Springsteen puede con los truenos: otra noche épica
La tormenta obligó a parar media hora el concierto, pero el músico retomó su descarga eléctrica ante las 40.000 personas que llenaban Anoeta, marcada por la conexión con el público y las críticas a Trump
Fue otra noche épica. El segundo concierto de Bruce Springsteen y la E Street Band en Anoeta resultó ayer tan deslumbrante y energético como el ofrecido el sábado, pero con un nuevo elemento: una tormenta de truenos y rayos que obligó a suspender la actuación justo en su ecuador. Fue media hora de parón, pero cuando los músicos volvieron al escenario el entusiasmo se desbordó. Springsteen y su tribu pueden con todo. «San Sebastián, Donosti», gritaba el Boss y el público respondía eufórico.
En el inicio la amenaza de tormenta y la ausencia del guitarrista Steven Van Zandt, aún convaleciente en la Policlínica donostiarra tras su operación de apendicitis, eran los factores en contra, pero tanto los artistas en escena como los 40.000 espectadores que volvieron a llenar el estadio se conjuraron por encima de las dificultades.
El concierto comenzó nueve minutos después de las 9 de la noche con un intenso calor, pero transcurrió hora y media con normalidad. Poco antes de las diez y media, cuando Springsteen iniciaba su discurso más crítico contra Trump, aparecieron rayos y truenos, en una especie de apocalipsis. El Jefe cantaba 'La casa de las mil guitarras' y en medio de la canción él y sus músicos fueron obligados por los técnicos a abandonar el escenario. Por megafonía se anunció que se detenía el concierto por seguridad, pero que se retomaría en breve «porque la tormenta pasaría rápido».
Tras la media hora de parón por la intensa tormenta los músicos y el público retomaron el concierto con más ganas
Se cubrieron los instrumentos y elementos técnicos del escenario con plásticos y parte del público se puso a cubierto, aunque algunos valientes siguieron en pista. A la media hora se retomó el concierto con 'Growing up', y la tormenta fue entonces artística. Los músicos y el público querían fiesta. En el centro de todas las miradas, Springsteen, igual de divertido, combativo y emotivo que el sábado. La lluvia no le arredró: al contrario, pareció un acicate para venirse aún más arriba.
«Gabon, Donostia, hola San Sebastián»
Casi tres horas después del arranque, el Boss, de 75 juveniles años, se despidió entre el entusiasmo de los aficionados, a los que saludó en varias ocasiones con sus reiterados «Gabon, Donostia, hola San Sebastian». Es una suerte que esta ciudad de apenas 200.000 habitantes haya acogido hasta cinco de sus shows, desde su primera visita en 2008.
El concierto repitió el esquema que se mantiene constante en esta gira europea de 'The Land Of Hope And Dreams Tour', con los grandes clásicos del músico y una durísima crítica a la política de Trump con mensajes que fueron subtitulados en castellano y euskera en las tres grandes pantallas situadas tras el escenario. Springsteen se mantiene fiel a sus costumbres y ayer modificó parte del 'set list', incluido el mismo inicio. Anoche fue 'Lonesome day' el arranque.
También desde el principio quedó despejada otra de las grandes incógnitas de la noche: cómo se notaría la ausencia de Steven Van Zandt, ingresado en la Policlínica después de que tuviera que ser operado de urgencia por una apendicitis de la que se recupera «muy bien». Apenas se notó la ausencia en la alineación de 18 músicos que llena el escenario: hubo más protagonismo del otro mítico guitarrista de la banda, Nils Logfren, otra joven 'promesa' de 74 años.
En la lista de canciones se mantuvieron 'Land of Hope and Dreams' que da nombre a la gira, o los clásicos que se fueron encadenando coreados por el público, desde 'Hungry Heart' a 'Because the night'. Bajó nuevamente entre el público y recibió regalos como la rosa que le entregó una niña.
Los músicos y demás acompañantes dejan este miércoles Donostia rumbo a Dusseldorf, pero el Boss se queda hasta el jueves
Se mantuvieron igual las mismas intervenciones contra la política de Donald Trump, que aparentemente Springsteen lee en un 'autocue' y se traducen con subtítulos en castellano y euskera, al igual que canciones más políticas como 'Rainmaker'. El Boss terminó su show pasadas las doce y media con el clásico 'Twist and Shout' festivo, con todo el estadio bailando, y luego la habitual de Dylan en esta gira, 'Chimes of freedom', con su solidario mensaje final. Una fiesta más larga que la del sábado (al margen del parón fueron tres horas de concierto) y de la que parecía que no se quería ir.... Y el público tampoco.
La gran 'troupe' Springsteen, que ha estado en Donostia desde su llegada el jueves pasado, abandona hoy la ciudad rumbo a Dusseldorf, pero el Jefe parece que se queda hasta mañana. Apenas se ha dejado ver al margen de sus entradas y salidas del hotel. El grupo actúa el viernes en Gelsenkirchen, Alemania, y cierra su 'tour' europeo en el estadio San Siro de Milán con doble cita los días 30 de junio y 3 de julio.
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