«El primero de Springsteen fue un hito, pero Pink Floyd es inolvidable»
Iñigo Argomaniz repasa los grandes conciertos del estadio y añade: «En Donostia no se está valorando suficiente el valor de Rammstein»
En 1994 fue el primero, con Pink Floyd, y en 2016 el último, con Bruce Springsteen. El estadio de Anoeta atesora un largo historial ... de conciertos. Iñigo Argomaniz y la empresa Get In han estado detrás de todos los celebrados, aunque en el protagonizado por The Rolling Stones en 2007 solo se ocuparon de la produccción. «Y fue el único donde hubo pérdidas», dice Argomaniz.
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Está feliz por el regreso de los grandes conciertos al estadio y triste por el hecho de que Springsteen esté prácticamente descartado. «Teníamos todo preparado, era un lujo contar con él por cuarta vez en Donostia, pero al final hubo cambio de planes. Aún queda una mínima posibilidad, con el anuncio de nuevas fechas, pero deberían darse varias carambolas».
La primera vez
Argomaniz lamenta que «en Gipuzkoa no estamos valorando suficientemente la buena noticia que supone la vuelta de los grandes conciertos, por un lado, y el nombre de Rammstein. Parece que es un grupo más, pero trae un espectáculo único y moviliza a muchísima gente. Vendrán espectadores de numerosos lugares, como Francia, llenarán los hoteles y restaurantes y nos darán otra vez el ambiente de estas grandes citas musicales».
A la hora de repasar los grandes momentos musicales vividos en el estadio a Argomaniz se le amontonan los recuerdos. «Creo que el primer concierto de Springsteen en 2008 marcó un hito, que además se mantuvo en una secuencia muy especial: regresó en 2012, en 2016, en 2020 el mundo se paró por la pandemia y en 2024 íbamos a cerrar el ciclo... Es una pena, pero me quedo con el récord de haberle visto tres veces en casa».
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En su memoria personal hay un concierto marcado en rojo: el primero en el estadio, con Pink Floyd, en 1994. «Todo era nuevo, probábamos el nuevo recinto, se hizo 'a pelo', sin ayudas institucionales, casi nadie parecía dar valor a tener aquí a una banda mítica... y fue un conciertazo, con treintaytantos mil espectadores».
De cada concierto guarda buen recuerdo. «Del gran espectáculo de U2 a un Bon Jovi que ofreció una noche memorable, del experimento de Depeche Mode 'a medio estadio', que también salió muy bien, al centenario del Orfeón Donostiarra o los conciertos de celebración de la Real. A veces da vértigo repasar tantos conciertos en tan pocos años, y el objetivo es recuperar esa historia en las mejores condiciones que ofrece el nuevo Anoeta gracias al excelente trabajo que han realizado Izaskun Larzabal y su equipo», agrega Iñigo Argomaniz.
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Con Rammstein y «alguna sorpresa más» vuelve el rock. Y aunque Argomaniz no lo dice, en algunas instancias de la ciudad se trabaja con varias ideas que permitan utilizar el estadio para la música en las semanas de verano en las que el fútbol descansa.
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