Borrar
Ronnie Lynn Patterson, pianista americano que actualmente reside en París, durante una actuación. fotografías: alex iturralde
El jazz se refugia en un rincón íntimo

Club Cantábrico

El jazz se refugia en un rincón íntimo

La histórica sociedad privada devuelve el pulso de este género a Donostia con una iniciativa que ha cumplido un año, y que ofrece al público sesiones de jazz en directo en su formato clásico

Elene Arandia

San Sebastián

Sábado, 10 de mayo 2025, 02:00

Basta con cruzar el vestíbulo del histórico Club Cantábrico de Donostia para entrar en otra dimensión. Dentro, el bullicio desaparece, la ciudad se repliega, y tras cruzar una moqueta azul, entre la elegancia del personal de barra, unas escaleras discretas al fondo descienden a otro tiempo. En la planta baja se abre un acogedor salón, y el tiempo parece detenerse. Habitualmente dedicado a los juegos con mesas de madera y tapete, algunas noches este espacio se transforma sin esfuerzo y respira una atmósfera genuina de club de jazz en el sentido más puro: la calidez sobria de la madera en paredes y suelo, una luz tenue, el crujido suave del parquet, y unas características sillas alineadas frente a los músicos en un ambiente contenido que se entremezcla con el humo de un cigarro deshaciéndose y fusionándose con el aire.

La intimidad del lugar no es una concesión estética, sino su condición natural: todo ocurre a pocos metros, sin apenas separación entre quien toca y quien escucha, con la improvisación adquiriendo un peso casi físico. No hay escenario ni distancia, solo un espacio donde el jazz ocurre de forma directa, sin más artificio que la intensidad del momento.

Así transcurren una vez al mes las Jazz Night, un encuentro que ha devuelto el pulso de este género a la escena local con un lugar propio en la ciudad, convirtiéndose en un referente y contando con su propia comunidad.

El Club Cantábrico, situado en el número 24 de la Avenida de la Libertad, es un club social clásico e históricamente vinculado a la cultura, que esas noches abre sus puertas a los amantes del jazz y se convierte en el escenario para una experiencia única, con un aforo limitado y una propuesta tan íntima como cautivadora. El club renueva su vocación como lugar de encuentro y creación, fiel al espíritu que ha acompañado su historia desde hace más de un siglo.

Fueron el diseñador gráfico y director de arte donostiarra Diego Ibañez, junto a su amigo y apasionado del género Asier Leoz, quienes decidieron dar vida a las Jazz Night, una iniciativa que acaba de cumplir un año en marzo y que ha llenado el vacío dejado por el cierre del Altxerri a finales de 2023. Su efecto en la ciudad es directo, ya que ofrece en estos momentos el único rincón en San Sebastián donde el jazz puede florecer en su máxima expresión.

«Todos los miércoles íbamos al Altxerri, cuando lo cerraron nos quedamos sin plan. Todo empezó por esa motivación»

Las actuaciones siguen el formato habitual de las sesiones de jazz, con dos sets y un descanso intermedio

El Club Cantábrico había acogido de forma esporádica algún concierto de jazz promovido por el padre de Diego Ibañez, socio del club. Pero fue el año pasado cuando Diego, también miembro, encontró en esa carencia la motivación para imaginar otra forma de seguir escuchando jazz: retomar aquella semilla con una ambición renovada, darle continuidad mensual y abrir el espacio a nuevos públicos, respondiendo así a un vacío cada vez más latente en la escena local. «Teniendo en cuenta que Musikene es la universidad de música –y de jazz– más importante de España, y la cantera de músicos que tenemos, me parecía clave ofrecer un espacio acorde con el tipo de música. Al final, el lugar determina mucho cómo se vive un concierto. Me parecía importante, en el caso del jazz, cuidar tanto el sonido como el ambiente, estar cómodo, a gusto, sentado, y pasar un buen rato», explica su impulsor. «Todos los miércoles íbamos al Altxerri, y cuando lo cerraron nos quedamos sin plan. Todo empezó por esa motivación. Ahora acudimos al Jamboree de Barcelona donde resido actualmente».

¿Cómo dialogan un espacio con tanta tradición y un género como el jazz, históricamente subversivo y en constante transformación? «A pesar de ser una música transgresora y cambiante, el jazz en la base tiene todo ese conocimiento profundo y esa tradición desde la que se puede ir cambiando en la sociedad, desde la cultura, el conocimiento y la tradición que tenemos que respetar», añade Ibañez.

Sesiones de dos horas

Las sesiones tienen lugar una vez al mes, ya que no se trata de un club de jazz al uso, sino de una de las actividades culturales que acoge el Cantábrico –alguna presentación de libros–, aunque probablemente sea la que mayor repercusión tiene. Se celebran los lunes, martes o miércoles, durante dos horas, como un pequeño paréntesis en mitad de la semana.

Las actuaciones siguen el formato habitual de las sesiones en directo, con dos sets que se alternan con un descanso intermedio de quince minutos. El evento aprovecha la acústica que ofrece la sala de madera haciendo uso de la mínima amplificación.

El volumen XII de mayo tuvo lugar el martes, con la actuación del cuarteto formado por Bernard Van Rossum (saxo), Roger Mas (piano), Darío Guibert (contrabajo) y Mikel Urretagoiena (batería). Guibert y Urretagoiena volverán a protagonizar el cartel de la próxima cita, el 10 de junio junto al pianista Luismi Segurado, en formato de trío.

Historia de más de un siglo

Los orígenes de este espacio privado, de carácter clásico y ambiente reservado, se remontan a 1891, y continúa siendo un referente en la vida cultural y social de San Sebastián. Fue fundado inicialmente en el número 13 de la céntrica calle Andia. Tal y como se indicaba en sus estatutos, su propósito era «procurar las distracciones y recreos propios de la buena sociedad, siempre dentro de los límites establecidos por las normas del decoro y manteniendo una conducta completamente ajena a cualquier acto o tendencia de carácter político o religioso».

En su historia, el club fue impulsor clave de algunos de los grandes proyectos que se han llevado a cabo en la ciudad, contribuyendo a su desarrollo social, económico y cultural. Uno de los más destacados fue la fundación, en 1902, de la Sociedad de Fomento, con el fin de construir el Hotel María Cristina y el Teatro Victoria Eugenia. En 1944, el club se trasladó a su actual ubicación en la Avenida.

Fiel a una vocación cultural que atraviesa su larga historia, el Club Cantábrico acoge habitualmente charlas literarias, presentaciones de libros, pequeñas funciones teatrales o celebraciones navideñas, casi siempre dirigidas a los socios y su entorno cercano.

Las entradas se adquieren físicamente en el club, como parte de la experiencia que ofrece. Incluye una consumición y solo se pueden adquirir una semana antes del concierto, en horario de 10.30 a 21.30 horas, a un precio de 10 euros para los socios y 17 euros no socios. El aforo está limitado a 60 personas.

La iniciativa cuenta con perfil de Instagram (@club.cantabrico.jazz) donde anuncia el nuevo cartel y las comunicaciones de la venta de entradas, así como un canal de Youtube, donde se cuelgan las sesiones en directo.

Propuesta del cartel del 'volumen XIII': el 10 de junio

Jazz Night continúa el mes de junio con el volumen XIII que tendrá lugar el día 10 (20.00 horas) con la actuación del trío compuesto por Luismi Segurado (piano), Darío Guibert (contrabajo) y Mikel Urretagoiena (batería). Las entradas se adquieren físicamente en el club, Avenida de la Libertad número 24, una semana antes del concierto e incluyen una consumición. Horario: 10.30 a 21.30 horas. Precio: 10 euros los socios, 17 euros no socios. El aforo está limitado a 60 personas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco El jazz se refugia en un rincón íntimo