Fermin Muguruza | Músico
«Hay un momento en el que haces 'crac' y te derrumbas»El artista lucha aún contra secuelas de los problemas de depresión que atravesó a raíz de la muerte de su hermano Iñigo hace cinco años
El músico irundarra reconoce que lucha contra el síndrome del superviviente tras la desaparición de buena parte de su generación y, en especial, de su ... hermano Iñigo.
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– En el comunicado de anuncio del concierto, habla de la ofensiva de la derecha y de la judicatura, aunque esta última le dio la razón a usted en el caso de la querella del general Galindo.
– Claro, pero la historia de «difama, que algo queda» es impresionante. Incluso en la sentencia de ahora de Valencia dice: «Y queremos subrayar que Fermin Muguruza nunca ha sido condenado, ni siquiera juzgado, por apología del terrorismo», que es algo que suelo recordar muchas veces. Galindo me denunció por el tema del narcotráfico y perdió el juicio.
– ¿Cree que ahora opera más la censura que hace veinte, treinta o cuarenta años?
– No, no. Vamos a ver: los hechos que han ocurrido conmigo, en Kortatu o en Negu Gorriak, o con Las Vulpes. Aquí ha habido siempre censura, ahora lo que hay es mucho ruido mediático. Que haya en Madrid una obra de teatro como 'Altsasu' y vaya gente de Vox a concentrarse a la puerta forma parte de esas cosas que también pasaban antes.
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«Sé que esto se puede hacer una vez en la vida»
– ¿Le parece mal en todos los casos? El miércoles hubo una concentración contra la actuación de Andrés Calamaro en el Palacio de Miramar por defender el «sionismo».
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– A mí que se hagan concentraciones me parece bien, pero que se pueda tocar. A mí me han hecho muchas, pero es que luego no me han dejado tocar. Primero, a nivel político para que no se me dejara el espacio y si era privado, también ha habido presiones. Que se concentren en la puerta, bueno, están en su derecho. En Mérida me pusieron una pancarta de «Vete a tocar al infierno» y la gente que entraba se moría de la risa y hacía esos gestos de los cuernos del heavy metal.
– Volviendo a enero de 2022, usted habló de su salud mental y de la depresión que atravesaba tras la muerte de su hermano.
– Mucha gente me lo dijo, se me acercan muchos que han tenido problemas parecidos, que se sintieron identificados... Personas que estaban muy contentas de que hablara de eso alguien como yo, aparentemente pura fortaleza y un titán en el escenario. Y sin embargo, hay un momento en la vida en el que haces 'crac' y te derrumbas. Es muy necesario que hablemos todos de los problemas que tenemos después de la pandemia y que ya teníamos antes. Yo lo he pasado fatal y todavía tengo secuelas. En aquel momento, me llegan a decir de actuar en Anoeta y se me hubiera hecho impensable. Es todo un proceso. Como dicen los gallegos, «yo mismo me causo respeto».
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– ¿Se considera un superviviente entre los músicos de su generación?
– Sí, de hecho, el año que viene estaré en Anoeta tocando con 62 años, pero hace mucho que toda mi generación ha desaparecido. El síndrome del superviviente también nos afecta a los que teníamos alrededor gente que nos ha desaparecido. Te sientes culpable por seguir aquí y eso te tumba.
– ¿Usted lo padece?
– He estado luchando contra eso, sobre todo por mi hermano Iñigo. ¿Yo qué hago aquí ahora?, piensas, pero luego quieres repasar todo lo que has hecho en la vida y tienes más presente que nunca a todas esas personas. Ellos están presentes en mí y en ese escenario. Quiero que celebremos sus vidas y sus muertes, algo que se aprende en Nueva Orleans. Vamos a hacer la 'ceremonia de los abrazos.'
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