'Akelarre', una epopeya musical inspirada en los lienzos que cubren San Telmo
El compositor Francisco Domínguez presenta el jueves en el museo este espectáculo audiovisual basado en las pinturas de José María Sert
«Este no es un concierto al uso, el público estará en medio del sonido». La iglesia del Museo San Telmo se convertirá este jueves ... a las 19.30 horas en el escenario de un innovador espectáculo que irá echando el cierre al XII Circuito de Música Contemporánea Musikagileak. Y es que el estreno de 'Akelarre', obra del compositor Francisco Domínguez, es un show musical y audiovisual en el que la tecnología, los instrumentos más modernos, la pintura y las historias de brujerías se entremezclan bajo un mismo aura.
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Una propuesta cuyo único requisito era que la música había de beber de la historia, arquitectura y colecciones que ofrece el museo donostiarra. «Me interesaba trabajar con la acústica de la iglesia y, de pronto, reparé en algunos lienzos de José María Sert que cubren las paredes», explica Domínguez. Unas pinturas «como injertadas» en la piedra que con el título de 'Pueblo de Leyendas' evoca los akelarres.
Más tarde, el autor descubrió un libro escrito por Pierre de Lancre tras su viaje por el norte de Euskadi en 1609 para investigar sobre hechicería. «En estos fragmentos se describe el akelarre con todo lujo de detalles», cuenta, «la barbarie de sus interrogatorios a las mujeres, que eran torturadas y quemadas, o el sexo con el diablo, que se cuenta de una manera muy minuciosa. Las pinturas de Sert, junto a estos textos, creaban un caldo de cultivo muy interesante para hacer música».
Tecnología sonora punta
Para esta composición, utiliza una formación instrumental llamativa, compuesta por el acordeón cromático de María Zubimendi, el percusionista Gorka Catediano y el saxofón barítono de Alberto Chaves, junto con el propio Francisco Domínguez, que se hace cargo de la parte electrónica. «Instrumentos clásicos como el violín tienen demasiada historia y connotaciones detrás, me siento más cómodo escribiendo para instrumentos más modernos». Y es que esta no es una pieza clásica, sino un espacio contemporáneo y de aura indescifrable «en el que suceden muchas cosas a la vez».
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«Musicalmente me llamó la atención el hecho de que los lienzos formaran parte de la pared, así que decidí buscar formas para que el sonido ofreciera esa sensación de espacio, por ejemplo, utilizando frecuencias que hicieran que uno de ellos parezca escucharse por fuera de la iglesia; o distribuyendo a los cuatro músicos a lo largo del coro, el altar o el transepto». Entre el sonido y los lienzos de Sert se forma un vínculo a nivel simbólico y arquitectónico. «La electrónica haría las veces de muro y los instrumentos de lienzos», afirma Domínguez.
Domínguez emplea técnicas de orquestación asistidas por ordenador que se adentran en las entrañas de la voz. «Utilizo los textos del libro narrados en francés, cuya voz voy modificando para que parezca otro instrumento, y viceversa, para que los instrumentos suenen en francés, euskera o castellano».
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