Pintura analizada en la exedra G de la Casa Amorini Dorati.

Los murales de Pompeya, del rojo al negro

La investigadora de la UPV Silvia Pérez recibe un reconocimiento por su tesis sobre el deterioro del pigmento en las pinturas del parque arqueológico italiano

Amaia Chico

San Sebastián

Martes, 1 de octubre 2024, 02:00

La erupción volcánica del Vesubio que sepultó Pompeya en el año 79 d.c. y la cercanía de la bahía de Nápoles, con gran ... concentración de cloruros, han tornado de rojo a negro las pinturas murales del parque arqueológico italiano. Una investigación de Silvia Pérez sobre el deterioro de estas pinturas, realizada para su tesis doctoral en el ámbito de la Química Analítica para el estudio y conservación del patrimonio cultural en la UPV, ha sido galardonada. ¿La clave? Su análisis del proceso de transformación del cinabrio, un mineral tóxico, de un rojo intenso muy atractivo, utilizado en estas obras que con el paso de los siglos ha tornado a color negro.

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La investigadora, especializada en el área de Patrimonio Cultural del departamento de Química Analítica, donde estudian el diagnóstico, rehabilitación y nuevos materiales, presentó su trabajo en 2022, bajo la dirección de Maite Maguregui, del grupo IBeA (Ikerkuntza eta Berrikuntza Analitikoa) de la universidad pública vasca. Su interés por la pintura, «un ámbito fascinante», le llevó a analizar el proceso de «deterioro y transformación de los pigmentos, que son transformaciones químicas», en estas pinturas situadas en Pompeya. Concretamente, «ver cómo se comporta el cinabrio ante determinadas condiciones ambientales», ya que en el parque arqueológico hay pinturas en algunas paredes de la Villa de los Misterios que se han conservado muy bien, y otras que se han degradado completamente, hasta tener una apariencia negra, como el caso de la exedra G de la Casa de Amorini Dorati».

Pérez tuvo que realizar la tesis a partir de los datos que se habían recabado con anterioridad en tres de las casas de Pompeya donde aún ser conservan pinturas –la Casa Marcus Lucretius, la Casa de Ariadna y la Casa de Amorini Dorati–, ya que la irrupción del Covid le impidió participar en ninguna campaña de recogida de muestras in situ.

Y pudo «analizar muestras de pintura mural y estudiar las diferentes vías de deterioro del mineral envejeciendo probetas de cinabrio», en los laboratorios del grupo IBeA, explican desde la UPV.

Dos partes

La investigación se dividió en dos partes. Una, centrada en la clasificación «exhaustiva de los materiales piroclásticos (procedentes del volcán) que destruyeron la ciudad, y la evaluación» del impacto que tuvo «su carga de haluros en el estado de conservación» de las pinturas. Y otra, centrada en conocer «la naturaleza mineral del cinabrio en Pompleya (por su ubicación también cerca de la bahía de Nápoles), estudiarlo in situ y en el laboratorio y comprender su transformación mediante envejecimientos acelerados», explican.

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La investigación explica cómo el impacto de esos elementos: los materiales emanados del volcán, las condiciones de enterramiento y la exposición atmosférica, tornó de rojo a negro el pigmento de esos murales. Pérez recibió la semana pasada el galardón que le otorgó el grupo especializado en química para la conservación del patrimonio cultural de la Real Sociedad Española de Química.

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