Robert Treviño: «Veo a mi padre en el instante en que escucho a Santana»
Buscando las canciones del guitarrista en la radio descubrió a Mozart. «En ese momento supe que quería ser músico»
Para la foto, Robert Treviño (Texas, 1984) elige posar con el histórico ballet de Ígor Stravinsky, 'La consagración de la primavera' interpretado por la Detroit Symphony Orchestra bajo la batuta del maestro húngaro Antal Doráti. Sin embargo, la historia de su vida no podría comprenderse sin la música de otro artista con el que va a compartir el siguiente relato: Carlos Santana.
«Tenía 8 años cuando escuché música clásica por primera vez. Recuerdo ir con mi padre en su camioneta 'pick-up' mientras giraba la rueda de la radio buscando alguna emisora de rock». De pronto sonó. Era la 'Lacrimosa', la misa de réquiem en re menor de Mozart. «Y en ese momento supe que quería ser músico. Lo que fuera que eso significara, es lo que buscaba para mi vida».
Pocos años más tarde, Treviño sostuvo por primera vez una partitura de orquesta, 'La consagración de la primavera', «y mi profesor me dio una grabación para que la estudiara». En la pequeña cinta, todo un concierto orquestal dirigido por Doráti. «Creo que la destrocé de tanto escucharla. No sé cómo de excitante puede resultar para otra persona, pero a mí llegó en un momento crítico de mi vida».
Otros clásicos
Rock: Santana
'Supernatural' (Arista) 1999
De padre a hijo. «Fui a verle con mi padre que era un adicto a él, en Dallas, nada más publicarlo, y el telonero era Lenny Kravitz».
Ópera: Mozart
'Las bodas de Fígaro' (Deutsche Grammophon) 1968
Enamorado. «No sólo de Mozart, sino también de la ópera. Además, fue la primera que dirigí»
Clásica: Sibelius
'Symphonies 3 & 5' (Ondine) 2004
Hilo conductor. «Con 19 años estudié con el director de esta grabación, a los 21 trabajé con todas sus sinfonías en Helsinki y ahora grabo en el sello Ondine»
Sin embargo, por aquel entonces, la banda sonora del hogar de los Treviño estaba muy lejos de las imponentes sinfonías, el eco de los auditorios y los lustrosos zapatos de charol. «En mi casa no se escuchaba música clásica. AC/DC, Led Zeppelin, David Bowie, Beastie Boys, Queen y Carlos Santana es la música con la que he crecido». En general, el maestro reconoce escuchar «de todo» menos lo que suene «vulgar», porque «el mundo ya es suficientemente feo como para afearlo con más cosas».
Cuando menciona a Santana por enésima vez aparece el que considera 'disco de su vida'. «Cada vez que escucho una canción de 'Supernatural' viajo de vuelta a mi infancia. Me veo bailando con mi padre en el salón mientras suena en el estéreo, pero también en el jardín trasero mientras huele a barbacoa y todo parece que se para...». Al otro lado del teléfono se entrecorta la voz. «No sé, no sé qué es... Falleció cuando yo tenía 19 años pero instantáneamente veo a mi padre cuando escucho a Santana».
«Quiero ser músico»
Su padre cacharreaba con la trompeta y de tanto en cuanto pedía a Robert que tocara en su fagot los solos del guitarrista mexicano. «Ta, to, te, ti-ro, to-re-ri...», tararea Treviño la melodía de 'Europa'. Y llegó el día en que dijo a sus padres que quería dedicarse a la música. «Se rieron y pensaron que estaba bien que su pequeño tuviera sueños. Tras el primer año ya se dieron cuenta de lo en serio que me lo tomaba. Era insaciable. Mi abuelo siempre contaba que fue entonces cuando toda la familia entendió que nada ni nadie podía hacer nada para evitarlo, que la única posibilidad era ponerse detrás de mí y seguirme».
La música consumía su tiempo y energía –«tuve que pelear como el infierno»–, dejó el instituto a los 16 y salió de una familia «pobre» para ir estudiar a Chicago. Allí trabajó en cafeterías que le pagaban sus clases mientras probaba en orquestas. El sueño americano.
Y, claro, aquella decisión que había tomado con 8 años en la 'pick-up' de su padre le hizo madurar antes que nunca. Bajo un único lema: «Solo tienes dos maneras de estar conmigo, puedes estar a mi lado o puedes estar detrás de mi; pero si cometes el error de ponerte en mi camino te verás muy pronto a mi espalda».
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