de Woodstock cuando son las 9.00 de la mañana del lunes.

Según recuerda Bitoun, Jimi Hendrix cierra el festival «ante una multitud exhausta y escasa». Con un sonido «potente pero confuso», desgrana temas como 'Foxy Lady', 'Voodo Child', 'HeyJoe' y una versión distorsionada del himno de EEUU cuyos efectos evocan el sonido de las bombas y las metralletas en lo que muchos interpretaron como una denuncia de la guerra de Vietnam. A Hendrix, como a Janis Joplin, le quedaba cerca de un año para fallecer prematuramente a los 27 años.

Medio siglo después, Woodstock iba a celebrar en breve una edición conmemorativa con John Fogerty, The Raconteurs, Jay Z y Miley Cyrus, entre otros invitados, pero esta semana se ha anunciado su cancelación por diversos contratiempos.