Marina San José | Actriz

«Soy feliz en el teatro, no pretendo llegar a Hollywood ni ganar el Oscar»

– ¿En qué líos se meten?

– Mi marido digamos que se ha cansado de mí, pero no sabe cómo decirme que quiere cortar y que nos separemos. Entonces decide meter a un amigo en casa, porque yo una vez le había comentado que en las parejas, cuando se mete otra persona en casa, se separan en muy poco tiempo. Así que decide hacerme creer que a su amigo se le ha muerto la madre y necesita pasar una temporada con nosotros. Es el principio de un lío curioso en el que los tres nos vamos a meter.

– ¿Esta es de esas obras en las que cuanto peor lo pasan los personajes con sus problemas más se divierte el público?

– Ya llevo unas cuantas de estas que dices. Y el público no se lo puede pasar mejor. Creo que la complicidad que se produce con este tipo de situaciones algo muy bonito. Lo cierto es que ese sufrimiento de los personajes nos encanta también a nosotros porque vemos a la gente disfrutar mucho.

– ¿Los tres personajes mienten mucho?

– Yo soy la que menos, jajaja. Y la más inocente hasta el final de la función porque me voy comiendo todas las bolas que me meten estos dos. Estoy muy preocupada porque se supone que se acaba de morir la madre del amigo de mi marido y quiero que esté bien en la casa, pero ellos lo llevan todo al límite.

– ¿Es una pareja de tres?

– Totalmente. Y con el público ya somos cuatro. Es una obra muy coral. Es una comedia de enredo. Todo está ambientado con momentos musicales para hacer los cambios entre escenas. Es una función muy dinámica.

– ¿Y su Sofía cómo lleva el lío?

– Lo lleva mal, pero yo diría que al final sale ganando porque, claro, viendo a estos dos cobardes que tengo a mi lado, que son unos insulsos de la vida, creo que después de todo salgo ganando con lo que ocurre.

– ¿Tenemos un poco de ración de guerra de sexos?

– No tanto como eso porque yo en realidad me paso buena parte de estas aventuras con los ojos tapados, sin saber lo que está ocurriendo ni lo que han tramado estos dos. Les voy siguiendo el rollo y ellos van haciendo conmigo lo que quieren. Hasta que se da la vuelta la tortilla, claro.

– Los personajes están al límite, pero ¿al límite de qué?

– Al límite de las emociones. Son tan fuertes, con la muerte por medio, que aunque sea una comedia tienes que estar preparada para tener las emociones a flor de piel todo el rato. Yo paso por casi todos los tipos de emociones, desde la tristeza más absoluta por la muerte de la madre del amigo, hasta de repente... ¡No puedo desvelarlo!

– ¿Cree que, como les ocurre a los personajes, nos complicamos mucho la vida?

– Sí. Por la cobardía. Por no decir las cosas, por la incomunicación. Sí, sí, estoy totalmente de acuerdo. En esta obra también es muy importante lo que los personajes no dicen. Nos complicamos la vida, nos pegamos cabezazos. Qué vamos a hacer.

– ¿El teatro en verano tiene algo diferente? ¿Público y actores están en mejor disposición?

– Afecta bastante. La gente está predispuesta de otra manera. Igual que en Navidades, que también es muy buena época porque los espectadores están muy predispuestos a pasarlo bien.

– Cuando empezaba como actriz me dijo que la primera vez que sonríe en escena se oyen comentarios entre el público. Y es que esa sonrisa es clavada a la de su madre, Ana Belén.

– Sigue ocurriendo, pero ya no lo noto tanto. Alguna vez cuando hay amigos viéndome me cuentan que escuchan comentarios en voz baja.

– Pues cada vez se parece más a su madre.

– Gracias, lo tomo como un piropo.

– Estudió canto además de interpretación. ¿La música es una asignatura pendiente?

– Me parece mucho más complicado y es algo que sigo haciendo, aunque no en público. Pero siempre me va acompañar la canción y la música. Y me ha ayudado mucho para el teatro, para colocar la voz y que se te oiga hasta en la última butaca de la última fila.

– ¿Sigue pensando que lo importante como actriz es seguir ahí?

– Lo sigo diciendo, virgencita que me quede como estoy. Las cosas las veo ahora de otra forma porque tengo otra edad, pero sigo queriendo hacer lo que me gusta. No tengo pretensiones de llegar a Hollywood, ni de ganar un Oscar. Soy feliz con esto, no necesito más.