El grupo Viva Suecia recala hoy en el Kursaal

El tour que esta noche llega a Donostia no se llama 'El milagro', como el cancelado en marzo, sino 'Necesitarnos tanto', título de uno de los temas del disco, y muestra al grupo en una suerte de «senda paralela». «No será en acústico, no será en eléctrico, pero seremos cinco tipos haciendo algo bonito con un puñado de canciones», escribieron hace unos días en sus redes sociales. 'El milagro', apunta Val, era una gira concebida para grandes espacios en los que la gente pudiera «estar cerca, saltando y sudando, con más recursos, más decibelios y más rabia», mientras que 'Necesitarnos tanto' «se disfruta de otra manera» sin que ello implique reducirlo todo a voz y guitarra acústica.

«No es un concierto eléctrico porque no tiene esa energía ni tanto ruido, todo suena más limpio, pero tampoco es acústico porque hay una guitarra eléctrica, bajo, teclados y batería... Por decirlo de manera más sencilla, hacemos una especie de concierto acústico con instrumentos eléctricos», intenta aclarar el cantante, que no sabe muy bien cómo explicar la «vuelta» que han dado a su repertorio.

En cualquier caso, en la media docena de actuaciones ofrecidas hasta la fecha, el público ha respondido «genial» y se han encontrado con un circuito musical que «todavía mantiene su músculo» aunque promotores, técnicos y músicos hayan tenido que adaptarse «a las circunstancias y apretarse el cinturón». Preguntado por cómo es actuar ante gente separada y cubierta con mascarillas, responde que al inicio se les hacía «un poco más raro», pero ya se han acostumbrado: «El ser humano tiene una capacidad de adaptación muy superior a la que creemos y estamos encontrando una respuesta cálida por parte del público, que siente mucho respeto por lo que vienen a ver».

Rafa Val también subraya que este formato más íntimo «obliga al espectador a estar más pendiente de lo estrictamente musical». «Al estar sentados en pareja, grupos reducidos o individualmente, se eliminan muchas distracciones y eso hace que te metas de lleno en el concierto con mayor profundidad», dice, aunque no oculta sus ganas de volver a actuar para multitudes como las que suelen convocar en los festivales y conciertos de gran aforo. «Esto nos está gustando mucho, pero estamos deseando hacer ruido: echamos de menos dar guitarrazos delante de miles y miles de personas».

Aún es pronto para saber si algún día volverá la vieja normalidad, pero el músico llama la atención sobre un aspecto: «Hasta el momento no se ha producido ningún incidente o brote en un concierto. Entre todos los agentes del sector hemos demostrado que la cultura es segura y debemos seguir trabajando».

Sólo ahora, recuperada la libertad de movimientos, han vuelto a componer, porque durante el confinamiento no lo han hecho. «Parece que en una situación así tienes que sentarte a hacer el disco de tu vida, pero a nosotros no nos lo pedía el cuerpo. El parón forzoso nos ha venido bien para mirar al futuro y ver por dónde queremos llevar la banda», asegura el músico, que no cree que la dura situación actual termine impregnando sus nuevas canciones. «No somos pesimistas, sino realistas, y nos gustan los retos: tiraremos para adelante y aportaremos más luz que oscuridad», advierte.