Un momento del concierto celebrado este miércoles en el Kursaal. SARA SANTOS
Música

Calidad y pasión

María José Cano

San Sebastián

Jueves, 28 de agosto 2025, 02:00

Salvo excepciones de pianistas-directores que elaboran monográficos de algún compositor, no es habitual que un solista interprete dos conciertos con orquesta y menos de ... autores distintos. Esa fue una de las peculiaridades del magnífico encuentro que ayer ofreció la Orchestre de l'Opéra National de Paris, dedicado a Ravel, pero con la inclusión de una obra del propio director Thomas Adès.

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Kirill Gerstein, el dedicatario de su 'Concierto para piano y orquesta', fue el gran héroe de la velada, al regalar grandes lecturas de esta obra de Adès y del 'Concierto para la mano izquierda' de Ravel. En el primero, todo un desafío tanto para el solista como para la orquesta, puesto que mantienen un diálogo constante y complejo, entrelazándose, Gerstein fue mucho más que un gran virtuoso. Se impuso con aparente facilidad a las dificultades técnicas como los saltos, las rápidas sucesiones de notas y la variedad de ataques, transmitiendo esa necesaria sensación de movimiento incesante y, al mismo tiempo, cautivó con su apasionada lectura del 'Andante gravemente' central. Adès desde el podio 'agarró' perfectamente a todos los músicos consiguiendo una sincronización impecable de una pieza hipnótica de gran complejidad rítmica. El trabajo en equipo se mantuvo en el 'Concierto para la mano izquierda', obra de tono más sombrío y, de nuevo, de gran dificultad para el intérprete, que debe tocar con una sola mano una partitura que exige fuerza, resistencia y precisión. Gerstein volvió a brillar junto a una orquesta de ricos colores.

La agrupación deslumbró también en 'Le Tombeau de Couperin', que desveló a un Adès pasional que bailó cada motivo para extraer la emotividad contenida propia de la obra. La transparencia, la exactitud y el equilibrio reinaron en una lectura llena de dinámicas. La espiral apocalíptica que se construye en 'La Valse', llena de tensiones rítmicas, disonancias y con una orquestación masiva con su clímax final puso el broche de oro a una velada hecha de calidad y pasión.

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